Papá luchon / Mob psycho 100 /

El no tiene la culpa.

Los brazos de Arataka se levantaron con la almohada y quería asfixiar a ese niño y simplemente hacerlo pasar por un accidente normal.
¿Que era normal?
No lo sé, no lo sabe ¿El odio es normal? Ojalá lo fuera o quizás no porque daña el riñón o acaso ¿Eran los pulmones? Mente tras mente, idea tras idea.
Frases sin sentido con preguntas sin sentido emergen del pequeño y brusco cerebro de Arataka quién solo siente odio pero a la vez no quiere hacer eso.
¿He? ¿No lo quiere hacer? ¿Entonces porque está ahí? Posiblemente solo está jugando a tomar venganza de algo que quizás no estaba en manos de nadie. ¿Era culpa de Sho? No... Bueno nada lo era... ¿Era culpa de Toichiro? Pues la verdad era una difícil decisión pues el no conocía su verdad. ¿Era culpa de los Kageyama? He...
...
Si
...
Si en parte.
No, pero si. Ellos se suicidaron. Ellos abandonaron una vida por unas respuestas que no les serviría en nada ya que ahora estaban lejos.
Muertos... Quizás... Cómo la fuerza de Arataka. Estaba ahí pero era nula.
Los brazos bajaron con la almohada y el cayó en rodillas mirando a Sho.
Es un niño no tiene la culpa de lo que su padre causo o en parte causo. La verdad es que mientras Arataka miraba a Sho en su mente todavía veía una esperanza de que los Kageyama regresarían de esa misión.

- ¿Qué estás haciendo aquí Arataka?

Arataka volteo a la puerta donde estaba Ekubo.

- Quería matarlo pero no soy capaz...

Ekubo parecía enojado y cualquiera podría decir que estaba apunto de matar a Arataka pero se relajo al ver los ojos de Arataka muertos por dentro. Sin chispa con lágrimas saliendo.

- Creo que ahora solo ocupas amor.

Ekubo se sentó al lado de Arataka y lo recostó en su hombro.

- Leímos la carta de los Kageyama. No es culpa de Toichiro y mucho menos de Sho. Tienes que calmarte. Los Kageyama quizás fueron a una misión de la que no van a regresar por alguna mala decisión pero eso fue de ellos y no es culpa ni tuya, ni de Sho.

Arataka lloró mientras recostaba su cuerpo en el de Ekubo. Este lo rodeo con sus brazos y se mantuvieron así por un rato hasta que Arataka quedó profundamente dormido y Ekubo aún que se quejo un poco lo llevo cargando a su cuarto.