Capítulo 8. El casco y las vacaciones.

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Mire cada estante donde habían varios cascos de diferentes colores y diseños. Todos estaban muy bonitos pero... Estaban un poquito caros, incluso para mi, dejaría mi semana en uno.

—Bueno... Están muy bonitos todos pero, creo que mejor otro día venimos con mas calma —dije dando media vuelta y acercarme a Harry.

—¿Porque? Mejor ahora, ya estamos aquí.

—Si pero... Emm.

—No traes dinero.

—Ósea si, pero no para pagar algo así. Mejor mañana ya lo compro.

—No, nada de eso. Cual quieres.

—Ya te dije que mañana lo escojo. Andando.

Tomé su mano para irnos pero me detuvo cuando no se movió, me regreso frente a él y me dio media vuelta abrazándome por detrás. Eso desató una ola de emociones que recorrió todo mi cuerpo.

Desde hace una semana que me quede en su departamento hace eso. Incluso en la escuela. Cuando nos sentamos en el árbol ya agarramos con que yo me siente detrás de él y el acostado entre mis piernas descansando su cabeza en mi estomago mientras yo leo un poco.

Algo había cambiado y me estaba gustando demasiado.

Camino así conmigo por todos los estantes enseñándome cada casco.

—Harry, no puedo pagar esto, vengamos mañana.

—Yo lo pagaré.

—¿Qué? No, eso no.

—Vic, vamos, quiero que salgas de aquí con un casco y vallamos a cualquier lado en la moto para estrenar el casco. Anda.

—No, no lo voy aceptar si tu lo pagas.

Soltó un suspiro y me soltó para tomarme de la cintura y girarme a él.
Mi corazón latió con fuerza cuando quedamos demasiado cerca.

—Me lo aceptas si pago la mitad.

—¿La mitad?

—Si, la mitad. Yo una parte y tu la otra, de acuerdo.

Lo pensé unos segundos. Así quizá si lo acepto, sería un 50/50. No me sentiría tan mal porque el lo pague todo. Además, mañana podría pagarle esa mitad.

—Esta bien.

Vimos cada casco, me probé algunos pero ninguno lo convencía a él, o me convencía a mi.

—¿De qué color es tu moto?

—¿Llevas casi tres meses subiendo te a ella y no sabes de que color es?

Alce una ceja esperando la respuesta de mi pregunta.

—Azul.

—Tu casco.

—Negro con azul.

Lo medite un rato.

¿Que combina con el azul aparte del negro?

Entonces vi un casco a lo alto de la estantería.

—Qué tal ese.

Señale donde veía y el sonrió de inmediato.

—Me encanta.

Cuando pagamos le di mi parte y me mando a ver como lo empacaban. Le hice caso.

Era de color negro, con líneas azules combinadas con morado, y la parte del vidrio o como se llame para subir y bajar era de morado con los bordes azules. Si lo veíamos, combinaba más el mío con su moto que el de él.

Cuando me lo dieron el llego y sentí su mano en la bolsa trasera de mi pantalón
Me asuste y le solté un manotazo.

—No, estamos en público.

—Ósea que en privado si puedo —dijo con una mirada coqueta.

Estaba segura que me había ruborizado, así que baje la mirada y agarre el casco saliendo de ahí.

Cuando estuve afuera me acerque a la moto y deje el casco sobre esta.

—Bien, veamos que tal.

Me lo puse y el olor a nuevo invadió mis fosas nasales.

—¿Y? ¿Qué tal?

—Te vez demasiado sexi así mujer.

Se acercó a mi y me recargo en la moto poniendo sus manos en mi cintura.

Mi corazón se aceleró y sentí mil mariposas en mi estómago. Agradecía a que tuviera el casco o vería lo roja estaba.

—Ya vámonos —dije.

—Andando.

Subió el vidrio y dejo un casco beso en mi nariz apenas en un roce.

Se subió a la moto y me ayudo a subir a mi. Arrancó y nos fuimos.

(...)

—Entonces me estas invitando a ir con ustedes —dijo dando una mordida a su pastel.

—Aja. Hable con los chicos e iremos a Veracruz estas vacaciones.

El me miró por unos segundos antes de recargarse en sus codos.

—Y quieres que valla.

—Por algo te estoy invitando.

—Solo iremos los cuatro.

—Qué si.

—Segura.

—Harry con que vuelvas hacer una pregunta así juro que te lleno la cara de tu pastel.

—Bien, bien. Me gusta hacerte enojar.

Alzó las manos inofensivo. Se recargo en la silla y volvió a mirarme.

A veces me agobiaba qué me mirara tanto, o mas bien, me hacia sentir demasiado nerviosa. Y de una manera lo adoraba pero lo odiaba.

¿Desde cuando me siento así por alguien real y no por un personaje de un libro?

—Ya deja de mirarme y responde, ¿Iras?

—No puedo evitarlo. Pero si, iré.

Di leves aplausos y seguí comiendo mi pastel.

Cuando llegue a casa y me metí a bañar al salir y agarrar mis pantalones sentí un leve bulto en uno de los bolsillos. Metí mi mano en todas hasta que llegue a la trasera y cuando saque lo que tenia...

Hijo de...

Era mi dinero. El dieron qué le había dado para pagar el casco. Y con el venía una notita.

Ni pienses en pagarlo y mucho menos en no aceptarlo, ya lo estrenaste, ni modo.

(...)

Baje la última maleta y espere a que llegarán los mellizos F.

—Papá, ya casi me voy.

—Si hija, lo sé. Ten.

Me dio una bolsa con varios topers y varias bolsas de golosinas y frituras.

—Se comen eso en el camino, y por favor, me avisas cuando llegues al aeropuerto y cuando aterrices allá y...

—Y cuando llegue a donde nos vamos a quedar y a donde vallamos a ir.

—Lo último no, pero si toma muchas fotos y llámanos cuando puedas. Te quiero mucho hija.

—Y yo a ti papá.

Le di un abrazo dejando la bolsa de lado. En eso escuche la bocina del auto de Fran.

—Y vinieron por mi, nos vemos en dos semanas.

—Suerte hija.

Subí mis maletas y fuimos al aeropuerto. Harry nos vería haya entonces no hizo falta ir por el.

Cuando llegamos dejamos el auto donde lo resguardan hasta que regrese el dueño. En cuanto entramos lo vi esperando sentado.

Sonreí por inercia y camine más a prisas. El levanto la mirada y se levantó de inmediato. Me abrazo cuando estuve cerca de el.

—¿Listo?

—Si.

Caminamos junto con los mellizos qué no dejaban de mirarme y alzar las cejas. Solo rodaba los ojos.

Cuando nos sentamos quedamos de frente, Fer se sentó a mi lado, Fran enfrente de ella y Harry frente a mi.

El vuelo fue largo y me quede dormida apenas despegamos.

HARRY.

Verla tan sonriente era lo mejor del mundo. Ese día que compramos su casco me hizo ilusión qué escogiera uno que combinara con el mío. Algo quizá tonto para muchos, pero para mi era lo mejor.

Cuando me invitó a sus vacaciones con sus amigos me sentí tan alhajado qué no pude evitar hacerla enojar, amaba cuando se ponía así, su frente se arrugaba y su nariz se ponía roja. Se veía tan hermosa que no podía dejar de mirarla.

Y aquí estábamos, frente a frente, la veía dormir y era tan tranquilizador esto que... Se veía hermosa.

—Te gusta.

Mire a mi costado. Francisco miraba la ventana pero la quito para dirigirla a mi.

—Vic, te gusta.

No conteste, aun que la respuesta era obvia.

—Se nota demasiado. Desde antes que hablaran te pillaba mirándola de lejos. Te brillaban los ojos.

Desvíe la mirada a Vic para evitar responder. Creí que era discreto.

—No te sientas mal, me alegra por ti. Vic es asombrosa. Es una persona dulce, inteligente, bonita... Tiene todo lo que cualquier hombre mataría por tener.

—¿A ti te gusta? —pregunté con temor.

—No, nunca me ha gustado, mucho dicen que si, pero nunca lo ha hecho. Siempre la he visto como una hermana menor, como una de nosotros —señalo a su hermana—. Te doy un consejo.

