CAPITULO 39

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SAINT 

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SAINT 

Ha sido un largo día de entrenamiento.

Pat dirige dos semanas de entrenamiento intensivo al final del campamento y realmente llenamos el lugar. Desde que los dormitorios están abarrotados, los chicos que aparecen se quedan en los condominios con sus padres. Maximizamos nuestro tiempo de hielo y nuestras horas de caminata.

Es duro, pero me encanta.

Aunque estoy hecho un manojo de nervios todo el día, porque Zee tiene su encuentro con el relaciones públicas. Así que después de la última sesión del día, corro de vuelta al dormitorio. Esta mañana dejé intencionadamente el teléfono en la habitación así no pasaría todo el día comprobándolo.

Hay algo frente a mi puerta. Es un paquete de FedEx. Cuando la alzo, es ligero.

Abro la puerta y entro en mi habitación casi vacía. A Pat aún le faltan entrenadores, lo que significa que es algo bueno que volviese para ayudarle.

Lo primero que hago es comprobar el teléfono. No hay ningún mensaje de voz y el único mail es una oferta de descuento para lentes de sol. Así que centro mi atención en el paquete, sacando la cinta del borde y desenvolviéndolo.

Y aparece una caja de regalo, la misma que recientemente llené de Skittles morados. Quito la tapa y encuentro una hoja de papel dentro, y me encuentro sonriendo cuando veo un único Skittle morado sobre la hoja.

Es el resultado de un análisis médico reciente al señor Zee E. Pruk, Jr. Cada enfermedad de transmisión sexual conocida por el hombre está citada allí y la palabra "negativo" aparece después de cada una.

Garabateó algo al final: Iba a llenar la caja de condones morados, pero luego tuve una mejor idea. Yyyyyy ahora estoy cachondo además de impaciente.

Así que empiezo a pasear por la habitación.

Cuando la aplicación del correo electrónico en mi teléfono suena unos minutos después, lo saco del bolsillo para leer el mensaje.

Pero no es de Zee.

Querido Entrenador Suppapong:

No puedo creer que no lograse acabar la temporada contigo. Sigo sin hablarle a mi padre. Trabajar contigo ha sido el mejor verano de mi vida y estoy enfadado de que acabase con una nota amarga.

Mi equipo de este año es Storm Sharks U18. Aquí está el enlace, sólo en caso de que tuvieses un poco de curiosidad por mis estadísticas. Creo que van a mejorar y todo gracias a ti.

Sinceramente

John Killfeather, Jr.

Leo el e-mail dos veces. Y luego lo leo una vez más. No dice nada de Zee y yo, y no hay ningún insulto. Sólo un niño que quiere jugar al hockey y sabe lo suficiente como para darle las gracias a la gente que ha intentado ayudarle.

Maldita sea, estoy orgulloso de este correo. Y me siento un poco más optimista sobre la vida que hace cinco minutos.

Tecleo una rápida respuesta, para asegurarme de no olvidarme.

Killfeather, eres un portero increíble y para mí fue un placer trabajar contigo este verano. Por supuesto que comprobaré tus estadísticas y tus progresos durante el invierno. Vas a tener una gran temporada.

Sinceramente, Saint Suppapong.

Después, vuelvo a pasearme y a preocuparme por Zee. ¿Qué pasa si le echan y no estoy ahí para él?

¿Y dónde puedo conseguir un análisis de sangre en Lake Placid, como, para mañana? Cuando me suena el teléfono, doy unos saltitos y luego me apuro a contestar.

—¡Hola, cariño! ¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—Sí, estoy bien. —Su voz ronca se desliza por mi oído y me rodea el corazón. Puedo escuchar que está en la calle y me pregunto qué podrá contarme—. Maldita sea, deseo que estuvieses aquí ahora mismo —menciona.

Me preparo.

—Te llevaría a ese restaurante italiano en Queen Street que le encanta a los chicos. Estoy muerto de hambre y quiero contarte cada palabra de la conversación tan surrealista que acabo de tener.

Prácticamente estoy mareado por el estrés ahora mismo.

—¿Qué tipo de conversación?

—Del buen tipo —asegura.

Mi acelerado corazón se refrena un poco, pero aún estoy asustado de ser optimista. Porque parece imposible de creer que un equipo de alto nivel de la NHL haga caso omiso a la confesión de Zee. Nada de esto cuadra.

—Pero... ¿no deberíamos evitar los lugares donde a tu equipo le gusta comer? — pregunto lentamente—. Sabes que eso significa que la gente nos verá, ¿no?

—Sí, pero pronto, algún día cercano, eso no va a importar.

—¿De verdad? —Quiero una garantía. Quiero un documento ante notario. Quiero un Valium. O una mamada. O ambos.

—Realmente estoy teniendo un buen día —susurra Zee. Mi presión arterial se vuelve a alterar.

—Me alegro —murmuro.

—Te amo —añade.

—Lo sé.

Zee se ríe en mi oído y ese sonido feliz es lo que me convence de que podemos estar bien.

Zee se ríe en mi oído y ese sonido feliz es lo que me convence de que podemos estar bien

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(Ɔ ˘⌣˘)♥(˘⌣˘ C)

Que bonito es el amor no lo creen???

Los leo en sus comentarios amigos

los ama

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El (ZaintSee/ZeeSaint) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora