Ya era de noche y algunos tores estaban en sus tiendas, la mayoría eran mujeres y sus niños, mientras los que habíamos decidido luchar estábamos atentos con nuestras armas esperando el ataque.
Se calculaba que llegarían en un par de días al atardecer pero era mejor prevenir, nunca se estaba seguro. Sin embargo, deberíamos descansar por lo que luego decidimos hacer turnos.
Lo bueno de que no me había tocado con ninguno de mis compañeros era que no podría distraerme con ellos. Lo malo era que me tocaba vigilar cerca de la tienda de Thais y Amaya. Las tiendas eran para visitantes, guerreros o familias pequeñas. Los demás tores tenían grandes carpas o pequeñas estructuras dependiendo de la familia.
Mi zona era la de las tiendas, no me quejaba salvo por ese pequeño detalle. No me sorprendía al ver que Thais y Amaya no quisieran participar de la guerra y que quisieran huir con las mujeres y niños, quienes evacuarían en el cambio de guardia. Ellas nunca habían buscado venganza o respuestas, se limitaban a lo superficial y a reconstruir sus vidas ¿Estaba mal eso? No lo sabía pero no me caía bien que lo hicieran, por mí que mueran en batalla pero por una causa justa, no huyendo cobardemente. Sin embargo, Zarek era demasiado bueno y decidió por la libertad de cada uno. Si alguien quería luchar lo hacía y si no, no. Con esa decisión había corrido el riesgo de que pocas personas lo siguieran al campo de batalla pero hablando de Zarek no hubo nada que temer. La mayoría de los hombres de edad promedio e incluso algunos jóvenes como nosotros se unieron a él sin dudar. En cierta forma envidiaba su poder de liderazgo, nadie dudaba de él y tenían plena confianza en su líder, la suficiente para seguirlo ciegamente a una batalla casi perdida.
Vi que Amaya y Thais salían de su tienda. "No, no, no por favor no vengan para aquí."
-Ah, hola Mara. -Saludó Thais normalmente ¡Normalmente!
-Hola.
-¿Qué hay loquita? -Dijo Amaya. Ya estaba demasiado alterada con Thais, no necesitaba una provocación más.
-¿Por qué me dices loca, inepta? -pregunté tratando de imitar el natural tono de voz de Thais.
-¡Mara, no le digas así! Creí que habías madurado.
¡¿Que qué?! ¡¿Yo era la inmadura?! Ella era el ser despreciable que cuando más la necesitaba me dejó tirada como si de un trapo viejo se tratase. Yo la había pasado mal este tiempo pero al menos me había ayudado a madurar ¡¿Y que había de ella?! Se limitó a seguir sanita y salva en una tribu donde no pertenecíamos siendo la sombra de alguien más, alguien a quien solíamos criticar, alguien que juramos nunca convertirnos en algo similar,¡¿Y yo era la inmadura?!
-Déjala, no puede contra su envidia, Thai.
-Nunca oí tanta idiotez en una oración -respondí tratando de permanecer fría.
-Claro que no lo admitirías, -Thais se cruzó de brazos examinándome de arriba a abajo- siempre eres tu y tu orgullo. Quizás por eso ahora estas sola.
Golpe bajo. Demasiado. No debía dejar que me afectara, no debía sucumbir a las provocaciones, no debía ser impulsiva...
-Estoy sola porque los demás están durmiendo bruta.
-Thai, déjala. La pobrecilla esta mal de la cabeza. Incluso tiene pensamientos suicidas.
-¿Cómo mierda sabes tu de eso?
Sonrió ampliamente. Estúpido maldito y jodido Eidan.
-Estoy conteniendome enormemente por no lanzarme sobre ustedes y golpearlas. No acaben con mi paciencia.
-No eres alguien digno de temer Mara. Además, sólo pasé a saludarte y así me recibes. La verdad no me arrepiento de nada.
Sabía a lo que se refería. No se arrepentía de haberme abandonado la muy diabla. No podía lanzarme sobre ellas y matarlas pues se suponía que ellas ayudarían a las madres tores con sus bebés y no podía hacerle eso a la tribu que tanto me dio aunque realmente se lo estaban buscando.
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ILKERS: El inicio de la nueva leyenda
PertualanganMara es una chica de 15 años que vive con su madre en la tribu Ilker cerca de la misteriosa muralla que separa su mundo y que nadie sabe su origen exacto. Todo comienza con el ritual de iniciación que debe enfrentar ella y su grupo al intentar sobre...