Capítulo 12.

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Cuando la vi esa mañana no pude creer lo afortunado que fui al conocer a esta hermosa mujer. Era sexy como el infierno y ella no estaba consciente de ello y me encantaba, me encantaba porque no temía mostrarse natural como era, no pretendía ser alguien más y disfrutaba siendo tan imperfectamente perfecta. Me cautivaba cada vez que mis ojos la veían, me cautivaba porque nunca había visto una belleza igual.


Esa personalidad suya fría, recatada y muy calculadora contrastaba con ese rostro que me volvía loco y era dueña de mis fantasías. Aunque debía admitir que cuando la conocí y la vi colocarse esa muralla de acero alrededor defendiéndose a si misma me hizo ver que no era una mujer fácil, era alguien con una fortaleza increíble, con una tenacidad poco vista en las personas y con una visión clara de lo que buscaba de la vida. Entonces me di cuenta que era el tipo de mujer que necesitaba en mi vida, ella es la mujer que necesitaba en mi vida.


No le había dicho nada aún de mi pasado y el estado en el que me encuentro a consecuencia de ello, me sentía tan inmensamente mal por ello porque creía que mentía, aunque estaba consciente que era lo mejor. Primero quería ver como funcionábamos juntos estos dos días, conocernos un poco más, saber más de esos pequeños gestos que hacía cuando algo no le gustaba o simplemente no le convencían. Primero quería estar seguro de no volver a equivocarme aunque algo en mi me decía que no fue así, que ella es lo que estaba buscando y no lo sabía.


– Estás muy callado.


– ¿Qué? – contesto porque estaba tan concentrado y perdido en mis pensamientos que no pude comprender lo que salió de su boca.


– ¡Wow! Enserio estabas muy perdido en ti mismo ¿Está todo bien?


La miré porque vi que su ceño fruncido se hizo presente, me encantaba siempre que lo veía porque sabía muy bien lo que significaba aquello. Estaba siendo seria y estaba hablando muy enserio porque estaba preocupada o enojada. Supongo que ahora sería lo primero.


– Estoy bien no es nada solo pensaba un poco, en nosotros.


– ¿Acaso te arrepientes de venir conmigo?


– ¿Qué estás diciendo? Por supuesto que no, sería un tonto si ese fuera el caso. – cuando nuevamente la miré vi que ese ceño fruncido se había profundizado aún más, supe de inmediato que debía decir algo más o todo esto habría comenzado ya muy mal – Pensaba en nosotros, en que quería que estos dos días que estemos juntos sirva para conocernos mucho mejor. Quizás algunas mañas nuevas, caprichos, rutinas algo que me diga más de ti y algo que te diga más de mi que solo con palabras son difíciles de explicar. De verdad me encantas y quisiera que esto de verdad funcione, poder pensar más allá es algo que quiero porque esto, no es solo una simple aventura para mi.


Ok, creo que he abierto un poco de más la boca ya que la dejé pasmada por completo. Creo que la espanté. Soy un verdadero idiota, debí pensar mejor mis palabras, me daba cachetadas mentales por lo estúpido que había sido.


– Lo lamento, creo que fui un poco muy... directo y me apresuré con las cosas.


– No tienes que disculparte – me dice de repente – Solo que lo que me dijiste fue... sí muy directo pero no tienes que disculparte. Debo confesarte que yo al igual que tú creía que estos días nos ayudarían a definir unas cuantas cosas, pero debo admitir que también vengo con algunos miedos internos. Como que veas en mi cosas que no te gusten, que creas que estoy lo suficientemente loca y no quieras continuar con esto porque enserio me gustas, me encantas. Y sé que otro hombre como tú será difícil de encontrar, alguien que me haga de reír de la misma forma que me exaspera, todo al mismo tiempo.


Aquello logra que me riera de su comentario, algo que me encantaba era fastidiarle las cosas. Sus enojos eran muy graciosos ya que eran por cosas muy insignificantes, era obvio que no haría nada que la hiciera enfadar solo por diversión. Mis chistes tenían un límite y creo que ella estaba muy consciente también de eso ya que luego de hacerla enfadar sonríe y termina riéndose de mis ocurrencias como niñita pequeña.





7 De JulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora