Lamento tardarme tanto, no han sido meses fáciles en mi vida.
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No había sido tan difícil, de hecho, ella misma habría podido seguir ese teléfono sin ayuda de nadie, pero el conocimiento era poder y tenerlo era lo que costaba, le dio un fajo enorme de billetes al ingeniero de sistemas, la verdad no le importaba pagar, el dinero era lo de menos, lo que si le molestaba era compartir sus secretos, que más gente supiera que había problemas en su pequeño paraíso, entonces también pagó el precio de la discreción.
Suspiró intentando tener la cabeza fría, aunque la tenía caliente, pero la cabeza caliente hacía que no pensara con claridad, qué quería hacer con la ubicación en tiempo real del teléfono de Lautaro, quería sangre, pero no la de él, tampoco la de ella, quería destruir a esa furcia y quitarla para siempre de su camino, porque ya estaba harta.
Entonces recordó a Marcos Esquivel y la fotografía de esa mujer en su escritorio, no andabas con fotos de minas por ahí porque sí y menos en tu escritorio, así que esa mina tenía que ser alguien importante para él. Si es que por una foto había empezado todo, su paranoia había surgido al encontrarle una foto de la mina a Lautaro en su billetera, ni a ella la llevaba ahí como para que fuera por la vida cargando una empleada a su mando en un lugar tan íntimo, justo al lado de sus condones, así o más delatado.
Tomó las llaves de su auto, aunque no era como si estuviera en condiciones de conducir, pero sabía exactamente en dónde encontrar al ingeniero Esquivel y que ardiera Troya y que se incendiara Pompeya y que se destruyera Babilonia, pero de que se la quitaba de encima se la quitaba, nadie le iba a cancelar su boda, ella llevaba años trabajando por eso y no quería otro, quería a ese y sólo a ese.
Lo quería para ella, no a medias y no porque no pudiera pasarle por alto infidelidades, lo que no le iba a permitir era pasar a un segundo plano, si tienes una amante es ella la que tiene que ser la segundona, no la novia, no Estela, que no estaba para nada acostumbrada a ser la segunda, ella era la primera, ni que fuera la más fea, si saltaba a la vista que ella estaba muy por encima, no había que ser muy inteligente para saberlo y Lautaro no era tonto.
...
- ¿Y por qué no lo hacés? -Él la miró sorprendido, esa mujer era sin duda una caja de sorpresas que nunca se cansaba de desconcertarlo, él se mojó los labios.
- ¿Honestamente? -Ella asintió. -Porque no estaba seguro de lo que vos querés.
- ¿Ah no? ¿El gran detective no lo está de algo?
Él soltó una carcajada, por la enorme bocanada de aire fresco que ella representaba, si estuviera con Estela en una situación análoga el drama no terminaría y quizás ya se habrían ido a los golpes, ya había pasado.
Y sin embargo esa mujer le decía con cierto aire de frescura que la besara como él quería, teniendo en cuenta la conversación que tenían no esperaba esa respuesta, no porque pensara que ella no lo deseara, sino porque las mujeres a menudo se quedaban en el drama y más si había otra de por medio, una otra -que ella había entendido- era mejor.
-Lo asombrás, sabés, al gran detective.
Y sin dejarla que contestara algo más simplemente se acercó a ella, aun con la mesa de por medio y capturó sus labios, pasando suavemente su lengua por ellos, metiéndola poco a poco en medio hasta buscar la lengua de ella, sintiendo ganas de haberse ido a su apartamento y prescindir de la comida y toda la parafernalia que había montado, para sólo hacer lo que de verdad quería: montarla por unas cuantas horas.
» Qué ganas que tenía de hacer esto. -Agregó una vez rompió el beso. -Qué ganas que tengo de garcharte un buen rato. -Soltó honesto.
-Pensando en otra. -Él negó con la cabeza frenético.
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EL JARDÍN DE LOS TULIPANES
Mystery / ThrillerEn Puerto Maderero aparece el cuerpo desnudo de una joven en unas circunstancias extrañas: no tenía una gota de sangre, sin ningún indicio de lo que había ocurrido y ni una pista que conduzca a su homicida. La detective de la policía federal Agustin...