CAPITULO 8

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     ¡Imposible! No me podía quedar dormida con él tan cerca de mí. No sabría exactamente cuánto tiempo había pasado desde que me metí aquí, había sido un error, debería de haberme quedado muerta de miedo en mi tienda. Abrí un ojo para mirarlo, Oliver tenía una expresión bastante relajada, parecía tan fácil para él que estemos así. 'Es porque para él lo que paso entre ambos es cosa del pasado' fue mi subconsciente el que dijo eso. Abrí el otro ojo y miré el techo de la tienda, era cierto, él había pasado completamente página, es normal han pasado tres años y medio, y solo fue una historia corta de amor de verano.

Volví a mirarlo, tenía cara de estar profundamente sumergido en sus sueños, analicé su rostro, tenía un par de arruguitas en los laterales de los ojos a pesar de ser tan joven, sus lunares por la parte baja de su cara y me fije en el lunar que tenía debajo del labio inferior, reprimí las ganas que me entraron de tocárselo. Estaba guapo, muy guapo.

—Abejita, siento tu mirada en mi cara.-Susurró aún con los ojos cerrados. Yo me puse tensa, no sabía que lo había despertado, si ni siquiera me había movido.- ¿no puedes dormir?.

—Parece ser que no.-También susurré como había hecho él. Abrió los ojos y giró la cabeza me miró directamente a los ojos.- perdón, no te quise despertar.

Oliver negó con la cabeza.

—Yo tampoco puedo dormir.

—¿Es por qué estoy aquí?.

—No lo sé.-Frunció el entrecejo.-no, no es porque estés aquí.

Pestañeé ante su respuesta, me sentía algo decepcionada al escuchar esa respuesta, seguramente una parte de mi quería escuchar algo diferente.

—Es que tú nunca me has hecho sentir incómodo con tu presencia.-Dijo con velocidad.-no lo sé, es que...me siento raro.

—¿Raro?.

—Sí, es la primera vez que estamos los dos solos.-Ahora me tocaba a mi fruncir el ceño, no era la primera vez que estábamos solos, trabajamos solos, hemos almorzado juntos.

—Sí que hemos estado solos.

—Claro que no, siempre hemos estado rodeados de gente.-Dijo pasándose el brazo por debajo de la cabeza.-y aunque ahora estemos rodeados de niños, aquí dentro estamos solos tú y yo.

Ahora que lo analizaba así, sí, tenía razón. Nunca habíamos estado los dos solos y darme cuenta ahora provocaba algo de nerviosismo en mí.

—Tampoco hemos tenido tiempo de hablar en ningún momento.-Esta vez fui yo la que hable.

—Pues hablemos.

—¿Ahora? Es muy tarde.

—Y la noche es muy larga.-Sonrió de lado. ¡Dios esa sonrisa!.-¿Volverás a España cuando termine el verano?

—No, mi plan es quedarme.-Sus ojos se abrieron de sorpresa.- no pongas esa cara. Es que me he tomado un año sabático, quiero encontrar mi vocación. También en lo único que me enfoqué estos años atrás era volver aquí. No sabes lo que me marcó este campamento, fue el mejor verano de mi vida, hice amigos y .-Me quedé callada por unos segundos, no sabía si decirlo o no. No era nada malo, ¿no?.-tú también me marcaste en cierta forma.

No detecté ninguna señal, ni de emoción, ni de sorpresa, nada. Pero sus siguientes palabras sí que me sorprendieron a mí.

—Tú también me marcaste.

La verdad es que me pillo desprevenida.

—Sofía, fuiste la segunda chica que me besaste en toda mi vida.-Confesó.- la primera fue cuando tenía siete años, estábamos escondidos detrás de un árbol en el recreo de mi colegio. Y creo que no le gusto porque al día siguiente iba diciendo que me olía mal el aliento.

Tú fuiste mi amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora