Capítulo 23: Hazlo por Él

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Nos apuntaban con objetos largos, grises y brillantes, claramente debía de ser algún tipo de arma desconocida para nosotros.

Con un gesto con la cabeza me indicó que me levantase. Vi que todos estaban parados y con los brazos en la nuca. Esto estaba mal, muy mal.

-Date la vuelta. -Sentenció el hombre que me apuntaba. No había forma de escapar. Tenía mi cuchilla escondida en mi ropa pero nos superaban en número y un mal movimiento sería nuestro fin. Obedecí sin decir palabra, al voltear vi a Aaron quien me miraba preocupadamente susurrando un "Lo siento".

-¡Nada de gestos o los mato! - agregó el hombre que aún me apuntaba.

¡Maldicion! ¡Mierda! ¡Diablos! ¡Y todas las groserías existentes! Habíamos llegado lejos, íbamos a tomarnos un respiro pero continuaríamos con nuestra búsqueda y ¡Nos encuentran! ¡Los blancos! Era cuestión de tiempo para que nos reuniéramos, lo sabíamos ¡pero mientras dormíamos! ¡¿Qué nos pasaba?! Habíamos bajado demasiado la guardia y hablando de eso... ¡¿Qué mierda con Aaron que ni siquiera gritó para advertirnos?! Esa situación me superaba, era demasiado. Honestamente no sabía cómo librarme de ella y parecía que mis compañeros tampoco.

Pasó el que me apuntaba, que parecía el jefe, a mirarnos uno por uno. Se detuvo en mi, hizo una revisión de arriba a abajo y terminó en mis ojos. Decir que irradiaba ira estaba corto pues estaba tratando matarlo con la mirada por si era posible. Desgraciadamente no lo fue. Se rió y siguió de largo.

-Estos son sobrevivientes -nos señaló a Eidan, Zed y a mi.- Ella es del grupo del norte -señaló a Naiala. - Y él es el de la tribu que estamos buscando. -señaló a Aaron mientras sonreía y mostraba sus amarillos dientes.

¡¿Qué?! ¿Pensaba atacar Elentor? Era de esperar... Era cuestión de tiempo ¡Querían destruirnos a todos! Teníamos que advertirles pero, claro ¡Primero debíamos salir de allí!

Aaron había empalidecido notoriamente, se notaba que estaba aterrado que le ocurriese lo mismo que a nosotros y perder a su familia.

-Bien, ya tenemos alguien que nos guíe. Muévete animal -dijo otro ser blanco, el que sostenía a Aaron mientras lo empujaba. Él comenzó a caminar en otra dirección, sabía que no traicionaría a su gente. Pero eso no hacia más que darnos tiempo pero ¿Tiempo a qué? No había forma de salir de allí solos. Necesitábamos ayuda ¿De quién? Ni idea. En Elentor podrían ayudarnos pero no había forma de comunicarse con ellos. Ni con ninguna otra persona. ¡Agh! Esto era difícil.

Caminamos cada uno con un blanco detrás nuestro empujándolos y todos siguiendo a Aaron quien sólo caminaba sin parar.

-Oye bestia, ¿Cuánto falta para llegar?

-Mucho, estamos a unos tres días de allí.

¿Tres días? Aaron mentía. Él tenía un plan pero no podía entender cuál. Quizás al llegar la hora de dormir podríamos hablar un poco.

Eran siete blancos. Por la noche tres nos vigilaban y el resto dormía. En todo momento vi a Aaron por si hacía alguna señal o algo similar. Nada. La idea de que tenía un plan se empezó a desvanecer la segunda noche cuando en vez de esperar a que todos los blancos se durmieran él mismo comenzó a dormir. Estaba desesperada, no soportaba estar bajo su poder y la impotencia que sentía cuando nos empujaban o golpeaban. Incluso llegué a gritarle a uno que golpeó a Naiala lo cual me trajo más golpes para hacerme entender que ellos mandaban aquí, luego Zed les gritó y nos golpearon los dos a la vez. Entendimos el mensaje, debíamos ser obedientes. Qué asco, estaba comenzando a acostumbrarme a la libertad y que me haya sido ultrajada tan repentinamente era desesperante.

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En el mediodía del tercer día me estaba volviendo loca, llevábamos días caminando y no encontrábamos nada. Desafortunadamente ni siquiera habíamos topado con alguna tribu para que se entretuvieran atacándola mientras escapábamos. Era cruel pero era la única forma de salvarnos.

ILKERS: El inicio de la nueva leyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora