Capítulo 29

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Lo suyo era una auténtica pelea callejera, solo que no estaban en la calle. Pero los pasillos de la escuela estaban tan desiertos que bien podría tratarse de una.

Los dos lanzaban puñetazos con la intención de golpear la cara del otro, sus miradas llenas de odio y furia. Se movían como bestias salvajes, esquivando los golpes con los brazos y piernas.

El salvajismo en ambos era incomprensible. 

Heeseung era delgado, tan delgado que cualquiera pensaría que no podría sacar fuerza de ningún lado para dar un buen puñetazo. Pero sorprendentemente, no la necesitaba. Sus movimientos eran rápidos y precisos, su agilidad lo hacía parecer más una sombra que un ser humano.

Jungwon tampoco era muy musculoso, pero tenía una fuerza innegable en cada uno de sus golpes. Sabía muy bien cómo ejecutar sus artes marciales, o eso creía...

Heeseung se desplazaba rápidamente hacia atrás cada vez que Jungwon se acercaba con la intención de golpearlo y mantenía una postura estable.

Esa vez fue Heeseung el que se acercó a Jungwon, su mirada llena de odio y desprecio. Pero Jungwon no lo odiaba, tendría que importarle su existencia primero como para odiarlo; simplemente despreciaba el hecho de que haya querido atacarlo por la espalda como un cobarde para advertirle que no se acercara a... ¿“su chica”? Definitivamente no, no iba a usar sus palabras. 

Lamentablemente, en un giro inesperado de sus pies y queriendo escapar de una patada que intentó desestabilizarlo, Jungwon quedó atrapado contra una pared sin escapatoria.

No tenía a dónde correr, y tampoco tenía fuerza para defenderse después de recibir varios golpes en los brazos. Aunque habían sido intentos de golpearlo, lo habían dejado lo suficientemente adolorido.

—Mierda —murmuró Jungwon luego de recibir el primer y más doloroso puñetazo en la mejilla. Su rostro siguió el movimiento de la mano de Heeseung, trastabillando sobre sus pies y casi cayendo al suelo por la intensidad del golpe. 

Antes de que pudiera enderezarse para alejarse, Heeseung le proporcionó un rodillazo en el abdomen que le dejó sin aire en los pulmones. Jungwon se desplomó al suelo, jadeando y luchando por respirar.

—No... —alcanzó a pronunciar desde el suelo, arrodillado. Su mirada buscaba desesperadamente algo cercano con qué defenderse.

—¿Qué pasa? No eres tan rudo ahora, ¿o sí? —se burló Heeseung de pie junto a él, con una sonrisa sádica en su rostro.

—Púdrete —respondió Jungwon con un hilo de voz. Sus manos se extendieron con la intención de golpear aunque sea una de sus rodillas, pero sus movimientos eran torpes y débiles, utopías dentro de su mente en las que él ganaba la pelea de forma heroica. Pero no había manera de que, con la poca fuerza que sus manos tenían en ese momento, lograra siquiera hacerle sentir algo de dolor a Heeseung.

Él, en cambio, se sentía completamente satisfecho de verlo en el suelo, luchando por llenar sus pulmones con aire y apaciguar el dolor en su abdomen. Pero eso no era suficiente. Quería dejarle claro quién mandaba y quién obedecía. 

Su pie se impulsó con fuerza y aterrizó sobre el ojo de Jungwon, provocándole un dolor punzante y adormecedor que se extendió desde su ojo hasta la punta de sus pies.

Jungwon, extendido en el suelo, solo podía sentir dolor en ese momento. Y lo que lo hacía mucho peor, ya no podía abrir uno de sus ojos para al menos ver la expresión que usó Heeseung para seguir burlándose de él durante los siguientes tres minutos, que le resultaron eternos.

𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐒𝐀𝐕𝐀𝐆𝐄 ✦ 𝐘𝐀𝐍𝐆 𝐉𝐔𝐍𝐆𝐖𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora