Capítulo 11.

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– ¿Ya tienes todas las cosas listas?

– ¿Enserio? Me lo estás preguntando a mí que llevo una lista de las cosas que llevaré – les digo a mis amigas poniendo los ojos en blanco.

La que debería estar muerta de los nervios era yo, pero en realidad la que lo estaban eran ellas. Igual entendía el motivo porque ahora que me ponía a pensar en ello también comenzaron a aflorar mis dudas. Hacía tanto tiempo que no pasaba tiempo con alguien más que no fueran mis amigos, es decir esto no era una simple cita de dos o cinco horas, era una donde estaríamos dos días completos juntos en una pequeña cabaña compartiendo espacio y mucho más.

Comprendía que ellas estuvieran nerviosas porque había cierta posibilidad de que arruinara las cosas, cuando me ponía nerviosa podía ser muy exigente incluso conmigo misma. Pero también algo que me caracterizaba bastante es que amaba tener mi espacio y probablemente el compartir ese espacio con alguien más provoque en mi algún tipo de reacción que seguramente no sea agradable. Solo esperaba que ocurriera eso porque de verdad él me gustaba, me gustaba mucho.

– Es verdad – dijo más tranquila Anabelle.

Tenía a todas mis amigas sentadas en mi cama mientras preparaba las cosas, esa misma tarde habían dado de alta a Arami por lo tanto ella también estaba con nosotras sosteniendo al hermoso Israel que era un verdadero angelito, me tenía loca y babosa por él.

– Tranquila chicas, me comportaré lo prometo.

– Sabemos que lo harás, de todas formas debes saber que en todo momento tienes que ser tú misma tampoco es prudente que trates de fingir ser otra persona porque debe aceptarte tal y como eres.

– Ara tiene razón – comenta Celeste, su voz suave y calmada trasmitía mucha paz y tranquilidad – Hasta ahora parece genuinamente interesado en ti y además, tú misma nos has dicho al principio él te exasperaba.

– Aún lo sigue haciendo – digo riendo.

– Bueno ahí está, su personalidad tan chispeante ayudó a que una persona como tú tan centrada y reservaba viera la vida distinta e increíblemente la has pasado muy bien.

– Tienes razón, no lo había visto de esa forma. – digo mucho más segura gracias a sus palabras.

Ya con las cosas listas para el día siguiente y el apoyo de mis amigas en mi próxima aventura, siempre con la promesa de que las mantendría informadas de todo, tuve que recostarme ya que Joaquín me aseguró que pasaría por mi muy temprano en la mañana. Me había dicho que la cabaña estaba a unas dos horas de donde nos encontrábamos pero en el camino debíamos abastecernos con provisiones para esos dos días.

Ring Ring

El maldito celular no paraba no sonar y había interrumpido un magnífico sueño. Lo busqué sobre la mesita de luz y no lo encontré, frustrada porque estaba bastante dormida aún prendí el velador para poder buscarlo mejor. El tono había cesado por unos segundos pero luego nuevamente comenzó y entonces lo encontré entre medio de las sábanas, cuando miré la pantalla me percaté que se trataba de Joaquín. ¿Qué habrá sucedido?

– ¿Hola? – respondí, mi voz se escuchaba seca y rasposa – ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

– Eso mismo debo preguntarte yo a ti – me contesta y luego ríe.

– ¿De qué estás hablando?

– Frutillita estoy frente a la casa de los O'Kelly esperando por ti. Creo que te quedaste dormida.

¡Oh no! Di un chillido agudo y salté de la cama con el celular aún en la mano podía escuchar la carcajada de Joaquín del otro lado. Anoche con todos los nervios y la charla con mis amigas, los preparativos de las cosas había olvidado poner la alarma. No lo podía creer, soy una persona muy organizada con esas cosas y siempre podía ser capaz de recordar esas cosas ¿Cómo es que me he olvidado? Este hombre alborotaba mis sentidos.

7 De JulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora