Justin jugaba con una cosa bizcosa que se pegaba a las paredes.
—Justin siéntate tranquilo o vas a hacernos caer—dijo Mery trayendo una fuente.
—No—le sacó la lengua.
—Ya vas a ver, trae eso—intentaba quitarlo.
—No ¡mamá!—
Tanto lo jalaban que al final Justin lo soltó. Al soltarlo también Mery, por la fuerza terminó pegado en el techo.
—Ya está, ahora siéntate—
—¡Mala! ¡Mamá, Mery a lanzado mi juguete al techo!
—Kamíl miraba todo el berrinche y solo agradecía ser hijo único.
—Genaro atiende a tu hijo—dijo doña Celeste.
—A ver ¿dónde está?—
—Arriba—miraba al techo.
—Hijo ahí no llego ni con silla—
—Pero el muchacho es bastante alto. Súbete a una silla y sácalo—don Adrián miró a Kamíl.
Kamíl rápidamente subió a la silla y se estiró para sacarlo. Al sacarlo le entregó el juguete.
—Que se dice Justin—
—Gracias—
—Un placer—
Justin se sentó tranquilo y así terminaron de servir todo.
—Muy bien, hora de comer mi especialidad ¡pasta! Sirvance, sirvance—
—¡Amo la pasta!—dijo Justin como todo niño eufórico.
—Yo también, eso que no han probado la lazaña que prepara mmm delicoso—miraba a su papá con una gran sonrisa.
—Con eso enamoré a tu mamá—miró sonriendo a su esposa.
—Adrián—se avergonzó.
El papá de Bélida sabía ser muy meloso con su esposa.
Ya al terminar Genaro y Adrián lavaron los platos. Linda, Celeste y los demás sacaban la mesa al patio trasero para jugar.
—Kamíl ve a traer la limonada, por favor—
—Sí—
Se dirigió muy asustado a la cocina. Ahí estaban ellos acomodando los platos.
—Me mandaron por limonada—
—Está en la refrigeradora—dijo Adrián.
Lo abrió apenado. No quería hacer ningún movimiento vergonzoso.
—Desde cuando eres amigo de mi hija—
—¿he? Yo...desde inicio de año—
—Deben ser muy cercanos, por eso te invitó a un evento muy especial—dijo don Genaro.
—Lo miró serio—espero no tan cercanos—
—Fingió sonreir—no te asustes está bromeando ¿verdad?—
—Deben estár esperándote—
Sintiéndose intimidado salió inmediatamente. Pues la reacción del padre de Bélida se veía que no iba a ser coma la de su padre.
—Al fin—dijo doña Linda recibiendo la limonada.
—¡Yo quiero! ¡Yo quiero!—
—Justin, nadie te lo va a quitar—lo miró Mery.
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AMAR COMO LAS ESTACIONES
RomanceCuatro adolescentes, cuatro corazones y cuatro estaciones. Estaba sentado en el coche. El primer día de clases no fue tan emocionante, yo quería verla. Mi primo como siempre hacia amigos más rápido que yo. Ahí lo ven conversando con dos chicas, me...