Lisandro Martinez

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Sasha Sophia

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Sasha Sophia

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—No quiero.

El labio inferior de la rubia sobresalia mas que el otro, lo que le causaba una ternura extrema a Lisandro. A parte, su nariz y mejillas estaban roja, traía un gorro rojo de lana y estaba envuelta en las colchas gigantes de la cama King size.

En manchester hacía un frío terrible, hasta caía nieve en las calles, eso fue lo que causo la enfermedad pasajera de Sasha. La rubia quiso salir con un vestido, sin abrigo porque no quería llevarlo después.

Lisandro se lo avisó y no le hizo caso, diciendole que era un viejo, aunque le sacara nada mas un año. Y termino despertandose al otro día con resaca, con resfriado, fiebre y dolor muscular.

A causa de esto, Lisandro tuvo que faltar al entrenamiento, no podía dejar a su novia sin ningún cuidado.

—Si seguís con quince kilos de ropa no se te va a bajar la fiebre.

—Pero tengo frío.

Su cuerpo hizo espasmos como si fuera a llorar, no estaba tan lejos de la realidad tampoco porque en unos días le tiene que venir el periodo.

Lisandro respiro hondo, intentando mantener su paciencia infinita. Se acercó despacio y se sentó en el borde de la cama, tocando su cabeza sobre el gorro.

—Pareces un condon.

La carcajada de Sasha se escucho por la habitación y como termino tosiendo un pulmón también. Viendo que su tos se agravaba, Licha la ayudo sentandola y masajeando su espalda.

—Tacho—Dijo con balbuceos la rubia. Su boca se abrió haciendo arcada, al mismo tiempo que el jugador estiro su mano al piso al lado de la cama, donde anteriormente había puesto un balde al escuchar a su novia decir tener nauseas.

Puso el balde al momento que vomitó y sin asco sostuvo su cabello. Las lagrimas de la rubia no pudieron evitar salir, odiaba vomitar.

Sin decir una palabra, se levanto dolorosamente y fue al baño, para lavarse los dientes y lavar el balde. Lisandro en cambio fue a la cocina a preparar un té de hierbas que la ayudaría a con su resfriado.

Estaba poniendo el agua caliente en la taza cuando sintio las pequeñas manos de la rubia tocar su torso, luego su cuerpo apoyarse en su espalda y por ultimo sentir sus labios en los omóplatos.

Con su mano restante le agarro la suya, apretándola un poco.

—Veni a tomar el té.

—¿Es como el porro?

—No te voy a drogar, Sophia.

Lisandro le tomo la mano y la guio al sillón de la sala, ignorando su carita enojada. Se sento en la esquina del sillon y espero a ella se siente adelante suya para pasarle el Té.

Se había sacado un par de capas de ropa por lo que se acurrucó lo más que pudo contra el pecho su hombre y tiro la cabeza sobre su hombro, dejando su cuello descubierto.

Licha aprovecho y le dio un tierno beso en el pliegue blanquecino y sensible. Despues prendió la televisión y cada tanto miraba como Sasha tomaba delicadamente su té, sin quejarse y mirando atentamente las noticias.

Habían pasado unos minutos cuando vio que el agarre de la chica en la taza que descansaba en el muslo, era nula. Asi que la agarro despacio y la dejo en la mesita al lado del sillón, y empezó a acomodar a la rubia para que no tuviera dolor de cuello despues.

La acosto a lo largo del sillon, dejandola del lado de adentro, se tomo un momento en admirar como la rojez iba bajando y corrió los mechones rubios de su frente para darle un besito.

Rodeo su cintura con un brazo y la acercó mas a su cuerpo, queriendo sentir el contacto completo por lo que cuando la rubia apoyo su mejilla en bíceps totalmente dormida, fue ahí que pudo conciliar el sueño.

Al día siguiente, Sasha estaba mejor, bastante.

—¡Amor siento que me tome tres saques de merca!

—Si no dejas de saltar te vas a volver a sentir mal.

Lisandro lo único que quería era abrazarla y seguir durmiendo en cama ya que eran como las nueve de la mañana, pero Sasha se había levantado completamente bien, tanto que en la mañana no dudo en hacerle un desayuno.

—¿No queres que salte en otra cosa?

Licha entendió completamente el doble sentido y no se negó a su propuesta.

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