Asentí.

—No la dejes ir. Vic vale demasiado y ella lo sabe, no aceptará menos. Y créeme que para que le gustes, tendrás que derrumbar los estándares de cada personaje ficticio qué ha leído.

—Lo sé.

—He escuchado que también te gusta leer.

—Si, por ella es que leo.

—Pues en hora buena, acabas de derrumbar una muy grande muralla en ella. Podrás corresponder a cada estándar puesto por ella.

—Si, estoy dispuesto a cumplir los estándares qué ella tiene, porque también se cuanto vale ella, se cuanto se merece, y se que ella puede brillar sola sin necesidad de que la ayuden.

—Amigo mío, a partir de hoy, seré teamHarry.

(...)

En cuanto llegamos nos hospedamos en una habitación con cuatro camas. Vic no evitó la sonrisa desde que bajamos del avión y se veía como una niña mirando el mar desde el balcón.

—Bien, cámbiense, iremos a disfrutar estas dos semanas.

Todos los días recorrimos varias partes. Vic no soltaba mi mano cada vez que salíamos, corría conmigo se un lado a otro mirando todo.

Cuando nos detuvimos en la playa ella y Fernanda extendieron una manta en la arena y pusieron una sombrilla tapándose del sol.

—Corre, Har. Vamos —me dijo Fran.

Desde que bajamos del avión se volvió cercano conmigo y me agradaba. Era bueno tener a los amigos de Vic de mi lado. Así sería más fácil estar con ella.

Fran se quito la playera y se quedo con su bermuda. Ahora veía porque a mi hermano no le agradaba, tenía competencia.

Corrió en cuanto le aventó su playera a su hermana y esta maldijo. Me quite la mía y me acerque a dejarla junto a Vic.

—Me la cuidas.

—S-si.

Sus mejillas estaban rojas, pero no sabía si era por el calor o porque se ruborizo.

Su mirada detallo mi abdomen. Ya lo había visto antes, no era nuevo para ella.

Cuando me aleje y corrí detrás de Fran escuche la risa de ambas chicas que estaban tumbadas en la arena.

—Vamos por ellas... —dijo Fran—, míralas, no se han quitado ni sus vestido. Ven.

—Fran no creo que...

No me dejo terminar cuando corrió de nuevo con ellas. Yo lo mire de lejos, empezó hablar con su hermana que se quito los lentes de sol y antes de levantarse hizo una mueca.

Todo paso demasiado rápido, Fran cargo a su hermana en su hombro y corrió hacia mi.

—¡No Francisco! ¡Mi vestido! ¡Espera!

Paso a mi lado y se aventó al mar con su hermana. Una ola los empapo por completo.

—¡Vic! ¡Corre o te toca a ti!

Me gire a Vic qué sonreía. Me acerque a ella despacio y mientras lo hacía subía sus lentes.

—Viene señorita por las buenas, o por las malas —le dije.

—Creo que prefiero por las buenas.

Le di mi mano que acepto con gusto. Me dio sus lentes y me los puse, la vi quitarse el vestido subiéndolo por sus brazos, y mientras lo hacía... Wow.

Un bikini de dos piezas azul marino qué hacia contraste con su piel la hizo ver... Carajo.

Me quite los lentes y los puse sobre mi cabeza mirándola. Dios mío. Es hermosa. Es perfecta.

Se giro para dejar su vestido y tuve una perfecta vista de su... No, no.

Aparte la mirada justo al tiempo que Fernanda venía toda empapada.

Me sonrió cuando miro la situación.

—Wow amiga, tremendo cuerpazo qué te cargas. Por ti me vuelvo bisexual.

—Cállate. Ven, te ayudaré a quitarte el vestido. Te alcanzo allá.

Lo último me lo dijo a mi, así que sin decir nada me fui con Fran.

A los pocos minutos vi a ambas venir hacia nosotros y... Mi corazón latía con fuerza cuando la veía. No podía dejar de mirarla, se veía hermosa, no por el bikini, si no por ella.

Su forma de caminar la hacía lucir tan sexi y bonita que te hechizaba. Su cabello ondulado se movía por el viento y por su caminata. Sus piernas hacían qué su cadera se ondeara de forma sutil y provocadora, lo hacía ver tan natural que era sexi verlo. Su sonrisa era digna de fotografiar, esos ojos castaños qué haría lo qué fuera por ser lo primero que veo al amanecer.

—Definitivamente tengo a las hermanas más guapas del lugar. Vengan —dijo Fran, atrayéndolas a él y llevarlas dentro del mar.

La tarde la pasamos en juegos, en risas en una qué otra ahogada por parte de Fran. Estas vacaciones valdrían la disputa qué tendría en casa con mi hermano. Estar con ella lo valía todo.

VICTORIA.

Año nuevo, ¿saben que significa para muchos? Un momento de cerrar ciclos, de abrir nuevos, de tener nuevas metas, de tener un nuevo comienzo. Para otros, significa todo lo contrario, significa quizá tristeza, nostalgia por el año anterior, el recordatorio de que no cumplieron sueños ni metas que se había propuesto.

Pero es normal. Estar en ambas partes era normal. Y para mi, este día era especial. Me recordaba que seguía viva, qué tenía amigos, dos padres que me aman, y... Un chico que no dejaba de sonreírme cada vez que lo miraba, y que yo no dejaba de ruborizarme cuando lo hacía.

No sabía que estaba pasando, pero no quería detenerlo, no quería pararlo. No me importaba si al final quizá esto no llegaba más lejos, quería disfrutarlo como un libro.

Nunca sabes que vendrá en el próximo capítulo, y eso era emocionante y preocupante, pero no lo cambiaba. Quería seguir hasta llegar al final, y quizá, solo quizá esto pueda terminar bien. O no.

Di otro trago a mi bebida justo cuando Fran se puso de pie y señaló al frente.

—Iré a por esa chica, esta sola, y se me hace una falta de respeto que lo esté. Ahora vengo.

Ya estaba ebrio, me alegraba qué yo no lo estuviera, así que me levante y me puse frente a él.

—No, déjala.

—No, déjame tu a mi.

—Francisco.

No lo pude detener así que fui detrás de él. Se acercó a la chica de cabello... Ni se veía bien el color de su cabello con todas las luces, solo tenia el cabello mas corto qué el mío y se veía un tanto triste.

—Hola preciosa —hablo Fran.

Ella se giro y... Wow, creo que la... No, no creo. Pero se parece demasiado. Pero tenía los ojos... No, quizá los dos tragos me hacían ver cosas que no.

—Hola —le contestó.

—No quieres bailar. Te he observado y no me gusta ver a una chica así de hermosa tan sola.

—No gracias. No bailo.

—Vamos no seas así —insistió mi amigo.

Estuve a punto de interferir cuando otro chico llego. Era alto, con una figura que daba miedo e intimidaba.

—Ha dicho que no amigo.

Mi amigo se quedo mirando al chico y se dio por vencido. Alzó sus manos en rendición y se dio media vuelta.

—Te lo dije.

Eche otro vistazo a la chica que ahora platicaba con el chico. Se veía que eran íntimos, quizá eran novios. Ojalá que si, se veían bien juntos.

En toda la noche no la volví a ver y menos cuando salí a bailar con Harry. Con cada vuelta que me daba su sonrisa se acentuaba y mis nervios aumentaban. Mi corazón latía como loco y mis emociones estaban a flor de piel.

Cuando la música acabo, Harry pego su frente a la mía y yo me sujete de su cuello, mientras el se aferraba a mi cintura.

Nuestras respiraciones estaban aceleradas por bailar, tratamos de volver a respirar con normalidad, cuando abrimos los ojos y las miradas se cruzaron, pude ver un brillo único en los ojos de el. Y creo el vio el mismo brillo en los míos, porque se inclino y yo me pare de puntitas para besarlo.

—¡Vic!

El grito de mi amiga me detuvo.

Me aleje de Harry nerviosa y apenada.

—Voy —dije.

Sin mirar a Harry me aleje para ir con mi amiga.

Te voy a matar si no es nada de vida o muerte para que me hayas interrumpido.

Un amor salido del libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora