Odiaba sus pelotudos cumpleaños y no era por la onda que suponía su hermana Belén de que a ella lo que le incomodaba era envejecer, si eso le recontra valía, era más porque la gente le daba mucha atención y eso sí que la hacía sentir rara, ir todo el día por ahí escuchando a otros decirle feliz cumpleaños, era como si fuera una puta pesadilla, empezando por Marcos.
Por eso ese día se había despertado antes que él y se había ido a la estación, pocos sabían en ese lugar que cumplía años y ella había apagado el teléfono móvil para no tener que estar oyendo a toda su familia llamándole con deseos y con la insistidera de partir la torta.
Su cumpleaños además coincidía con el fin de año, así que todo el mundo bromeaba al respecto haciéndola sentir todavía más pelotuda y cada que alguien sabía, pocos lo olvidaban, precisamente porque era difícil que alguien no se acordara que le arruinó el fin de año a su vieja, no se imaginaba estar pariendo cuando nadie quería el turno en el hospital, ya podía imaginarse el médico puteando porque a ella se le había dado por arruinarle el farfullo.
Una putada.
Acababa de cumplir 36, aunque llevaba meses diciendo que los tenía, siempre hacía lo mismo, se ponía más años, era chistoso porque la mayoría de las minas hacían lo contrario, se quitaban edad, a ella en cambio le gustaba ponerse y no es que fuera una cosa de locos, no propiamente, la edad venía con respeto y Agustina lo perseguía desde que era una piba.
No le afectaba tener que trabajar, de hecho se podía decir que ella elegía ese turno que nadie quería, como si los asesinos descansaran, de hecho la tasa de homicidios esa noche era poética, así que al menos se podría decir que tendría entretenimiento y ella admitía que era adicta al trabajo, pero lo que la tenía ahí era el anonimato que le daba.
El recinto estaba casi vacío, sólo habían tres almas rondando por ahí y con el ánimo patoso, ellos sí estaban ahí obligados y sabía que saldrían de allí tan pronto pudieran, ella en cambio extendería su jornada lo más que pudiera.
Micaela y Guido no estaban, la habían librado y ambos estaban felices, si es que ellos sí sabían el significado de "vida personal", ella le rehuía a lo poco que tenía de eso, además de alguna manera agradeció no topárselos, eran los pocos, junto con Lio, que sabían de su cumpleaños, de manera que la había librado y a lo grande.
Pasó de largo entre los escritorios de sus colegas, todos aglomerados y fue hasta su pequeño cubículo, ella lo tenía así, en entre comillas mayor privacidad, desde que tenía el grado de capitán, pero el único lugar con paredes y verdadera privacidad era la oficina de Santamaría, que se situaba al otro extremo, Agustina no miró hacia allá, de hacerlo habría notado que la puerta estaba abierta, como pocas veces lo estaba.
Al llegar a su cubículo la puerta también yacía entreabierta, no le sorprendía siempre lo estaba y a ella le daba igual, esa puerta casi siempre permanecía así: entreabierta, estuviera ella o no.
Sobre el escritorio estaba su café humeante y junto a éste un pequeño ponquecito con una vela encendida cuya parafina ya resbalaba por el mismo, la apagó con sus dedos y le resultó curioso, si Agustina fuera como eran sus hermanas ya estaría comiéndose el ponquecito, pero ella tenía una relación rara con la comida, a veces lo devoraba todo a su paso y otras básicamente vivía del café y cualquier cosa que se le atravesara que fuera rápida, como un sándwich.
No era la clásica mina que sucumbiera a la presión social, así que en cualquiera de sus dos extremos terminaba haciendo lo que le venía en gana, o engullía como si no hubiera un mañana o no comía para nada.
Si Micaela hubiese estado habría sido ella la que se hubiese comido el pastelito, no sin antes lanzar un indirectazo sobre historias alternas del origen del pastelito que ella ignoraría. Pero no estaba y el pastel estuvo sobre su escritorio por mucho tiempo sin que ella le echara una mirada, su cabeza estaba metida de lleno en los archivos y en saber que sólo la mañana del 31 de diciembre sería tranquila, lo interesante siempre empezaba después de las 4 pm.
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EL JARDÍN DE LOS TULIPANES
Mystery / ThrillerEn Puerto Maderero aparece el cuerpo desnudo de una joven en unas circunstancias extrañas: no tenía una gota de sangre, sin ningún indicio de lo que había ocurrido y ni una pista que conduzca a su homicida. La detective de la policía federal Agustin...