«El pincel es tan bueno como la mano que lo empuña, así que no confíes en lo que ves»
BORISEl atardecer en este lugar tenía la particularidad de ser un poco nostálgico aunque me generaba cierta tranquilidad. Recuerdo que cuando éramos niños mi padre solía traernos a pescar ómul en las claras aguas del Baikal. Incluso en invierno nos hacía perforar el hielo para conseguir algunos y si teníamos suerte, atrapar un esturión. Ahora esta propiedad solo le pertenece a Fyodor. Le había cedido mi parte como compensación por lo sucedido con Ivan, aunque eso no reparaba el daño que ese desgraciado le causó al dejarlo paralizado de sus piernas, pero al menos podría visitarlo de vez en cuando. Me gustaba escucharlo hablar, sus palabras tenían el don de aclarar mis ideas a pesar de censurar algunas de mis acciones. Fyodor es el del tipo filántropo, no le gusta la violencia bajo ningún concepto, por lo que siempre trata de ayudar a todos con sus investigaciones científicas. Eso por supuesto, me hace sentir orgulloso.
¿Y cómo no estar feliz por los logros de mi propio hermano?
Lamentaré todos los días de mi existencia, verle en esa silla. Todo por una maldita bala que debió ser para mí. Sin embargo, él decidió interponerse sin medir las consecuencias de su heroico acto. Para Fyodor no es un secreto que el apellido Zaitzev es uno de los pilares de la Organización, pero desde que perdió la movilidad decidió abandonar el negocio. Desde entonces comenzó a trabajar de manera limpia para darle un mejor futuro a Bishop. Solo que el chico eligió su propio camino y entró al negocio; así que mi querido hermano, no tuvo más opción que aceptar colocando al infeliz bajo mi mando. Algo que no me agradó del todo, pero respetaba sus decisiones; aunque no podía decir lo mismo cuando se trataba del ajedrez.
En este campo ambos éramos implacables.
—Si continúas así, tu rey estará en peligro, Borya —señaló Fyodor, tomando una pieza del tablero—. Presta atención.
—Uhm... ¿Cómo es que no vi venir ese maldito caballo? —comenté al ver cómo se llevaba mi alfil. Enseguida moví un peón.
—Al parecer estás un poco distraído. No sólo debes prestar atención al tablero, sino a tu oponente —dijo, mientras tomaba otra de mis piezas.
—Es lo que hago pero eres demasiado astuto, hermano.
—Si solo tratas de vencer no tiene ningún sentido que tus piezas continúen en juego —Sonrió sin apartar la vista del tablero. Era algo tonto, pero admiraba su exquisita forma de jugar.
—Sabes que nunca he sido tan bueno como tú —confesé de mala gana y moví el caballo a la derecha.
—Mi querido Borya, en realidad nadie nace siendo bueno o malo —dijo con una sonrisa—. Solo es cuestión de observar, anticiparse a cada movimiento del adversario —dijo, llevándose otra de mis piezas.
—Fyodor, como mi hermano mayor, sabes que te respeto con todo mi corazón pero no soy quién debe prestar atención —Moví la torre con intenciones de poner en jaque a su rey.
—¿Estás seguro? —Sonrió, haciendo un certero movimiento y se llevó a mi rey—. ¡Jaque mate, Borya!
—Pero... ¿Cómo es qué...? ¡Se supone que el juego era mío!
—O eso te hice pensar —recalcó con tranquilidad.
Me sentí algo molesto, no me gustaba perder cuando sabía que tenía el juego ganado.
—No es justo.
—En este mundo raras cosas lo son, Borya —comentó con una sonrisa que no le cabía en el rostro—. Debes entender, que en el ajedrez, así como en la vida misma, no siempre gana aquel que tiene todas las piezas a su favor. Gana quién mueve de manera astuta las que le quedan —añadió y luego volvió a sonreír.
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YASHCHIKAYA PANDORY© [+18]
RomantizmMarcada por su pasado y conocida como una Boyevik implacable, Irina ha aprendido a luchar entre las sombras, eliminando sin piedad a aquellos que osan cruzarse en su camino de venganza. Su nombre susurra peligro, pero también una promesa de justicia...