Papá luchon / Mob psycho 100 /

Un nuevo trabajo

Era día de clases después de un cuarto depresivo la verdad es que Arataka se sentía con ganas de estudiar y así fue.

- Chicos su maestro de Química no podrá venir porque está enfermo pero ya todos tienen trabajo así que los dejo solos.

Todos estaban haciendo el trabajo que se iba hacer ese día. Arataka estaba centrado pero su atención se vio arruinada por los quejidos de su compañera de afrente.

- Oye...

- ¿Que pasa Reigen?

- ¿Puedes no estar haciendo esos quejidos?

- Lo siento... Es que no dormí bien y me torcí el cuello.

- A ver déjame ver

Arataka se levantó y se puso de tras de su compañera y empezó a masajear el cuello y hombros de la compañera. La chica sintió el cielo venir a ella y no podía para de hacer esos sonidos de relajación.
Al final Arataka termino limpiamente con su masaje y todo dolor que la chica tenía se fue.

- Oye Reigen-san. ¿Puedes hacerme un masaje a mi?

- ¿Ha?

- Te pagaré.

- Okay.

°

°

La hora de la salida había llegado. Katsuya y Ekubo esperaban a Arataka.

- Wawa no vas a creer lo que pasó.

- ¿Qué pasó?

- Me ofrecieron droga en los baños.

- ¿Qué? Pero las drogas son malas ¿Las aceptaste?

- Wow que aguafiestas. Obviamente las acepté.

- Voy a decirle a Arataka. No puedes consumir drogas. Es peligroso.

- ¿Quién dijo que las voy a consumir, las voy a vender.

- Peor aún.

- Oigan.

Arataka por fin salió y saludo a Ekubo y Katsuya con su mano.

- No me lo van a creer.

- ¿Que?

Arataka mostró el dinero que hizo por hacer masajes a sus compañeros.

- Wow! Sin duda eres un señor de negocios Ara-chan.

- ¿Verdad? Creo que si sigo así pronto podremos mudarnos.

- Si y yo ya no tendré que vender drogas.

- ¿Qué?

- Nada.

Ekubo tiro la droga que le habían dado a un bote de basura cercano.

- ¿Por qué tenías drogas?

- ¡Qué te importa!

Los chicos se fueron a su casa y estaban comiendo cuando derrepnte tocaron a la puerta.

- ¿Esperamos a alguien?

- Según yo no, abuela.

Ekubo se levantó y abrió la puerta. Era un chico de su edad.

- Hola... Soy un compañero de Reigen-san ¿El vive aquí?

- Si. ¿Para que lo necesitas?

- Es que sus masajes son muy buenos y mi mamá se encuentra mal de la espalda. ¿Crees que pueda venir a mi casa? Le pagaremos bien.

- Por supuesto, solo deja que acabe de comer.