Capitulo 4. Me gusta.

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VICTORIA.

Baje del autobús y estire mis brazos sintiendo una satisfacción.

—Un museo... De todos los lugares donde nos pudieron llevar, nos traen a un museo —dijo mi amiga a mi lado.

Soltó un bufido y se desato el cabello acomodando lo con sus manos.

—No es cualquier museo señorita Wells -dijo el profesor.

Mi amiga se avergonzó volviendo sus mejillas rojas.

—Muy bien estudiantes, no se alejen, pasaremos lista al comienzo y al final del recorrido, así que no se retrasen y mucho menos anden en otros lugares, quien no este al final punto menos en la materia.

Todos se quejaron y organizamos grupos. Yo me quede en el grupo A, mientras mi amiga se iba al B y su hermano al D. No estaríamos juntos. Ya que.

Camine detrás de mi grupo con el deseo de sacar mi libro y meterme algún rincón esperando a que acabara.

—Bienvenidos chicos, yo seré su guía en el museo de fotografía artística. El museo se abrió aproximadamente hace diez años, bajo la dirección de la familia Esquivel, quien dejo el museo a su hija Mia y lo convirtió en un museo de fotografía cuando se caso. Sin embargo podrán todavía ver unas pinturas de ella y de otros pintores.

Escuche cada palabra y vi a mi amiga pasar con cara de cansancio. Le sonreí y ella me saludo.

Pasamos por distintas secciones y yo trataba de tomarme mi tiempo para ver cada foto. Y no fue hasta que entramos en la sección del esposo de la directora que lo vi.

Estaba mirando un cuadro de una chica que miraba a la cámara con ternura y delicadeza, como si le dijera a la cámara, te quiero. Era hermosa.

Mis pies se movieron solos y fui hasta el, me detuve a su lado mirando la foto.

—Ella es Mia. La foto la tomo su esposo cuando apenas se conocían.

Asentí sin saber que decir.

—Como se abran conocido —dije.

—En china —dijo—, se conocieron en una galería de arte.

—Son de allí.

—No, ella es americana, el italiano.

—¿Como sabes todo eso? —pregunte.

El suspiro y paso a la siguiente foto. Paso una mano por mi cintura y me llevo con el.

—Me gusta la fotografía, la sigo a ella.

—Pero ella es pintora.

—También fotógrafa.

Me conto gran parte de ello, y yo lo escuchaba con atención. No sabía que existían personas tan informadas sobre la pintura, la fotografía. Y sus ojos se iluminaban cada que hablaba.

—Y... Entonces estudiaras fotografía —dije.

—No lo se. Quizá.

En eso lo vi mirar atrás de nosotros, yo me quede mirando la pintura.

Leí al responsable del cuadro.

—ED, para ti mi hermosa pelirroja.

Sonreí sin poder evitarlo. Mire la pintura, era hermosa, un paisaje con el cielo estrellado, un lago y una chica mirando hacia arriba. Su cabello era rojo, un rojo intenso pero suave al mismo tiempo. Era fascinante ver como los pintores creaban algo a traves de una pintura, esa paz, esa calma y esa tranquilidad que estaba segura transmitía ese lugar, lo hacía otra en la pintura.

Un amor salido del libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora