CAPÍTULO XI: EL REENCUENTRO

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Pasando ya una semana, Mery ya estaba en camino. Bélida estaba ansiosa que llegue lo más rápido posible para que lo cuente todo.

—Mami, ya está todo listo ¿Verdad?—

—Sí cariño, no te pongas así—veía que mordía sus uñas.

—Es que... Es que después de dos años la voy a ver. Ya quiero verla mamá—

—Se paciente, un par de horas no es nada—la abrazó.

Ya siendo las cinco de la tarde, Bélida estaba mirando una película para distraerse. Mery llegó en un auto con su papá y su mamá. Tocaron el claxon.

Miró por la ventana y ahí estaba Mery abriendo la puerta del auto. Corrió hacia la puerta desesperada.

—¡Mamá es Mery! ¡Amigaaaa!—salió corriendo a abrazarla.

—¡Bélida!—dijo abriendo los brazos corriendo hacia ella.

Se emocionaron tanto que cayeron abrazadas de rodillas al césped. Sus cuerpos ya no podían mantenerse en pie.  Después de tanto tiempo, volvieron a sentir el cálido abrazo de la otra.

—Te prometí volver a encontrarnos, ya lo cumplí—dijo Mery mirándola.

—Promesa cumplida—agarró el meñique de Mery—hoy volvió a nacer con más fuerza nuestra amistad—sonreía muy feliz.

—En la escala de mis mejores días, ¡este es mi mejor día!—sonrió.

Se limpiaron las lágrimas, sus papás se saludaron y después pasaron a la casa de Bélida.

—Los hemos preparado un pastel de bienvenida—les guiaba a la sala.

—No debieron molestarse—dijo Doña Celeste.

—¿Por qué no? Somos familia de otra sangre—Dijo Linda.

—Esperen, ahorita lo traemos—

Se dirigieron a la cocina. Trajeron el pastel.

—Está hermoso—miraba cada detalle del pastel.

—Ya quiero probarlo, tengo hambre—dijo Justin.

—Para eso lo hicimos Justin ¡A partir el pastel!—dijo Linda.

—Esperen, ahorita saco mi cámara—dijo Don Genaro.

Tomó unas cuantas fotos, comieron el pastel y los papás se pusieron a conversar. Así que, la llevó a su cuarto para que se pusieran a conversar, con más privacidad.

—Que bonito cuarto, muy tú la verdad. Libros, cuadernos, calendario al frente, lista de cosas que hacer, cama sin arreglar, pósters de películas y series, un parlante para tu música—abrió la puerta del baño—lo que no podría faltar, un millón de productos para tu cabello—dijo Mery sonriendo.

—Creo que no cambié en nada. Siempre serás la que tenga más bonito su cuarto—se sentó en su cama—verdad ¿Qué pasó con tu novio?—

—Se rió—no pasamos ni un mes de relación. Se podría saber porque tú no tienes uno, me parece muy sospechoso—

—Eso está por cambiar, creo—sonriendo—quería contarte sobre Patrick. Yo creo que él es mi chico ideal, aparte de caballeroso, es guapo—idealizaba demasiado a Patrick.

—No puedes conocer bien a una persona con tan solo cruzar unas cuantas palabras y miradas—dijo Mery tratándola de hacer aterrizar.

—Tienes razón, espero conocerlo más, pero es bien lindo—se hechó en su cama— tienes algo más que contarme—quería chisme del pueblo.

AMAR COMO LAS ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora