Capítulo 9

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—Si Azulin pregunta, por favor dile que salí por los ingredientes para un encargo, su rebanada está ya lista en el mostrador guardada en unicel — Gordi tomó una bolsa de mercado y guardó su monedero en la bolsa delantera de su pantalón, giró su mirada hacia su empleado de medio tiempo, quien solamente asintió con una mirada seria en su rostro mientras sostenía la escoba,  listo para barrer la banqueta mientras el local no tenía clientes.

Peludito siempre había sido de pocas palabras, él y Gordi no eran amigos ya que el oso parecía tomarse enserio lo de solamente trabajar, estaba seguro que por eso Azulin no se había entrometido ni había insistido en que lo despidiera como había pasado con otros osos que había contratado antes, respetaba mucho la línea entre empleado y jefe.

—Muchas gracias, entonces te veo en un rato— El oso rosado salió de su local y comenzó a caminar hacía la esquina de la calle, él y Coco habían quedado de verse ahí, agradecía que los locales de menudeo estuvieran en dirección contraria al edificio de su hermano, aunque le hubiera gustado ver si de casualidad Sonrisas estaba afuera.

No tardó mucho en divisar al oso amarillo a la distancia, quien parecía fumar un cigarro mientras esperaba recargado en el poste que estaba en la esquina para indicar el nombre de las calles, su corazón se aceleró y apretó las correas que colgaban de uno de sus hombros.

Desde la salida del fin de semana las cosas entre ellos eran distintas, o más bien, demasiado evidente. Cuando se habían conocido, Gordi se sintió atraído al instante por el físicamente, pero pensó que no pasaría de simplemente pensar un "Es lindo" cada que viniera al local, aparte de que desde lo sucedido con Achuchones estaba seguro de que nunca alguien se sentiría atraído por el de nuevo, no creía que fuera posible.

Así que, cada vez que veía un pequeño gesto de su parte que pudiera significar algo, decidió no darle mucha importancia, aunque su rostro se sonrojara o que Coco le sonriera como no lo hacía con el resto del grupo, creía que era algo que se estaba imaginando, pero con lo sucedido el fin de semana, era obvio lo que pasaba.

Después de eso, no habían quedado en nada, porque no tenía con que comunicarse en cuanto Azulin volvió a quitarle el viejo celular que le había prestado y Coco no había ido a su local el lunes, toda su situación se sentía como en el limbo, aparte de que necesitaba saber que era lo que el contrario quería en específico, algo que lo ponía nervioso ¿Quería algo serio? No sabía cómo reaccionar si tal vez Coco no quería nada más que algo casual.

Sacudió su cabeza y suspiró calmándose un poco hasta por fin estar a unos pasos del oso que su mente se negaba a soltar.

Coco al instante giró su cabeza y sonrió al ver al oso de orejas caídas que tanto le gustaba enfrente de él, separó el cigarro de sus labios y vio al oso toser enfrente suyo, seguramente el humo le había llegado de golpe.

—Buenas Gordi, perdón por el cigarro.

—No te preocupes, es solo que no estoy acostumbrado — Aunque lo intentaba, el más bajo no podía evitar desviar la mirada después de recordar todo lo que había sucedido el fin de semana, aunque no habían pasado de abrazos y un beso en la frente.

—¿Listo? Caricias me dio dinero antes de venir aquí para que compremos todo lo necesario para su festejo— Comentó mientras su mano ahora acariciaba su espalda en un rápido movimiento antes de comenzar a caminar juntos.

Gordi asintió y no pudo evitar pensar que Caricias era muy romántico a puertas cerradas con el padre, le daba ternura imaginar que alguien tan grande y de carácter difícil fuera suave y atento.

—Si, traigo también lo necesario para ir por los ingredientes del pastel que me encargó— Lo miró de reojo antes de regresar su vista al frente, su compañero asintió en silencio mientras ambos seguían el recorrido, no era un silencio incómodo, pero era un silencio que delataba que había algo sin resolver entre ellos.

La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora