CAPÍTULO VII: CUMPLEAÑOS DE BÉLIDA

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El veinte de Junio es un día muy especial para la familia Fiyerdom y también para Mery. Era las seis de la mañana cuando Don Adrián encendió su parlante a todo volumen la canción "las mañanitas".

—Abrió la puerta del cuarto de Bélida—estas son las mañanitas que cantaba el rey David. A las muchachas bonitas se las cantamos, así. Despierta, Bélida despierta, mira qué ya amaneció...

Miró a su papá trayéndole un ramo de Orquídeas. A su mamá trayendo el pastel. A su hermano trayendo el regalo y a Mery con su regalo.

Estaba acostumbrada a sus detalles, pero es que era imposible no emocionarse. Las dulces sonrisas de cada uno te abrazaba el alma.

—Tapó su boca con sus manos—que lindo, siempre se lucen con sus detalles—dijo abrazando a su papá mientras sollozaba.

—Feliz cumpleaños princesa y que cumplas muchos más, mi vida—le entregó el ramo de orquídeas y le besó la frente.

La miraba con tal dulzura. Era la copia de su madre y la amaba demasiado.

—Ay mi canelita, ya estás grande cariño.  Te preparé tu torta de tres leches que tanto te gusta—doña Linda abrazó a su pequeña.

—Feliz cumpleaños pelona, que cumplas muchos años más hermanita—dijo abrazándole—pero no tengas novio—bromeó.

Todos sonrieron.

—Feliz cumpleaños mi cerebrito —dijo apapachándola—hoy lo vamos a pasar increíble. Toma, abre primero mi regalo.

—Gracias ojitos—lo recibió y emocionada lo abrió—wow, son pulseras hechas por ti...¡nena están hermosas!—la abrazó nuevamente.

—Hay que compartirlas, yo la B y tú la M—la miró sonriendo

—Me parece perfecto—agarró la mano de Mery y lo puso.

Mery hizo lo mismo.

—Princesa, quiero que veas el regalo de nuestra parte—su papá puso el regalo encima de su cama.

—Jaló el regalo a su lado—Dios mío, sí que pesa ¿qué me han regalado? acaso son pesas para hacer ejercicios—bromeó mientras abría el regalo.

—Es esa cosa con la que nos tenías hartos de tanto mencionarlo—dijo Heder bromeando.

—No creo que los boletos de un viaje familiar a Disneylandia pese tanto—abrió más rápido su regalo—No puede ser ¡es un saxofón! Siempre quise aprender a ejecutarlo—saltó en su cama de emoción

—¡Wow, es lo que tanto querías!—Mery compartió su emoción.

—Los amo, mucho, mucho, mucho. Con todo mi ser—dijo Bélida emocionada abrazándolos de nuevo.

—Hija, debes ya soplar tu vela y pedir un deseo—su mamá llevó el pastel a su delante.

—Okey—miró a todos alrededor y sopló la vela.

Su deseo era ser tan feliz por el resto de su vida con las personas que más ama. Y también dinero para poder recompensarlos.

Todos aplaudieron y sonrieron. Bajaron a comer. Después Mery con Bélida subieron al cuarto para que se alisten para irse a la escuela. Mery ya había venido preparada.

Mientras tanto por otra parte Kamíl estaba llegando a la escuela cuando escucha que sus compañeros están en grupitos conversando sobre algo interesante.

—Oye, ¿qué trajiste tú esta vez?—preguntó Fredy.

—Pues, le traje un conjunto de carmines ¿y tú?—dijo Mario.

AMAR COMO LAS ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora