3-Dos cabezas son mejor que una

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A la mañana siguiente, las alarmas del establecimiento nos despertaron tan temprano que a penas nos dio tiempo de arreglarnos cuando ya estaban aporreando la puerta indicando que íbamos tarde al desayuno. Fue el desayuno más corto de mi vida, creo que a penas y comí algo porque en cuanto menos esperé nos dijeron que fuéramos a nuestras clases.

A mí me había tocado en el grupo "A" por lo que me dirigí al centro de combate, al entrar había colchonetas en el suelo, muñecos de goma para combate cuerpo a cuerpo y más accesorios para pelea. Me puse de pie en una de las colchonetas como los demás y esperé a que llegara el resto, no tardaron mucho así que la clase inicio rápidamente.

—Soy la entrenadora de combate, Ava y conmigo aprenderán las mejores técnica de ataque femenil—indicó la mujer que estaba al frente—Hay diferencias entre hombres y mujeres, es necesario saber atacar a ambos de la manera más eficaz posible.

—Yo soy el entrenador, Jacob, por ende yo les enseñaré el combate varonil—dijo.

—El día de hoy los vamos a dividir por género para explicar lo básico, mañana comienzan los mixtos—agregó la entrenadora Ava.

Nos acercamos a ella y comenzó a mostrarnos los puntos débiles de la mujer, las posiciones de combate que suelen ser más sencillas y convenientes para nosotras, también nos indicó que la fuerza no siempre es la clave sino el ingenio. Nos hizo practicar los ataques entre nosotras y cuando fue mi turno suspiré pesadamente.

La chica que me había tocado era más alta que yo, tenía un cuerpo más robusto y un aire de superioridad, quizás sin eso último habría sido una rival digna. Cuando me coloqué de manera correcta, vi la sonrisa que me dio y su ego me dio la señal para no contenerme.

—¡Comiencen! —exclamó la entrenadora.

Tras su señal de inicio, la chica me lanzó un golpe que logré esquivar y en el momento en el que lo hizo estampé mi puño contra sus costillas. Ella dio un paso hacia atrás, según la entrenadora los puntos débiles de una mujer y un hombre son bastante similares pero nosotras tenemos menos resistentes ciertas partes.

Le di una patada en el costado de la rodilla y la vi tambalear, me soltó un golpe en el abdomen y yo se lo regresé en la garganta. Se quedó sin aire un segundo y lo aproveché para tirarla al suelo, cayó y con el peso de mi cuerpo la mantuve ahí el tiempo suficiente hasta que me dijeron que me detuviera.

No le dejé más que moretones, no buscaba dañarla físicamente, solo aplastarle el ego.

—Sorprendentemente bien, ¿cómo te llamas? —me preguntó la entrenadora.

—Tracy.

—Las siguientes deben superar a Tracy o éste entrenamiento será patético—les indicó.

Me tocó pelear con otras chicas más, al final todas teníamos un poco amoratado el cuerpo. Estuvimos al menos una hora y media entrenando, después del combate cuerpo a cuerpo nos hizo entrenar con los costales y los muñecos.

Perfeccioné mi técnica de patada con unos consejos que me dio la entrenadora. Después de un rato nos dejaron ir a la siguiente clase, la de los circuitos, en una habitación se crean simulaciones de distintas locaciones para ayudar a que nos acostumbremos a todo tipo de terrenos.

Cuando llegamos ahí el chico de ojos grises me regaló una sonrisa. Tiende a sonreír mucho, cada que lo veo tengo el placer de también poder ver esa sonrisa tan única y eso me incomoda un poco. Lo ignoré por completo y me centré en las indicaciones.

La Guerra Eterna© #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora