CAPITULO 3

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     ¿De verdad que mi compañero era Oliver? ¿Después de que me pillara espiándolo? ¡No, Sofía! No lo estabas espiando, simplemente dio la casualidad de que la ventana de su habitación daba justo frente a la mía. No es espiar.

Decidida fui donde había un cartel con el rango de edad de mis niños. Sería una monitora ejemplar para ellos y seguro que me adorarán. Oliver ya estaba donde debía estar. Me coloqué a su lado sin dirigirle una mirada, además de que seguía molesta por cómo se estaba comportando con Cyrus. Él tampoco me dirigió ni una palabra. Mal empezábamos.

Los niños comenzaron a llegar poco a poco donde estábamos. Charlando entre ellos, emocionados por otro año en el campamento, reencontrándose con viejos amigos y conociendo a los nuevos que era la primera vez.

Oliver me pasó una lista y fue justo cuando lo miré a los ojos. Gran error, por lo que los aparté rápidamente. Me fijé en la lista, era los nombres de todos.

—Chicos, os iré nombrando para saber que estamos todos aquí, ¿Vale?.-Alcé la voz para que todos me escuchasen, contestaron con un enérgico, ¡Vale!.

Terminé de nombrar a todos. Eran unos veinte entre niños y niñas.

—Bien, los chicos os vendréis conmigo para ir a vuestra cabaña. Las chicas os iréis con la señorita Gómez.-Oliver habló con autoridad.

Se dividieron rápidamente y las chicas se pusieron detrás de mí, empezamos la caminata hacia las cabañas y a mí me empezó a entrar el pánico porque al haberme quedado dormida no sabía cuál era la cabaña de las chicas.

—Es la dieciséis.-Me susurró Oliver.

Lo miré pero no me dio tiempo de agradecer su ayuda.

Al llegar a la cabaña número dieciséis, mientras deshacían sus maletas, yo les estuve diciendo las normas que debían cumplir. Madrugar siempre a las nueve para desayunar. De diez a doce las actividades del día. De doce a dos la hora del almuerzo. De tres a cinco tenían tiempo libre para hacer lo que quisieran siempre con supervisión de cualquier monitor del campamento. De cinco a siete volverían a tener actividades. De siete a nueve la hora de la cena. Y partir de las nueve debían se estar dentro de las cabañas. Nada de salir por la noche ellos solos.

Aunque si alguno era igual de rebelde que yo, lo harían sin ser vistos. Yo me escapé más de una vez para hacer las escapadas que proponía Cyrus. Contar historias de miedo o adentrarnos al bosque sin supervisión pero nunca sin estar lejos del campamento. También me escapaba para ver a Oliver.

Ya cuando estaban todas listas, nos fuimos para reencontrarnos con Oliver y los chicos. Durante el camino conversé con ellas para saber más de cada una. Para mi sorpresa a más de una le gustaba marvel, hace un par de años no era tan normal que las chicas le gustasen películas de 'chicos' y si les gustaban lo mantenían en secreto. Al menos el mundo va evolucionando en algunos aspectos pero todavía le quedaba mucho trabajo por delante.

Los chicos ya estaban en el punto de encuentro.

—Habéis tardado mucho.-Soltó uno de ellos.

—¿Qué estabais haciendo? .-Habló otro de ellos.

—Conociéndonos un poco, ¿verdad? .-Contesté. Y todas contestaron con un sonoro sí.

—Y, ¿qué estabais hablando de ropa y eso?.-Se escuchó por detrás a uno de ellos.

Quise poner los ojos en blanco tras escuchar aquellas palabras, pero sería poco profesional de mi parte.

—Eso es muy sexista por tu parte Jack.-Replicó una de las chicas que estaba a mi lado. Louise. Gracias.

Tú fuiste mi amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora