Capítulo 3

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—Buen trabajo chicos, es hora de descansar— Comentó un trabajador al resto del grupo.

Todos suspiraron aliviados y varios se dirigieron al bonche de mochilas que estaban amontonadas, Coco se acercó para tomar la suya y sacar su tóper junto con Grimaldo, quien le invitó un cigarro de su cajetilla.

Lo tomó entre sus dedos para guardarlo en su bolsillo —Gracias— Volvió a cerrar su mochila junto con su compañero para después dirigirse al resto de trabajadores que comían en grupo e intercambiaban una que otra palabra, tomaron asiento en la banqueta.

Ese día no iría a la repostería de Gordi, había avisado a sus amigos a través del grupo al que había sido incluido sin permiso. Todo porque había comprado dos rebanadas el día anterior y no perder tanto tiempo ese día ya que tenían que avanzar en la construcción.

Los bullicios se detuvieron en cuanto escucharon como su jefe Caricias le gritaba con fuerza a los dos nuevos aprendices que apenas habían llegado la semana pasada, al parecer los regañaba por haber puesto dibujitos y mensajes en la mezcla que se estaba secando.

—Últimamente el jefe tiene un humor de mierda— Grimaldo inhaló de su cigarro antes de expulsar el humo.

—Pensé que era así siempre— Contestó Coco mientras ambos observaban como por fin se retiraba y los gemelos se apapachaban entre ellos.

—No, esta actitud no la tiene hace mucho, seguro que algo le está puteando la vida privada—  Volvió a fumar.

En silencio, Coco pensó un poco sobre la actitud que el oso tenía hacía el padre en su primer día, se preguntó a si mismo si tendría que ver con la actitud reciente de su jefe.

Ambos observaron como el dúo de hermanos se acercaban a ellos, aun limpiando sus lágrimas y cada uno con una bolsita ecológica.

—¿Podemos comer con ustedes?

—No— Contestó Grimaldo.

—Muchísimas gracias— Ambos tomaron asiento junto a ellos en la banqueta mientras sacaban sus tópers del mismo color y modelo para comenzar a comer en silencio.

—¿Por qué los regañó el jefe?—Coco preguntó mientras daba la última cucharada a su rebanada de pastel.

—Es que...— Agacharon la cabeza coordinados —Dibujamos un pitito en los rayones de la mezcla.

—¿Ustedes vinieron a jugar o qué?—Volvió a cuestionar el oso con una cicatriz en el rostro antes de inhalar de vuelta el tabaco.

—No...bueno— Uno de ellos acarició su brazo —Es que...nos hicieron trabajar porque ambos salimos mal en calificaciones en la universidad, así que nos obligaron para "saber lo que es la vida"

Grimaldo negó levemente con la cabeza —La gente rica es bien rara con sus castigos, para ellos es una lección lo que para nosotros es supervivencia.

Coco observó a los gemelos en silencio mientras miraban curiosos a su compañero de trabajo.

—Eres muy amargado Grimaldo— Dijo uno de ellos en reproche, desde que se habían sentado a comer el oso de mirada cansada no había parado de juzgarlos, el mencionado se alzó de hombros —Para la próxima dibuja algo con nosotros, capaz te animas un poco.

—¿Y que el jefe me tire mierda como a ustedes? No gracias— Mientras el resto de sus compañeros discutían, Coco decidió volver a guardar su almuerzo en la mochila antes de ponerse de pie.

—Voy al baño, les encargo mi mochila.

—Sipi— Ambos hermanos respondieron al unísono mientras se alejaba hacía los baños portátiles que les habían puesto cerca de la construcción para que los usaran, aunque en realidad iba a fumar a solas, quería descansar de todos a su alrededor.

La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora