17-El Pasado

18 1 0
                                    

Se supone que a estas horas ya deberíamos de estar en nuestras habitaciones preparándonos para dormir pero finalmente habíamos obtenido lo único que nos faltaba para deshacernos por completo del control que ejercen en nosotros. Debo admitir que nos distrajimos un poco con el aparato.

—¡Déjame intentar a mí!—pidió.

—¡Que ya lo has intentado tú!—chisté.

—¡No seas así!

—¡Ya guarda silencio!—exclamé al mismo instante en el que presionaba el botón.

Cameron cerró la boca de inmediato y después me burlé de él.

—Bueno, tampoco quería que me dejaras en un silencio sepulcral, eh—me burlé—Puedes hablar de nuevo.

—Oye, que no te expliqué cómo funcionaba para que lo usaras en mí—chistó.

—¿Cómo supiste cómo funcionaba?—inquirí.

—Los bosquejos de tu padre—dijo, sacando el bolígrafo de su bolsillo y mostrándome una imagen de una página de la libreta—Mira, estos circuitos son amplificadores de ondas, cada que alguien presiona el botón esas ondas son capaces de ser recibidas por el collar gracias a esto de aquí.

Señaló una pieza del collar. Verlo explicar este tipo de cosas me hacían querer sonreír, se notaba que todo este tipo de cosas le fascinaban más de lo que le gustaba admitir.

—Si logramos desactivar el alcance la persona que lo use tendría que estar demasiado cerca de ti para que funcione ya que el dispositivo sigue dentro de tu cabeza—explicó—Por ello si ahorita desactivara tu collar con el control, el alcancé no sería el mismo y ya no podría usarlo contigo a menos de que me pare a dos centímetros de ti ¿entiendes?

Asentí. Cada vez que me explica todo este tipo de cosas no me siento una completa inútil, me dice las cosas de manera en las que pueda comprender y con dulzura, cosa que hace que mi corazón sienta una calidez extraña.

—Ya veo—sonreí—¿Entonces puedo controlar todo lo que haces?

—Sí pero...—comprendió mis intenciones—No, espera, Trace-

—Quiero que des una voltereta hacia atrás—sonreí.

Negó con la cabeza y sin poder contenerse hizo un mortal hacia atrás. No voy a negar lo guapo que se vio al hacerlo.

—Si me vas a obligar a hacer este tipo de cosas mejor dame el control—bromeó.

Lo pensé un segundo, en realidad sí que había algo más interesante que me moría por saber y quizás esta sea la oportunidad perfecta de obtener la verdad. Tal vez no sea la mejor opción pero es necesario.

—Quiero que me digas ¿quién te dio el libro que guardas en tu habitación?—pregunté de golpe.

Su mirada cambió, parece que mil cosas estaban pasando por su cabeza en ese momento y el hecho de que estuviese tardando tanto en escoger un pensamiento y responder me puso nerviosa.

—De pequeño solía escaparme de casa para explorar cada rincón de la ciudad—comentó—Un día, sabiendo los riesgos que conllevaba acercarme al campo de entrenamiento, llegué a los muros que rodean este edificio y justo en la parte de atrás encontré un agujero que me dejaba ver lo que había adentro y la curiosidad me ganó.

Me quedé pasmada. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Acaso él...? No, no puede ser, debí de haberlo recordado. O quizás lo hice inconscientemente, sentía que lo conocía pero nunca supe por qué hasta este momento. Escuchar la misma historia que me ha mantenido cuerda salir de sus labios abrió una puerta en mi memoria que había mantenido cerrada. Fue como si ahora encajara el por qué no recordaba el color de sus ojos, por qué no recordaba el sonido de su voz...Habíamos crecido tanto que su imagen de pequeño ahora no tiene más que una sombra en su apariencia de ahora.

La Guerra Eterna© #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora