𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓽𝓻𝓮𝓼

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Nacimiento.

Narra Percy.

Me encontraba despierto, eran las 3 de la mañana y acababa de tener una pesadilla, algunas veces pasaba y tenía la costumbre de despertar a Dafne y ella hablaba conmigo, me hacía cariños y cosas así, pero esta vez no lo pude hacer.
Mi esposa estaba a una semana de cumplir los 9 meses, y quedaba muy cansada así que era bueno que se quedara recostada y durmiera, también nuestros padres nos habían dicho que disfrutáramos de los últimos días de sueño.
Bese la cabeza de mi esposa y me apegue a ella, mi mano fue a parar debajo de su pijama justamente en su vientre, me sorprendí con que estaba duro, no razonablemente blando como lo encuentro muchas veces. No le di importancia a eso por mucho rato, creo que pasaron dos horas cuando Dafne comenzó a quejarse y agitarse en la cama, así que decidí despertarla.

—Daf...amor.—comencé a moverla y ella comenzó a despertarse, cuando abrió los ojos puso una cara de dolor.—¿Estás bien.

Ella se sentó en la cama y yo le ayude.

—No...No lo se.—se toco el vientre.—Me duele mucho...esto no es normal.—dijo viéndome.

Yo sujete su mano.

—¿Quieres ir al hospital?

—Creo que es lo mejor...no me gustaría que pasara algo.

—Muy bien, deja me cambio rápido y te ayudo a ti.

Me coloqué ropa deportiva rápidamente y se la puse a mi esposa lo más rápido que pude, con dificultad la ayude a llegara al auto y comencé a manejar.

—¿Crees que vaya a nacer?—Le pregunté, mientras veía un momento atrás que la maleta si se encontrarla ahí.

—Aún...no cumplo los 9 meses, ¿si le pasa algo?—Me pregunto asustada.

Yo tome su mano y le di un apretón.

—Todo estará bien, ella estará bien. —le asegure.

Llegue al hospital hasta urgencias, donde entramos y vimos muchas personas, pero al parecer las embarazadas tienen preferencia, ya que sentaron a Dafne en una silla de ruedas y se la llevaron conmigo detrás. Revisaron a Dafne en una ecografía, mientras nos hacían preguntas, sobre el tiempo, como nos habían dicho que sería el parto.

—Señores Jackson, les puedo decir que su hija llegará antes, señora Jackson usted se encuentra dilatando.

Yo abrí la boca, unas horas antes tenía una semana antes de ser padre, ahora tengo horas.

—Pero...doctor aún no cumplo los 9 meses, ¿mi hija estará bien?—Pregunto Dafne.

—Si señora, a veces pasa que los bebés se adelantan, no se preocupe usted se encontrará bien al igual que su hija. Ustedes se quedarán unas buenas horas aquí, así que disfruten.

Llame a nuestras familias y amigos, en plena madrugada explicándole que el parto sería en unas horas y que estábamos en urgencia.
Las contracciones empeoraban Dafne sudaba y estaba roja.

—¿Hay más hielo?—Preguntó mientras se sujetaba de una baranda que había para que caminara.

—Ya lo traigo.

Fui a donde había una caneca con hielo, me acerqué a ella y le coloqué dos en la boca que comenzó a masticar, su frente sudores a se apoyó en mi pecho, mientras sus manos iban a su cadera.

—Otra...contracción.—dijo

—Cada vez son más seguidas.

—Y dolorosas.

La ayude a recostarse en la cama con las piernas abiertas, a los minutos llegó el doctor que revisó a mi esposa.

—Señora Jackson después de 8 horas y media, su hija nacerá. —Se levantó de la silla y se quitó los guantes un momento.— Señora Jackson las enfermeras ya vendrán a prepararla, señor venga conmigo le pasaré un traje adecuado para que entre al parto.

Me acerqué a mi esposa y bese su sudorosa cabeza y luego sus labios.

—No tardo

—Hazlo....rápido AGG.—Dijo gritando.

Seguí al doctor donde me coloque un traje quirúrgico completamente azul, eso me gustó. Entre a la sala de partos donde estaba mi esposa en una camilla con las piernas abiertas, el doctor en el medio y muchas enfermeras, fui a su lado y tomé su mano.

—Tú puedes pequeña.

Todo pasó muy rápido, gritos, llantos, olores demasiado fuertes era lo que escuchaba y veía, lo que me devolvió a la vida fue cuando escuché un llanto fuerte y claro seguido del suspiro de mi esposa.
El doctor me llamo así que me acerqué, el sus manos tenía el biótico más adorable del mundo, podría estar cubierta de sangre y de placenta, no importaba era mi hija, mi hija con Dafne y era Perfecta para mi. El doctor cortó el cordón y me la entrego era tan diminuta en mis brazos y tan hermosa, sus pequeños bracitos sin fuerza se agitaban por a verla separado.

—Eres lo más hermoso del mundo.—Le dije.

—Percy.—Dijo Dafne en una jadeó.—Mi hija, quiero verla.

Me acerqué con la pequeña a donde Dafne, la coloque con cuidado en sus brazos y Nerea dejó de llorar, Dafne la beso sin importar nada, teníamos a nuestra hija y nos teníamos a nosotros no queríamos nada más.

—Bienvenida Nerea Jackson Wright.—Dijo ella para recostarse en mi pecho y sin querer caer dormida, pero sin soltar a nuestra hija.

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