Capitulo 10: Ava

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La madre se despidió de sus hijos, los hombres más ancianos que conocían esas tierras nos explicaron cómo llegar sin perdernos y debímos prestar atención de sobra, pues Kenai no nos acompañaría para salvarnos y Mina y Aaron si bien pasaron toda su vida allí no salían muy a menudo por ser hijos de quien era. Las mujeres nos dieron bolsas con comida, recipientes de metal cerrados donde conservar el agua, cuchillos y otras armas pequeñas.

La despedida entre compañeros fue extraña, pues los que se iban a la excursión no entendían como los demás podían quedarse y viceversa. Yo lo entendía, si la razón para luchar no es lo suficientemente buena ¿Para que sacrificar tu vida? ¡Conservala para algo mejor! Pero tenía un pensamiento contradictorio porque sea por una buena razón o no, a mi no me importaba sacrificar mi vida. No comprendía por qué si los entendía a ellos pero tampoco me molesté en analizarlo demasiado.

Sofía se despidió cordial y cariñosamente de todos, parecía que no tenía inconvenientes ni rencores con nadie. Ciro, Eidan y Zed se despidieron principalmente de Kenai, no eran un gran grupo de amigos pero habían pasado buenos ratos juntos. Yo miraba en dirección a Thais, deseaba decirle adiós pero un adiós profundo que signifique una despedida a la antigua Thais. Sí, realmente me hubiese gustado despedirme de ella pero sabía que era imposible porque mi Thais se había ido hace bastante y sin aviso previo, sin avisar que ella había cambiado por completo, sin avisar que mi mejor amiga se había convertido en eso, sin avisar que Thais me había dejado sola. Sin decir nada di media vuelta y me acerqué al punto de partida. Todo se me hacía levemente familiar.

Definitivamente lo mejor para ver fue la trágica despedida de los novios ilkers. Es más, juraría que había escuchado risillas perdidas por allí. Se decían muchas cursilerías para mi gusto, nunca tuve nadie que me las dijera pero aún así, creo que no me gustaría. Se prometían amor eterno, que nunca se olvidarían, que desearían que ese momento nunca se detenga, que eran lo mejor que les pasó y muchas cosas más. Era lo más divertido que nunca había escuchado, si estaban tan desesperadamente enamorados Amaya hubiese venido con nosotros o Eidan se hubiese quedado pero la parejita no pensó en eso al parecer.

La única despedida que merecían lágrimas era la de la madre de los mellizos y los mismos. Realmente era conmovedor ver a su madre abrazarlos como alguna vez me había abrazado mi mamá cuando era pequeña, y llorar mientras le decía cosas como: "Los hecharé de menos", "Cuídensen, por favor", "Mis niños, estoy tan orgullosa de ustedes", "Los amo con mi vida". Sí, eso conmovería a cualquiera y mucho mas a cualquiera de nosotros.

Cuando finalmente ibamos a partir su madre les gritó "¡Cuidado con el frío!" con mucha desesperación. Me detuve, "la frase de la perdición" pensé. Volteé a verla y podría jurar que la ví, a ella con sus ondas castañas y perfectas, tan distintas a como las había visto la última vez, ondeándose un poco al viento saludándo con la mano que luego se llevó a la boca de manera preocupada para luego mandarme un beso volador. Seguí caminando, no me permití ver más de esa escena claramente alterada por mi mente y que me destruía tanto internamente, una lágrima quizo salir. La extrañaba tanto... pero debía admitir que se sintió bien no verla ensangrentada, desfigurada o demacrada como la había visto todas las noches en mis sueños, se veía preocupada pero a la vez en paz. Sabía que por más tonto que sonara, ella cuidaría de mí, pero le costaría pues mi vida se sostenía en un débil hilo de voluntad que pendía de Lía, ella era la única razón de vivír. Si estaba viva querría pasar un tiempo con ella y si estaba muerta quería vengarla. Las dos únicas razones de vida, pero no me angustié más, no faltaba mucho para que nos volviésemos a reunir con mamá.

Comenzamos a caminar estando Mina y Ciro al frente, ellos eran los que mejor habían entendido las indicaciones dado a que conocían un poco más los alrededores, luego todos caminabamos en una fila mal hecha y en silencio, todos quedaron conmosionados por las despedidas, además, ellos sabían del encuentro que tuvimos con Eidan y esas criaturas por lo tanto ser sigilosos no estaba de más. Caminabamos a paso bastante rápido, con suerte en la noche estaríamos por allí pues nos habíamos retrasado mucho en las despedidas, más que nada la de los mellizos pero era normal, todos hubiesemos dado cualquier cosa por tener una despedida como ellos la tuieron y nadie les recriminaría nada al respecto.

ILKERS: El inicio de la nueva leyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora