Capítulo 5. Mi lugar favorito.

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HARRY.

Un mes, un punto mes donde no me podía acercar a ella. Era agobiante solo verla de lejos sin poder acercarme más de lo necesario.

Porque si, mi hermano se estaba metiendo. Y no podía con eso. Cada vez que me veía cerca de ella, llegaba y tiraba de mi brazo alejándome.

Ella lo había notado, lo sabía. Y cada vez que veía junto a mi hermano, su sonrisa se borraba.

Tanto me había costado hablarle para después volver alejarme de ella.

Las únicas veces que me podía acercar a ella sin que mi hermano estuviera era en la clase que compartíamos. En esa clase me sentaba junto a ella, pero igual no le hablaba. No quería ser grosero con sólo hablarle ahí y no en el resto de la escuela o del día.

Antes de entrar en la cafetería la vi en su casillero metiendo un nuevo libro en su mochila y sacar un toper rojo. Estuve dispuesto acercarme.

Corrí detrás de ella cuando la vi alejarse pero me detuvo la voz de mi hermano.

—Harry, vamos.

Ella se giro a verme, y está vez se volteo sin mas. No me sonrió, no se detuvo a preguntarme con sus ojos porque no me acercaba.

—Cuanto te odio —le dije a mi hermano.

—Me lo agradecerá un día hermano.

—Jamás. Apártate almenos.

Camine hacia el jardín, no tenía ganas de estar con él, ni en un lugar donde ella estaria tan cerca y lejos a la vez.

Y antes de poder salir al jardín los altavoces sonaron con la voz de nuestra directora.

—Alumnos y alumnas, al concluir el descanso favor de ir a las canchas de basquetbol. Les tenemos una sorpresa.

Mire la hora en el reloj colgado sobre la puerta. Faltaban veinte minutos.

Salí aún así y fui al mismo lugar donde nos hablamos por primera vez. Me senté recargado en el árbol y saqué mi teléfono buscando el nombre del libro que tenía.

Era nuevo, esta vez ya iba siete libros diferentes. Y yo no podía con más. Apenas iba leyendo cuatro y ya había agregado otro más.

Este mes se estaba concentrando mucho en leer. Cuando lo encontré lo descargue y seguí leyendo el que había dejado pendiente.

Cuando el timbre sonó me levante y camine a paso lento hacia las canchas. Cuando llegué la mayoría de lugares estaban ocupados. Me detuve en la cuarta hilera y cuando me di cuenta ella estaba a mi lado.

Sonreí sin poder evitarlo. Mire al frente mío y mi hermano me miraba enojado. Le mostré el dedo medio.

Se dispuso a levantarse pero la directora apareció y se detuvo.

—Hola —dije.

Ella se giro a verle. Su sorpresa era grande, sin embargo me dio una mirada recelosa.

—Valla, si hablas.

—¿Como estas?

—Bien.

—Ok, chicos atención —le presto atención a la directora y yo me moría por que me mirara—, el día de ayer, recibí un correo de una universidad ofreciendo un concurso.

—¿Estas molesta? —le pregunté acercándome a su oído.

—No, pon atención.

—Quieres ir...

Un amor salido del libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora