CAPÍTULO LIV: LA CLAUSURA

35 2 0
                                    

Siendo las siete de la mañana ellos estaban en pleno sueño. Suena su alarma y no lo hacen caso. Sus padres tocan la puerta de sus cuartos.

Levantaron de mala gana. Miraron su reloj.

—¡Mierda, me hago tarde!—levantaron de un solo salto de su cama.

En la casa de Bélida.

—Bélida quédate quieta—desenredaba su cabello.

—Pero estoy comiendo—comía pasta.

—Come, come hija no quiero que te desmayes—le servía más.

Su papá era el que más la concentía en todo.

En la casa de Mery.

—¡Justin, por favor, trae el desayuno de tu hermana!—planchaba su cabello.

—Llegó a su recámara—toma hermanita—la miró sonriendo.

—No eres así. Dime, que favor quieres ahora—agarró su ensalada de frutas.

—Mery, no seas así—

—Yo rompí tu maniquí, perdón—salió corriendo.

Mery solo sonrió ante la inocencia de su hermano. Se podía volver a poner el brazo del maniquí.

En la casa de Kamíl.

—Le acomodaba la corbata—hijo, cuando has crecido tanto—

—Desde hace dos años atrás ¿Acasó cerraste los ojos mamá?—sonrió.

—Desde que tenías ocho—observó con melancolía a su hijo—hay que bajar a comer. Hoy tu papá preparó el desayuno—

En la casa de Patrick.

—El porte lo sacaste de mi, que elegante—sonreía viendo a su hijo llegar al comedor.

—Buenos días papá, ¿vas a poder asistir hoy?—

—Porsupuesto, a lo menos el último día debo estár presente. Perdón, por este último año estár tan ausente—fué a abrazarlo.

—No te preocupes papá. Ya estoy grande y comprendo tu trabajo. Estoy agradecido que núnca me dejaste de niño—sonrió.

Faltando quince minutos para las ocho llegan cada uno en su auto con sus padres.

—Baja Bélida con su papá—Volvemos a las diez cariño. Vas comprando cualquier cosa—le entregó dinero—te ves hermosa—la abrazó.

—Gracias por decirlo. Los espero, vengan temprano—lo abrazó.

—Baja Mery con su mamá—Ten un buen día cariño. Regresamos con tu papá a las diez—la abrazó.

—Bajó Justin—sé que eres nerviosa para salir al frente, toma—le entregó un frasco con slime.

—Se agachó para abrazarlo—gracias hermanito. Y sobre el maniquí, no te preocupes que no está roto—

Solo sonrió y regresó al auto.

—Kamíl baja con su mamá—te comportas bien. No por ser la clausura signfica que puedes hacer bromas—

—Mamá ya no tengo diez años—

—Sonrió—Vuelvo con tu papá a las diez—

Baja Patrick con su papá.

—Pásalo bonito hoy, vuelvo a las diez—le dio un abrazo.

—Te espero—

—Toma, para algo te ha de servir—le dio dinero.

AMAR COMO LAS ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora