PREFACIO

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​​​«Su error fue creer que yo también era una de sus ovejas»

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«Su error fue creer que yo también era una de sus ovejas»

Dicen que la mayor virtud de un enemigo también puede convertirse en su debilidad, una frase que me he repetido en innumerables ocasiones. No pretendo ser una persona inocente; Sé que tengo una serie de defectos que me alejan de la categoría de los virtuosos. Sin embargo, lo que más me satisface es el empeño que pongo en mi trabajo, sobre todo si este me genera excelente remuneracion.

Puede sonar un tanto frívolo y desprovisto de la humanidad, pero el hecho de ser la mejor en lo que hago tiene una relevancia incuestionable. No me considero una persona amable, no me inquieta ser percibida como una mujer fría, calculadora y, en ocasiones, cruel. De hecho, sería una auténtica hipócrita si negara mi propia naturaleza y abandonara mis convicciones. Así como un lobo no discrimina durante la caceria, tampoco puedo hacerlo.

Aunque existen ciertas excepciones como es el caso de Faker. Un sujeto de baja calaña al que me han ordenado eliminar. ¡Ja! Su error fue creer que yo también era una de sus ovejas.

Este individuo es otro claro ejemplo de alguien con un ego desmesurado y falta de criterio. Es decir, un completo idiota con más dinero del que puede manejar. Una simple criatura que solo se deja llevar por sus instintos más básicos. Es como un cordero tonto que aspira a ser un astuto depredador y, que además, intenta ganar la carrera por la supremacía vendiéndose al mejor postor como si fuera una prostituta.

¡Qué imbécil!

Por lo general, es el lobo quien se come a la oveja y no al revés. Es el orden natural de las cosas.

A lo largo de mi vida, he presenciado la decadencia del alma humana. He sido testigo de lo que las personas son capaces de hacer por un poco de dinero. Sin embargo, mis presas nunca vieron el cuchillo o la bala que utilicé cuando las eliminé.

Para ser honesta, me gusta concederles ciertas ventajas a mis víctimas, darles una vaga esperanza de que podrían escapar de su fatídico destino. No obstante, el resultado siempre es desalentador. Al menos para ellos.
Supongo que no podría ser de otra manera.

¿Demasiada autoconfianza? Tal vez.

Aunque yo lo llamaría falta de instinto o quizás algo tan básico como la autoconservación.

Vivimos en un mundo cruel donde el engaño, la codicia y la traición imperan. Por ello es crucial mantenerse alerta, que no te tomen con la guardia baja. Eso es lo que marca la diferencia entre vivir o morir y, por supuesto, en esta vida, prefiero ser el cazador y no la presa.

—¿Quieres saber un secreto? —dije, humedeciendo mis labios con la burbujeante bebida que nos acompañaba esta noche.

—¿Un secreto? —preguntó, mi singular anfitrión y sonreí al ver su extrañeza.

YASHCHIKAYA PANDORY© [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora