Capítulo 4

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—¿Quiere venir conmigo a donde suelo almorzar?— Soltó Coco mientras observaba como su jefe apenas procesaba la invitación recién dicha.

—¿Qué?

—Es en una repostería cerca de aquí a dos calles— Se alzó de hombros con mochila en el hombro, él y su jefe no hablaban mucho, no eran cercanos como con Grimaldo, pero si era sincero esperaba bajar un poco su mal humor, así todos serían beneficiados y tendrían que soportar un poco menos su mal genio.

El oso mayor gruñó en bajo —No sé si debería ir por ahí...— Se cruzó de brazos y observó al resto, nuevamente comiendo en calma entre ellos, la verdad es que, si le daban a escoger entre el grupo de trabajadores escandalosos o el chico nuevo que hablaba poco y fumaba mucho, prefería lo último —Bien...vamos.

Después de eso ambos caminaron en silencio hasta llegar al local, al entrar se encontraron con el grupo de amigos ya ordenando sus pedidos —¡Ah! Coco ¿Trajiste a alguien hoy?— Sonrisas alzó la mano en forma de saludo, siendo seguido por Pandi y Blackie.

—Ajá, es mi jefe.

—Señor Caricias, gracias por venir— Gordi puso su cuadernito donde tomaba las órdenes en su regazo y extendió su mano, el oso la tomó en silencio.

—¿Lo conoces?— Coco preguntó mientras el oso rosado asentía.

—Fue quien construyó mi local hace años— Sonrió gentilmente al resto quienes miraban atentos al trío que seguía de pie —Por favor tomen asiento, les daré una rebanada de regalo a ambos— Miró de vuelta a los dos osos que seguían parados para dirigirse a la caja registradora y tomar dos rebanadas de algún postre que estuviera en el mostrador.

Caricias tomó una silla de otra mesa y el resto de osos comenzaron a hacer espacio para que todos pudieran sentarse cómodamente.

—¿Y por qué decidiste traer a tu jefe hoy? ¿Es su cumpleaños o algo así?

—Solo quería ser amable— Aseguró el oso mientras recargaba sus brazos en la mesa y observaba como Gordi llegaba con dos rebanadas dejándolas enfrente de los recién llegados.

—¿Y bueno señor, como es Coco en el trabajo? Debería aprovechar y quemarlo un poco ahorita que está con nosotros— Caricias alzó una ceja observando como el de ojos verdes había entrado en confianza total con él sin esfuerzo alguno, como si fueran amigos de toda la vida.

Se sentía tan fuera de lugar con personas más jóvenes que él, al parecer había otro oso que era mayor, pero a juzgar por su expresión se había adaptado muy bien a su grupo, seguramente debido a la diferencia de carácter.

—¡Ah! Si cierto, yo soy Sonrisas, y ellos son Pandie y Blackie, ni siquiera me presenté— Soltó una risita mientras seguía observando al mayor, quien sentía que desentonaba hasta con el local que él mismo había hecho con sus manos.

—Caricias.

—Es un nombre muy bonito para un oso tan callado y serio— Sonrisas comentó escuchando como Coco suspiraba, rezando dentro de sí para que no incomodara de más a su jefe y lo hiciera pararse de la mesa.

Gordí llegó con los postres en bandeja y los entregó a cada uno según lo que habían pedido —Señor Caricias, me gustaría que pudiera entregarle esto al padre si tiene tiempo hoy, por favor— El oso rosado dejó un envase de unicel en la mesa —Me recomendó apenas un curso de repostería y quería agradecerle por eso, me sirvió de mucho.

Las orejas de Coco se alzaron levemente, y observó atentamente la interacción que tenía enfrente suyo.

La cara del hombre se retorció levemente, como si hubiera probado un limón, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado —Lo siento Gordi, yo no me hablo con ese.

La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora