Capítulo 19. Contando los dias.

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VICTORIA.

Siete días para que se fuera. Hoy empieza la cuenta regresiva, me la paso contando los días desde que paso la graduación para el que se valla. Y lo odio.

Odio contar los días para darme cuenta que no lo veré por un largo tiempo... O quizá no lo volveré a ver.

No, si, lo veré de nuevo. Cuando sea uno de los mejores fotógrafos y sea muy reconocido. Solo lo veré así. Y duele.

Aun que esta fue mi decisión ¿no? Si no me alejaba el no se iba. Es lo mejor...

HARRY.

Seis días para irme. Y aún esperaba esa llamada, esa visita de ella. No me importaba si me había dejado, quería verla.

Y si, yo puedo tomar la moto e ir a buscarla... Pero si ella no me quiere ver no valdría nada el ir.

Me la paso en mi departamento esperando escuchar el timbre, abrir y ver que es ella la que espera del otro lado. Sin embargo no. Nunca era ella.

—Deja de mirar ese teléfono, no cambiará si lo vez cada cinco segundos.

—Cállate, Connor.

El era el más feliz. Y aún no comprendía porque no la quería.

VICTORIA.

Cinco días para que se fuera.

Miraba el teléfono con desesperación. Queriendo encenderlo y llamarlo. No podía olvidarlo. Por más que trataba de hacerlo no podía.

Cerré de nuevo el libro frustrada.

No podía leer. No podía, las letras en las páginas no pasaban a esa película como siempre, esta vez se quedaban en eso, en letras escritas en un papel.

—Llámalo —Fran apareció en mi habitación.

—¿Qué haces aquí?

—Papá vino a ver al tuyo, unos negocios.

—Vino Fer.

—No, esta ayudando a mamá en casa. Pero si la querías a ella en vez de a mi, la llamo.

Hizo como si saliera de mi habitación, me levante y lo jale del brazo para que entrará en la habitación. Se sentó en la silla giratoria como siempre y me miró.

—Deberías llamarlo. Se va dentro de poco.

—Lo sé.

Me miró con tristeza y preocupación al mismo tiempo. Y eso de cierta manera me enojo.

—No me mires así.

—Siempre te he admirado. Eres como mi segunda hermana, y admiro tu coraje y tu valentía, pero a veces la odio. Porque te hace ser fría y terca.

—¿Qué...?

—Llámalo. Sabes que lo quieres —me interrumpió—, y lo necesitas. Ambos lo hacen.

Entonces se levantó y antes de salir de mi habitación se volteo.

—El día que lo llevaste al viaje de vacaciones... Hable con el... Y con solo mirar, supe que el era el que debías conocer.

Entonces se fue.

Mire el teléfono y el libro a su lado.

Bufé y me senté en la silla cerca de la ventana.

HARRY.

Cuatro días.

Cuatro días para irme. Y aún miraba el teléfono con esperanza.

Un amor salido del libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora