Capítulo 30

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Emily se despertó demasiado pronto  sabía que necesitaba todo el tiempo necesario para  hacer todo lo que se requería para la llegada de su hermana entre esas cosas era recoger el cuarto de su hermana aspiraba que se sintiera lo más cómoda posible porque estaría unos días en cama así que  se  dirigió a la recamara de Daniela, la puerta de madera soltó un pequeño crujido y al entrar vio que realmente no habia mucho que hacer, los poster pegados en la pared haciendo referencia al ballet le ponían un poco de carácter dulce a la recamara además de que estaba pintada de un tono  rosa pastel y los bordes blancos, Emily  quito la sabana y colcha de la cama y la llevo a lavadora, esperaba que a su hermana le gustara, saco de una nueva colcha y la coloco, hacer cosas por su pequeña hermana le agradaba.

Cuando le pareció que el tema de la limpieza estaba perfecto salió a la calle pretendía realizar unas compras para las casa, termino cansando y regresando con solo la mitad de lo que tenía en la lista pero estaba preocupada de que llegaran y que no la encontraran en casa.

Emily recorría el pasillo del corredor de un lado a otro haciendo que se escucharan sus pasos por toda la casa, se asomó por la ventana y solo vio la calle vacía, y las ramas de los arboles moviéndose de un lugar a otro haciendo que se formaran una sombras bailarinas sobre las banquetas, parecía que bailaban contentas.

Pero el reloj ya marcaba las cinco de la tarde y aun no llegaban del hospital no fue hasta pasando treinta minutos, tiempo que le pareció una eternidad Emily que se escuchó el ruido de un coche corrió hasta la puerta y abrió, ahí se encontraba su papá ayudando a salir del coche a su hermana y su madre se encontraba cargando sus cosas.

-       Hermanita

Dijo alegremente Valentina y procedieron a darse un abrazo aunque delicado porque Emily no quería lastimarla.

-       Por fin te recuperaras en casa – dijo la señora Gabriela

Pero Valentina no respondió solo di una leve aprobación con la cabeza, esa noche se sintió un aire de rareza  en la casa  Valentina no hablaba mucho algo que Emily no le gusto quería ver de nuevo a su hermanita alegre y divertida, esa que lanzaba bromas y platicaba hasta por los codos y de cualquier tema, trato de convencerse a sí misma que solo era cuestión de tiempo para que las cosas siguiera más su normalidad entendía que Valentina estuviera asustada pero ella estaría ahí para ella, Emily se hizo la promesa de que estaría muy pendiente de la seguridad de su hermana y que nada le pasaría porque ella la cuidaría.

Valentina se cansó rápido igual que la señora Gabriela y era indiscutible que después de pasar algunos días en el hospital  quisieran  descansar en una cama cómoda así que se dirigieron a sus recamaras.

Dejando solos a Emily y a su padre  de repente la habitación parecía ser demasiado grande y Emily presentía que si hablaba se escucharía su voz apenas como un susurro pero comprobó que no tenía razón cuando escucho la voz de su padre y luego vio que sus labios se movían.

-       Quisiera que te enteraras antes que tu hermana – su voz sonó misteriosa y preocupada

-       ¿De qué hablas?

-       Creo que ahora serán las dos las que se irán al extranjero, tendrás que cuidar de tu hermana mientras tu madre y yo arreglamos todo lo necesario para irnos a Londres

-       Vivir todos en Londres

Aunque no sabían quién habia atacado a su hermana aquella noche era imprescindible cuidarla y brindarle toda la seguridad necesaria y entendía a su padre en quererlas proteger en un país más seguro pero ella no tenía miedo, ella aunque les pareciera insólito no tenía miedo.

Sin zümósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora