bruja arcana

capitulo 3

Narrador

Transcurrieron dos semanas del evento en el hospital ayudaron a los poderosos y amables aurores a llegar a casa y presenciaron el emotivo encuentro entre esa familia que había quedado destruida por la maldad de los brujos; la familia Longbottom se sentía en deuda eterna con ambas brujas, luego de aclarar por parte de las hermanas que las brujas jamás dejan a los suyo y una disculpa por parte de Julieth por no haber ayudado antes, las hermanas regresaron a su tarea original de reclutar más niños para el aquelarre llevando la promesa del joven heredero de jamás olvidar a la niña que salvo a sus padre.

Mientras que para esos aurores al ver partir a la más pequeñas de las brujas, un sentimiento de angustia y nostalgia se presentaba en ellos Susurrando en el viento "si la rencarnación existe, tu si tuviste una segunda oportunidad querida compañera"

Por cuestiones del destino y para evitar un severo castigo de la gran madre ambas brujas terminaron en Francia, buscando y reclutando a otros niños, hay Lilian encontró otro mundo, la moda, el arte y la danza. Tuvo fascinación por uno en específico el ballet y el instrumento de cuerdas llamado violín. Después de muchas charlas y discusiones con la gran madre Lilian logro convencerla (con ojos de corderito mojado) que la dejara tomar clases Fue lo más emocionante que la pequeña encontró en mucho tiempo, no había magia, no había atajos y era un mundo tan grande que era imposible no emocionarse, siempre creyó que era flexible, pero se encontró igual de dura que una ramita seca, creyó que tenía coordinación con sus manos, pero su violín sonó igual que pasar metal por vidrio. 

Todo ...

Todo ...

Todo era tan emocionante, no había conjuros, no podía usar su magia para leer varios libros a la vez, no había poción que le diera flexibilidad ni una herramienta que le ayudara a coordinar todo tenía que hacerlo como una niña muggle usar su cabeza y preparar su cuerpo, dolió si pero a medida que su cuerpo se acostumbraba podía hacer giros, saltos, volteretas, podía sostener todo su peso en la punta de los dedos de los pies, sus manos podían mover todos los dedos de forma voluntaria y conseguir preciosas melodías... ese mundo era tan hermoso.

Sus compañeras de su misma edad (8años) la veían bailar y la felicitaban le pedían ayuda y jugaban juntas era igual que estar en casa, sus maestras de música le decían que era un talento en florecimiento, que no podía detenerse, que tenía que apuntar a hacer la mejor de todos, la misma meta que tenían las brujas era realmente estar en casa todos colaborando para ser mejor que el día anterior.

O eso es lo que Lillian pensaba su talento fue tal que decidieron promoverla a una divisiónsuperior con niñas mayores a ella, estaba muy emocionada por aprender de las mayores y tener más conocimiento, pero...

No todo es color de rosa, las mayores la trataban mal por ser la más pequeña, no la ayudaban cuando se equivoca y los profesores no eran buenos ya no había palabras amables ni caras dulces.

Para Lillian siempre los muggles olían dulce y se podía sentir más suave o fuerte según como la trataban, pero en ese lugar junto a personas más grandes que ella no se olía nada cuanto más tiempo pasaba junto a ellos su nariz se irritaba y empezada a tener dolor de estómago hasta que un día sus zapatos se perdieron, sus cintas aparecieron en la basura y cuando la profesora se marchó a otro salón sus compañeras la atacaron.

- ya deberías saber cuál es tu lugar. – comento la chica.

- ¿a qué se refiere superior? ¿me equivoque en la coreografía? – pregunto Lillian.

- no pequeña, te equivocaste de nivel, este no es lugar para princesas de papi, aquí solo pueden estar las que quieren ser las mejores no mocosas que juegan con muñecas. - dijo otras de las jóvenes