-¿Qué te causa tanta gracia? -pregunté con mi ya habitual "simpatía"
-¿Podría darte un consejo Mara? -dijo ignorando mi pregunta.
-Supongo. -Respondí confundida, ¿Qué podría aconsejarme Aaron que yo ya no sepa?
-Escucha, si no quieres nada con tu amigo, no digas esas cosas o le darás esperanzas.
-¡¿Qué?! ¡¿Y tu cómo diablos sabes eso?! -pregunté consternada y claramente molesta, la poca privacidad que tenía me había sido ultrajada.
-Linda, si los secretos son imposibles de guardar en un pueblo pequeño, imagina en un grupo aún más pequeño de personas -explicaba riendo - despídete de la privacidad.
Seguía consternada, ¿Zed habría dicho algo? O quizás todos escucharon nuestra charla, o Eidan escuchó lo suficiente y le dijo al resto. No era necesario replantearme la tercer opción para saber que era la correcta.
-Mara, eso no importa. Lo que si importa es que no juegues con los sentimientos de un amigo.
-¿Desde cuándo Zed y tu son amigos? -pregunté extrañada y con antipatía.
-No lo somos, aunque no niego que es un buen tipo pero me refería a que es TU amigo.
-Aún así, ¿Justamente tu vas a decirme cómo son los sentimientos de las personas y qué debo hacer con ellas? ¡Tu eras el rompecorazones de Elentor!
-Exactamente mi querida Mara. Se cuando hay que jugar y cuando no. Además, si eres su amiga no querrás lastimarlo y un corazón roto duele más que un millón de heridas... y un Zed destruido es lo último que necesitamos, ¿Me equivoco?
-No.
-Bien, escucha Mara. Yo puedo ayudarte con Zed pero necesito que me digas exactamente qué sientes y qué quieres hacer con eso.
Apenas terminó de decir eso sentí calor por todo el cuerpo, especialmente en la cara y que comenzaba a sudar, ¡No podía preguntar eso tan de repente! ¡Ni siquiera éramos amigos para que me pregunte ese tipo de cosas!
Lo vi y tenía una sonrisita divertida. Supuse que mi rostro era lo divertido. Sólo quería que algo o al quien interrumpiera el momento, que la tierra me tragara o que estuviese soñando pero no, allí se encontraba Aaron esperando por mí respuesta.
-¿Y por qué debería decirte eso? -solté, claramente estaba a la defensiva
-Mara, puedes confiar en mi, ¿Qué es lo peor que podría hacer? ¿Decirle a los otros? ¿Por qué eso debería afectarte? -soltó un suspiro pesado.- Tendrías que confiar un poco más en los demás.
-Aún no respondiste mi pregunta -dije no tan segura como la primera vez. Aaron suspiró.
-Quiero ayudarte ya sea para corresponderle como para rechazarlo, el grupo debe estar en paz y yo al ser un experto en estos temas, modestia aparte, creo que es mi "deber" por así decirlo de ayudarte, además de que quiero hacerlo ¿Qué dices? -finalizó con una sonrisa.
-¿No tengo elección, verdad?
-Claro que no, ¿Crees que te hubiera dejado ir sin responderme? Sólo intentaba ser cortés. -Reí ante su comentario, él era único.
-Sigo esperando tu respuesta, Mara.
-Es que, entiende es dificil hablar de esto, no es que sea algo que me ocurre diariamente.
-Ok, ¿Sientes algo por Zed?
-Por supuesto, lo quiero mucho.
-¿Como amigo o algo más? -suspiré.
-Ese es el problema, no puedo diferenciarlo. Nose si lo quiero como amigo o porque siento algo más hacia él.
-Entonces, ¿Qué le dijiste cuando se te declaró?
-Que no sentía lo mismo -recordar eso me traía bastante tristeza, más de la que debería y no entendía por qué.
-¿Por qué le dijiste eso? No saber identificar tus sentimientos no quiere decir que no los tengas.
-Es que... Pensaba que resolvería eso cuando todo esto acabe. Ya sabes, no estamos en condiciones de tener problemas internos y eso.
-Es verdad pero déjame darte un consejo Mara. Vive. No importa en que circunstancias sean o lo que estés superando. Vive porque esta es tu única oportunidad y si sientes el deseo de ir corriendo y besarlo o abrazarlo sólo... Hazlo.
Como si fuera tan sencillo. Ir corriendo y besarlo, ¿Qué le diría después? ¿Que cambié de opinión? Y, ¿Qué pensaría el resto del grupo? Que era una tonta y sensible adolescente en busca de un amor sacrificado. Aún así seguía sin entender por qué me importaba tanto lo que podrían pensar de mi, ¡¿Desde cuando eso me importaba?! Lo único que quería era encontrar a mi hermana, Lía y ... Estar con Zed.
Sentí como si hubiese descubierto lo más increíble del mundo, todo era claro ahora, ¡En verdad me gustaba Zed! Siempre había sido feliz con él, siempre me había consolado e incluso en esa difícil situación él seguía estando junto a mi incondicionalmente. Si después de aquel día volví a sentir lo más cercano a la felicidad ¡Era cuando estaba con Zed!
Me sentía tan bien y aliviada, como si hubiera resuelto el mayor misterio del mundo¡Al fin podría darle una respuesta sincera! Miré a Aaron y me regaló una sonrisa completamente honesta y verdadera, él sabía lo que hacía. Sin pensarlo lo abracé fuerte y susurré un gracias, luego salí corriendo en dirección a la hoguera.Comenzaba a ver el fuego y donde habíamos estado hablando pero no veía a nadie, ¿A dónde habrían ido? Mis ojos sólo buscaban a Zed y miré cuidadosamente a mi alrededor. Nada.
Repentinamente sentí una presión en mi boca y nariz y en el estómago. Ni siquiera tenía tiempo para pensar que demonios pasaba, sólo estaba desesperada en poder golpear a la persona que estuviera detrás mío y respirar.
Afortunadamente esa horrible sensación de ahogamiento no duró mucho ya que en un momento oí un fuerte y seco ruido y la presión fue desapareciendo levemente. Primero me tiré en el suelo y tomé mi garganta intentando respirar. Una vez que lo logré me volteé y vi a Aaron que luchaba con alguien. Para mi sorpresa no era de las bestias blancas, eran todo lo contrario a ellos, su piel t cabello eran color negro. Ellos eran similares a nosotros y aún así nos atacaban.
Cuando logré reaccionar fui a ayudar a Aaron y sin decir palabra alguna entendimos lo que debíamos hacer. Él lo sostuvo dejándolo inmóvil y yo, preparada por si se soltaba, me dirigía a él. Había muchas preguntas para hacerle.
-¿Dónde está el resto? - le grité. Afortunadamente él parecía temeroso asique colaboraría rápido, sólo eran necesarios un par de puños y hablaría.
Tras darle dos piñas de lleno en su rostro, habló.
-Se... Se los llevaron.
Aaron y yo nos miramos ambos esperando que no diga lo que habíamos pensado.
-¿A dónde se los llevaron?- pregunté casi son voz.
-A mi tribu.
-¡¿Qué?! -Gritamos Aaron y yo a la vez que nos mirábamos, esta vez con desesperación, ¡Eso no tenía sentido! No habíamos terminado de lidiar con las bestias blancas y ya teníamos un nuevo enemigo, la situación no iba para nada bien. Definitivamente estábamos en problemas.
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Holaa! Ya se que es un cap más corto que los anteriores pero quería dedicarlo a Mara que ya se decidió al fin! Sepan disculpar la tardanza de la actualización, tenía que corregir varias cosas pero espero que el próximo no me lleve tanto tiempo y ahora es cuando se epone interesante la cosa. En fin, si comentan o votan me harían muy feliz,sin nada mas que decir...
Hasta la próxima ¡saludos!
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ILKERS: El inicio de la nueva leyenda
AventuraMara es una chica de 15 años que vive con su madre en la tribu Ilker cerca de la misteriosa muralla que separa su mundo y que nadie sabe su origen exacto. Todo comienza con el ritual de iniciación que debe enfrentar ella y su grupo al intentar sobre...