CAPÍTULO VIII: LA CENA DE NAVIDAD

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Llegó navidad y en navidad los padres de Bélida siempre acostumbraban a festejarlo con la gente de escasos recursos. Todos se reunían desde temprano para hacer los preparativos y los que querían ayudar también podían venir.

—Buenos días doña Cielito, pasen, pasen—dijo Bélida abriendo la puerta del restaurante.

—Buenos días Béli, venimos a ayudar con los preparativos—doña Cielo era la capitana de todas las comadres.

—Mi mamá se encuentra en la cocina. Síganme, yo las dirijo—estaba emocionada, porque le fascinaba la navidad.

Llegaron hasta la cocina.

—Hola Linda, venimos listas y preparadas para empezar a trabajar—dijo doña Juanita.

—Qué bueno que están aquí. Hay que repartirnos de una vez las tareas para terminar a tiempo—estaba ocupadísima desde temprano.

Así cada una se repartió su trabajo.

Ya siendo las diez de la mañana. Mery llega con un montón de compañeros de secundaria y entre ellos estaba Kamíl.

—Amiga, llegué con más trabajadores—dijo Mery sonriendo mientras miraba a los demás.

—Hola Bélida—todos a la vez.

—Hola chicos, pasen para la cocina. Nosotros amasaremos para las galletas—

Ya estando en la cocina. Don Adrián manda a todos que se laven muy bien las manos, para después darles harina y el resto de los ingredientes. Cada uno estaba en su grupito y Kamíl estaba solo porque sus amigos del colegio habían viajado o simplemente no les apeteció ir. Mery lo llama para que venga a su grupo. Cabe decir que ya le estaba cayendo mejor.

—Hey Kamíl, ven aquí—movió su mano.

—Se acercó avergonzado—Hola, en que las puedo servir—

—Haz lo que estamos haciendo. Agarra los ingredientes y sigue mis pasos—lo miró.

—Está bien—agarró sus materiales e ingredientes.

Bélida se pone a explicarlo mientras Kamíl presta atención, pero por veces se lo desviaba de reojo mirar el rostro de ella. Mery se estaba dando cuenta de todo lo que estaba pasando.

Ya cuando terminaron de amasar se pusieron a hacer figuritas para las galletas. Don Adrián y Heder se encargaban de hornear. La primera horneada de la galletas de Kamíl era de arbolitos. La segunda era de angelitos e hizo una en especial.

La mayoría estaban degustando sus galletas. Bélida se quedaba mirando de ganas porque de ella eran las galletas de jengibre y eso se horneaba al último. Las galletas de Mery todavía estaban horneándose. Kamíl se acerca a Bélida.

—¿Quieres una galleta?—dijo mostrándole una galleta en forma de corazón.

—Miró la galleta—No la vas a querer tú—ni le dió importancia a la forma.

—Descuida, tengo más—dijo sonriendo nervioso.

—Agarró la galleta sin pensarlo más—Gracias Kamíl—Lo partió en dos.

Kamíl se quedó mirando cómo partía la galleta y también su corazón.

—¿Y para mí no tienes?—dijo Mery acercándose a ellos.

—Toma—Bélida le dió la mitad.

—Gracias...wow, está delicioso—No paraba de comer.

—Es cierto Kamíl, te quedó exquisito. Creo que le pusiste más ingredientes de lo que te indiqué—saboreaba cada pedacito.

AMAR COMO LAS ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora