-Déjalo, debe ser el viento. Apresurémosnos -dijo el otro hombre empujándolo hacia adelante.
Creí que el corazón se me saldría del pecho. Pensar que esa cosa podría acercarse a mi me impactó y, honestamente, asustó. Me maldecí a mi misma. Debía ser más atenta y minimamente tenia que haberme preparado mentalmente para sacar el cuchillo y atravesar a alguno de ellos porque no me creía que eran criaturas inocentes. Algo ocultaban pero no podía averiguarlo, no en ese momento.
Las criaturas que aparentaban ser hombres no prestaban demasiada atención a la situación, cualquiera de nosotros ya estaría con un cuchillo en la mano o corriendo, excepto yo que tenía los sentidos dormidos al parecer. Supusimos que ellos se reunirían con los suyos, porque aunque nunca los hayamos visto no estaban solos, podíamos notarlo en su actitud despreocupada de que había alguien esperándolos ya preparados.
Había algo en esa bolsa pesada que me inquietaba, no era normal. Y ellos tampoco. Eidan y yo permanecimos allí ocultos en el arbusto por un tiempo esperando a que aquellas cosas o humanos, sean lo que sean, se alejaran y pensé "¿Ellos habrán secuestrado a los chicos?" Aunque de ser así hubiesen gritado porque Thais por muy "sigilosa" que fuera cuando algo la aterraba emitía un agudo gritito de niña y lo hubiera escuchado y reconocido al instante. No, no los habían capturado pero algo en ellos no me aspiraba confianza, nadie nunca había hablado de criaturas así, por lo que era mejor evitarlos. Supuse que Eidan pensó igual porque tampoco se movió. Vimos a los seres pasar frente a nuestras nerices e irse, como si el mundo ya no tuvira peligro o preocupaciones. Ambos no salimos sino hasta después de un buen rato, nos paramos y no sabíamos qué hacer.
Sin aviso fui al árbol más grande y cercano y trepé, con o sin habernos encontrado con esos sujetos debíamos seguir. Elentor estaba más lejos de nosotros que antes, por lo que pude ver desde una copa. Nos habíamos equivocado de camino. Otra cosa en mi lista de equivocaciones.
-¡Demonios! - susurré,pues estaba conciente de que no sería prudente gritar.
-¿Qué ocurre?- preguntó Eidan debajo mío ofreciéndome la mano para bajar pero la rechazé, no era como su novia, no necesitaba ayuda.
-Nos equivocamos de camino, estamos aún más lejos de Elentor.
-Como dice Kenai, somos idiotas.
-Sólo me distrajiste, yo sabía perfectamente a donde iba.
-¿Disculpa? Tú eres la que me habló primero.
-Sí y esperaba una corta y rápida respuesta, ¡no que me contaras tu vida!- de acuerdo, eso sonó mal pero era la verdad.
-¡No hay problema! Para evitar estas situaciones cuando salgamos de este problema no hablaremos más.
-¡Bien! ¿Quién quiere hablar contigo?- comenzabamos a elevar el tono de voz.
-Déjame pensar... tú y... ¡Mi novia!
-No te preocupes por mí, no cometeré el mismo error y ¡Te felicito, eres increíble porque yo no podría soportar a alguien como ella!- dije esto último casi gritando para luego darnos cuenta de que las aves a nuestro alrededor cantaron y salieron en vuelo. "Idiota" Nos miramos y él comenzó a correr, si los cazadores de Elentor estaban tras nosotros estabamos perdidos y lo mismo ocurría con esos tipos, les habíamos dado nuestra ubicación exacta. Estabamos en problemas. Yo seguí a Eidan, de todas formas ese también era mi plan y desgraciadamente, lo mejor en esos momentos era no separarnos. En un momento lo supero y me paro en frente de él.
-Debemos ir a Elentor- él asintió. Rápidamente me subí a un árbol, ví la dirección y nos movimos.
Al llegar cerca de Elentor nos calmamos un poco y comenzamos a subir los árboles y caminar entre las ramas, era peligroso pero debíamos ser cautelosos y ese era el mejor camuflaje, además esa zona era bastante densa en árboles por lo que casi no podía verse el cielo y habían muchas ramas firmes en las cuales andar. Seguimos con el plan inicial. No veíamos a los chicos aunque podrían estar unos árboles a mis costados y no los vería con claridad, ya era de noche y lo único que nos iluminaba era la luna y algunas fogatas provenientes de la tribu. Escuchaba las tranquilas voces de los tores, las personas que vivían en Elentor, y como caminaban tranquilamente paseando por su tribu. Ese no es el ambiente de una tribu que acaba de volver de un ataque. Mientras veía las tiendas, las personas me imaginaba a Lía caminando por esos caminos, hablando con esas personas ¿Con quiénes hablaría?¿En qué tienda dormiría?¿Tendría amigos?¿Dónde estáría en ese momento? Eso, si los culpables de la destrucción de la tribu no eran esos seres blancos, entonces era poco probable que Lía haya sobrevivido ¿Por qué la raptarían sólo a ella? Pero no está su cadaver por lo que lo más probable es que se haya retrasado y este en Elentor o camino a la destruida tribu pero si fue Elentor quien atacó mi hermana también tendría que estar allí. En ambas opciones se encontraba en Elentor, era un riesgo que estaba dispuesta a enfrentar. "Pero... ¡¿Qué es eso?! Thais está... ¿Caminando con el brazo enganchado al de Amaya? Y ¡¿Zed está detrás de ellas?!" . Él no tenía buena cara, sabía que estaba mal que estubiesen allí sin avisar al resto. Sin previo aviso salté de mi escondite lo más ruidoso posible. Todos los de alrededor me miraron sorprendidos y seguido sacaron sus lanzas. Los miré a ellos esperando apoyo de mis compañeros, pues parecía que estaban muy cómodos en ese lugar.
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ILKERS: El inicio de la nueva leyenda
AventuraMara es una chica de 15 años que vive con su madre en la tribu Ilker cerca de la misteriosa muralla que separa su mundo y que nadie sabe su origen exacto. Todo comienza con el ritual de iniciación que debe enfrentar ella y su grupo al intentar sobre...