seis

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07:23

Es la hora que refleja el reloj la primera vez que lo miro, me habré despertado a eso de las cuatro y me encuentro tratando de conciliar el sueño desde entonces. Me vuelvo a dar la vuelta suspirando.

No puede ser, 7 y 23, LA PUTA QUE ME RE PARIÓ.

Esa mierda me persigue o yo ya tengo la cabeza quemada.

Después de ese entrenamiento tuve que mirar desde lejos y con bronca, como el español afianzaba cada vez más su relación con el coreano, hasta tienen un saludito cuando hacen goles. Están completamente equivocados si creen que es solo eso lo que me tengo que fumar, sumemos el hecho que Sonny decide pasar de mi para irse con el cara de verga ese.

Si bien en la cancha no cambiamos nuestro comportamiento, sea darnos abrazos y/o besos antes y después del partido, tirones de pelo y esas cosas que hacemos siempre. Nuestra relación fuera de la misma se agrietó muchísimo. Siento hay miles de kilómetros de distancia entre nosotros, cuando lo más lejos que estábamos uno del otro eran, a lo sumo, cinco centímetros.

Desconozco cuáles son las intenciones del español para con mi Sonny. Digo, con Sonny.

Porque mío no es.

Suspiro una vez más y me levanto, si no me puedo dormir al menos voy a hacer algo productivo, tomar mate.

Agarro mi celular de la mesa de luz y me voy a la cocina donde preparo todo para mi desayuno. Me voy al living y me siento a meditar todo de la mano de mi amigo que no me cambia por nada, mi mate.

Saco mi teléfono y entro a Twitter, tal parece que no fui el único que se dio cuenta de la creciente conexión entre mis compañeros. Ya están las pelotudas que dicen que seguro son novios y no se que mierda más. Me hacen agarrar una bronca. Quiero patearle la cara a alguien.

Tendría que estar descansando después del partido nefasto que jugamos ayer, pero no, a mi cabeza no se le ocurre mejor momento para sobrepensar todo con respecto a Son y Porro, lo peor es que ¿que carajo me importa a mi si salen?.

No bueno, ¿a quien carajo le quiero mentir? Si me muero por exigirle al asiático que me diga que carajo es todo este jueguito que tiene con el español.

Entre mis desvaríos me bajo el termo y me doy cuenta que ya son las nueve y media, me levanto del sillón para juntar todo lo que ensucie. Y aprovecho para hacer las cosas de la casa, tiendo la cama, pongo a lavar la ropa, etc.

Escucho que me suena el celular, es una notificación de WhatsApp así que voy a la aplicación y me encuentro con un mensaje del chino diciendo que está por llegar.

¿Y a este que le pinto?.

Ah, cierto, nosotros, normalmente el día después que perdemos un partido nos juntamos a divertirnos para "olvidar" el trago amargo de la derrota. Pasa que ahora se junta más con otra persona que no quiero nombrar, entonces ya me desacostumbré a la tradición.

Le contesto un corto ok, te espero. Y vuelvo a navegar en la aplicación del pajarito, faveo un par de tweets que son bardo en contra de otras selecciones o contra personas que bardean a la Scaloneta. A esos ni un vaso de agua.

Dejó el celular en el living y voy a la cocina para poner a calentar agua para el mate, esta vez dulce, como le gusta al gordo.

Me asusto un poco cuando siento dos manos en mi pecho y un peso en mi hombro derecho.

Hola Cris— me dice meloso el coreano a mi espalda, me da un beso en el cachete y se aleja para ir a la alacena, sacar un plato de esta y poniendo ahí unas cosas que trajo para comer, veo que se va para el living.

overdrive || cutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora