Marcada por su pasado y conocida como una Boyevik implacable, Irina ha aprendido a luchar entre las sombras, eliminando sin piedad a aquellos que osan cruzarse en su camino de venganza. Su nombre susurra peligro, pero también una promesa de justicia...
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«Un verdadero lobo no necesita piel de cordero, ni identidades falsas para engañar. Eso solo lo hacen los perros. Un verdadero lobo se basta de su astucia...»
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Sentado detrás del elegante escritorio, ocupó el sillón que alguna vez fue de mi padre mientras contemplo pensativo, al audaz hombre que se halla frente a mí. Se trataba de Nikolai Bogdánov, uno de mis socios mas aguerridos y quien al parecer traía algunas noticias sobre nuestro ingenioso plan.
Una jugada perfecta que habíamos ideado juntos, todo con el fin de acabar con nuestros rivales y hacernos con el control de la Hermandad. No obstante, el hombre me miraba con cierta expectación, esperando quizás, alguna reacción de mi parte. Pero sentía el peso de la desconfianza cernir sus garras, como un malévolo cuervo, sobre mi mente.
¿Qué haría Fyodor de estar en mi lugar?
Ah, mi querido hermano, ¿Lo escucharía con atención, mientras evaluaba sus palabras?
¿Qué haría yo?
Había transcurrido un tiempo, un año para ser exactos, desde que Nikolai había venido a mi hogar y solicitó reunirnos en esta misma habitación. Al principio creí que quería proponerme algún negocio relacionado con el contrabando de armas o nuevas rutas para el comercio de drogas, pero me equivoqué. Lo que él quería, era formar una alianza para así poder acabar con el nuevo Inquisidor.
Al parecer, no era el único en clara oposición al Sovet, puesto que también compartía aversión por Kozlov. Ambos estuvimos de acuerdo en que la Hermandad se había apresurado, entregarle el poder a esa clase de Pakhan, era una verdadera afrenta a nuestra historia dentro de la organización. Para nadie era un secreto, el chico carecía de carácter y sobre todo experiencia para mantener a flote la organización.
Todos lo admiran a él, a Kozlov, el héroe que escapó del infierno, el que sobrevivió al gulag. Pero yo sé la verdad. Sé que es un traidor, un asesino, un perro faldero de Kolima. Sé que me robó lo que era mío por derecho. Yo era el elegido para liderar la Yashchikaya, para llevar a la Hermandad a la cima del mundo, para dominar los mercados y expandir nuestro poder. Yo era el que tenía la visión, el coraje, la inteligencia.