Capítulo 22.

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No sabía que mierdas iba hacer ahora, todos me miraban con celos fruncidos y miradas de odio, no podía culparlos por mis mentiras esto se arruinó y empeoró de una manera exponencial. ¿Qué haría ahora?

Su amenaza fue clara, no podía contactar con los policías por lo que debía de esperar a su llamada. Me encontraba eufórico lleno de nervios, miedo y muchas otras sensaciones que nunca antes había experimentado.

Mi corazón dejó de latir en ese mismo momento en que la vi junto a Cony, entonces me di cuenta que esa mujer nuevamente arruinaría mi vida y algo tan bonito que había comenzado a amar con fuerza. No comprendía cómo lograba enterarse de todo y esta vez incluso se había enterado de dónde nos encontrábamos que logró aparecerse aquí.

Si tan solo llegara a ocurrirle algo a Constanza me odiaría por ello toda la vida, no lo resistiría. Todo por haber sido egoísta y no contarle sobre mi pasado y la condición de mi presente, todo por amarla tanto y no querer perderla.

— ¡Hey! Maldito bastardo, todo es culpa tuya — Martin arremetió sobre mí sorpresivamente dándome un fuerte golpe en la cara con su puño cerrado, un calor invadió mi mejilla en ese mismo momento.

No logré defenderme a tiempo y simplemente me dejé golpear porque en verdad me lo merecía, al final de cuentas se encontraba en esa situación por mi causa. Ella me lo advirtió pero no quise escuchar.

— ¡Basta Martín! No lograremos nada si nos golpeamos entre nosotros y no pensamos en como salvarla.

La voz de la razón había sido Arami quien estaba furiosa y bastante roja estirando de la camiseta de Martín que aún estaba sobre mí. Los demás al verla a su amiga queriendo detener la pelea decidieron involucrarse, al parecer en el fondo todos sentían que me lo merecía y tenían razón, pero también la mujer lo tenía al decir que debíamos pensar en cómo rescatarla en vez de pensar solo mi.

— ¿Por qué lo defiendes? — pregunta bastante molesto Martín.

— ¿Por qué? Porque la ama al igual que nosotros y porque ella también lo ama. Se equivocó ¿Acaso no todos lo hicimos en algún momento? Somos humanos, pero no tiene la culpa de tener un pasado que lo persigue.

Me quedé muy sorprendido con las palabras de Arami, habían sido tan justas que incluso yo me quedé pensando en ellas por unos segundos. ¿Había dicho que Constanza me amaba? Si lo decía ella entonces es porque realmente era así, yo estaba muy consciente que ellas entre amigas se cuentan todo, aquello me dio las ganas que necesitaba para levantarme y pelear por ella y no sentirme destruido.

— No creas que de igual forma no lo tienes que recompensar de alguna, porque enserio tendrás que buscar algo mucho más increíble que solo una cabaña para poder compensar la gran omisión de la verdad ¿Me escuchaste? — Ella lo estaba mirando y apuntando con un dedo con una determinación que rozaba lo aterrador.

— Si por supuesto. Gracias. — no sabía que más decir, ella podía ser muy intimidante cuando lo quería.

— Bueno y entonces ¿Qué haremos cuando llame? Dijo que sin policías. — comentó Celeste que estaba histérica.

— Y debemos de cumplirlo, porque no sé como lo hace pero siempre termina enterándose de todos mis movimientos. El poder que tiene sobre mi es increíble y se incrementa gracias a la ayuda de mi madre.

Todos se quedaron inmóvil y mirándome como si tuviera tres cabezas. Podía ver el gran signo de pregunta arriba de cada una de sus cabezas queriendo comprender que fue lo que acababa de decir. Parecía una locura, lo sabía pero era la verdad. Una verdad que me ha atormentado por mucho tiempo.

— ¿Cómo que tu madre la apoya? — preguntó Alejo bastante intrigado.

— Así es, mi madre y mi esposa se unieron en mi contra con la intención de hacerme la vida una porquería porque según ellas, yo las privé de algo hermoso, natural y por completo necesario en la vida de una mujer. Ellas tomaron muchas decisiones por mi sin consultarme, hice algo que me correspondía a mí decidir y se enteraron. Luego me culparon y me tacharon a mi como el culpable cuando lo que hice fue tomar una decisión por mi mismo respetando nuestros votos.

— Así no comprendo nada, explícanos por favor — dijo Sheryl con el ceño muy fruncido.

No teniendo más remedio tuve que decirles las verdad, toda la historia. Sabía muy bien que este grupo de amigos era bastante sincero uno con el otro y sabía que cuando yo se lo contara a Constanza ella vendría y se los diría. Además había estado analizando mi situación, si salíamos de esto bien necesitaría la mayor cantidad de ayuda posible y agradecería que alguno me pudiera comprender.

Les tuve que hablar del acuerdo con Solana antes de casarnos sobre la de no tener hijos, habíamos escrito en nuestros votos respetar siempre las decisiones del otro comentándolas previamente como pareja. Luego de un par de años de estar casados como había descubierto que en secreto ella y mi madre habían estado tramando que pudiera quedarse embarazada haciendo varios tratamientos. Pero luego contarles la parte donde mi secreto salió a la luz los dejó muy sorprendidos y pude decir que vi cruzar la comprensión en los ojos de las mujeres presentes.

— Cuando Solana y mi madre descubrieron que luego de todos esos tratamientos, pastillas y todos los que haceres que hacen las mujeres para quedarse embarazadas no funcionó porque la realidad es que yo no podía tener hijos, fue lo que rebalsó el vaso y logró que se desatara la cólera en esas dos mujeres.

— No entiendo, eso no fue culpa tuya en realidad, es culpa de la vida, de la genética que así lo quizo.

— El problema no era ese, el asunto fue que cuando descubrí lo que tramaban en secreto yo también, me hice la vasectomía.

Silencio.

Ninguno emitía ni siquiera un sonido, los había sorprendido. Entendía perfectamente esa reacción porque en su momento mis amigos habían reaccionado así. La verdad es que en ese momento había tomado mi decisión por mi mismo y fui a hacerlo sin decírselo a nadie. Ella había roto los votos primero por lo que era libre, yo lo hice porque estaba por completo decidido a no tener hijos y no dejaría que hasta incluso eso mi madre y mi esposa decidieran por mi. Necesitaba urgente poderme sentir libre de tomar mis propias decisiones y por suerte, lo había hecho. Lo malo, fue que gracias a eso tengo a las dos brujas arruinando todo lo que consigo para mi.

— Bueno puedo decir que un poco comprendo, pero de todas formas no la excusa. Debió consultarte y debieron hablarlo. Además tu madre no debió involucrarse también. Entiendo también tu situación, si han estado destruyendo todo lo que quisiste comenzar, ahora comprendo porque quisiste protegerla de toda esa locura para que lograran conocerse realmente bien antes de volver a equivocarse. Supongo que ella te habló de... su pasado.

— Gracias por entender Anabelle. En realidad poco y nada, me dijo que hubo algo entre ella y... bueno, Martín pero que no funcionó. Desde entonces me dijo que simplemente se dedicó al trabajo y nada más.

— ¿No te mencionó a sus padres? — preguntó Martín.

— Un poco si pero no explicó mucho, solo sé que escapó de ellos.

Los amigos cruzaron miradas uno con el otro mientras asentían y miraban al suelo. ¿De qué me perdí?

— Así como nos contaste tu historia deberás de contárselo a ella para que entienda y luego deberán sentarse y hablar realmente bien para que no vuelvas a tener el mismo problema. Ella ya ha sufrido bastante y no quiero que vuelva a su sufrir por culpa de un hombre que no sabe ser sincero ¿Oíste bien? O sino te las verás conmigo doctorcito.

Martín aún tenía una mirada amenazante pero podía darme cuenta que se había calmado mucho más, al parecer escuchar mi historia logró que pudieran comprender el porque de mi silencio con respecto a algo tan importante. Eso me alegraba porque aquello me daba cierta esperanza de que quizás Constanza también me perdonara y aceptara seguir a mi lado. 

7 De JulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora