Capítulo 13.

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Finalmente habíamos llegado, un lugar hermoso sin lugar a dudas. Joaquín había sido bastante ingenioso en elegir un lugar como este, retirado sin vecinos y afrodisíaco.

La playa era hermosa, los alrededores de la cabaña eran increíbles por donde mire la naturaleza en su magnífico esplendor. Me sorprende que haya recordado mis palabras cuando mencioné que me encantaba la soledad de la playa y la paz que ese lugar me brindaba. Jamás creí que me escuchara realmente y menos que prestará atención. Es decir, sé que hablo mucho y sé que mis amigos escuchan la mitad de las cosas que digo porque los aturdo con las mil cosas que sigo por minuto pero al parecer él no es como ellos, él si me escucha.

Descargamos el auto con todas las cosas que habíamos comprado del supermercado con las provisiones para nuestra estadía que según él serían por dos días, pero con las cosas que compramos bien nos podíamos quedar dos semanas sin problemas. El problema fue que Joaquín no se decidía entre que comprar y que no que sin darme cuenta había llenado el carrito del supermercado y bueno había logrado traer todo eso.

Ya dentro me sorprendí de ver lo impecable y bien mantenido que se encontraba esa cabaña, en el interior la decoración me indicó que hubo una mujer detrás de todo, era realmente precioso bastante rústico todo pero encantador. Cuando entré a la habitación mis ojos no podían dejar de mirar la hermosa cama con dosel que era la estrella de la estancia. La misma tenía un dosel muy poco habitual por supuesto acorde a todo lo rústico de la decoración, pero antes no había visto una cama como esta.

Parecía que se encontraba entre ramas de un árbol que nacía del suelo. Las columnas del dosel eran literalmente ramas gruesas de árboles que sostenían la cortina de tul color aguamarina. Es como si fuera un nido en una rama, era increíble a quien se le haya ocurrido semejante cosa la verdad, una imaginación increíble porque quedaba maravilloso.

— ¿Te gusta? — La voz de Joaquín me sobresaltó, había estado tan concentrada en la cama que no lo había escuchado.

— Me encanta. Nunca vi algo como esto es muy, artístico.

— Bueno la mujer de mi amigo es una artista, es diseñadora de interiores. Las maravillas que hace con los lugares con los que ha trabajado no te haces una idea, quizás en algún momento le pediremos que nos decore para nosotros algún lugar.

— ¿De qué estás hablando? — pregunto achinando los ojos, comprendía muy bien lo que quería decirme pero no lo dejaría pasar quería que lo dijera en voz alta.

— Ya sabes, si vemos que lo nuestro realmente funciona y cuando estemos listos en algún momento podemos irnos a vivir juntos y cuando eso ocurra quizás ella nos podría ayudar. — Lo veía un poco nervioso, pensar en el futuro era arriesgado cuando ni siquiera nos conocíamos bien, pero me encantaba que lo hiciera realmente me gustaba su positivismo para con nosotros. — Sé que me estoy apresurando pero bueno, en algún momento puede ocurrir. No me hagas caso.

— ¡Wow! De verdad te has puesto muy nervioso. — digo riéndome a su costa, me acerco y enredo mis brazos alrededor de su cuello — Me gusta que pienses en nosotros en un futuro, yo también lo hago y me encanta lo que imagino.

Él me ve con esos ojos que me vuelven loca, sus labios se curvan en una sonrisa y tomando mi cintura me toma entre sus brazos sin ninguna dificultad haciendo que enrede mis piernas en su cintura. Podía sentir muy claramente su excitación, era increíble que tuviera ese mismo efecto él ya que desde el momento en que posó sus ojos en mí hizo que mi interior comenzara a hervir en un deseo incontrolable. ¿Así estaremos estos dos días? ¿Acaso no seremos capaces de salir de la habitación?

— Me vuelves loco, no sabes cómo te deseo todos los días, todas las horas, todos los benditos minutos y segundos y cómo sufro cuando no te tengo así. Parezco un adolescente que aún no ha aprendido a controlarse.

— Me tienes igual, no se que has hecho en mí doctor sexy pero logras que me vuelva loca por completo.

Sus manos presionaban con fuerza mis glúteos, buscaba acercarme más a él para sentirme aún más cerca cuando eso ya era imposible. Estábamos muy pegados y lo único que se interponía entre nosotros eran nuestras prendas. Besándome de una manera tranquila pero voraz y pasional fue acercándonos hasta la cama, bajándome nuevamente sobre mis pies tomó la parte baja de mi blusa y la levantó dejándome parcialmente desnuda.

— Mmm que sexy se te ve un sostén como estos y que productivos son para cuando no tengamos mucho tiempo. Espero que la próxima que me visites al hospital vayas con uno de estos.

Me reí ante su ocurrencia, aunque era verdad. Un sostén de strapless era muy útil en momentos como estos pero cuando no contabas con mucho tiempo ya que solo lo puedes bajar y ya está. Pero su propuesta para nada indecente de volverlo hacer en su oficina provocó que me prendiera aún más y ya imaginara esa situación. La adrenalina que había vivido fue magnífico y único, ese miedo de ser atrapados por alguien o que alguien nos escuchara del otro lado sumado a la lujuria del momento fue simplemente una experiencia bastante agradable que por supuesto que gustaría volverlo a vivir.

— No alimentes mi imaginación doctor sexy, porque luego será aún más difícil de complacerme.

— Me gustan los desafíos frutillita.

Esa picardía en sus ojos ya me decía que nuevas experiencias viviría a su lado y que no me aburría en ningún momento. Este hombre había llegado para cambiar por completo mi vida, darme un giro de 180° y hasta cambiarme a mi misma y mi forma de ser. Desde que lo conocí ese gran impulso de mantener las cosas en orden había cesado, ya que las cosas con él eran cada día una sorpresa, y yo odiaba las sorpresas hasta que comenzaron a agradarme ya que al parecer él sabía que sí me gustaban.

¿Tendría algo malo este hombre o era tan perfecto como lo veía?

Hasta ahora no había encontrado nada que me dijera que fuera alguien más, se había mostrado como alguien transparente y quería creer que me había hablado con la verdad todo este tiempo. Cuando le había dicho sobre lo que escuché con las enfermeras me había dicho sí que en realidad se había ganado esa fama de Donjuán pero que conmigo todo fue diferente. Y podía notarlo, podía ver los esfuerzos que hacía, podía ver cuan interesado realmente estaban en mí. Si de verdad hubiera querido que fuera una más en su lista no me hubiera ido a buscar hasta la habitación de Arami ese día en el hospital.

Con eso en mente me dejo llevar por el momento, dejo de pensar en las tantas cosas que mi cerebro tenía para procesar y me dejo llevar por las sensaciones que mi cuerpo estaba sintiendo en ese momento. Ese sin fin de placer que me recorría todo el cuerpo, ese hechizo pasional que solo este hombre podía lograr que me afectara de esta forma. No quería pensar en nada más por ahora y solo disfrutar, ya vería en estos días estando a solas que más aprendía de él y más descubría de su pasado. Quizás me sorprenda o quizás me encuentre con alguien bastante normal. Ya lo veré.

7 De JulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora