Capítulo 12

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Azulin, soy Gordi desde el celular del padre, no llegaré a casa esta noche, dejé comida en el refrigerador, te avisaré mañana cuando regrese.

Gordi suspiró y le regresó el celular al oso de gafas que tenía a su lado.

—Muchas gracias por prestarme su celular — Le sonrió levemente al padre, quien solo asintió y tomó el teléfono de la mano de Gordi.

—No es nada hijo mío, lo sabes— El padre guardó silencio y su pequeña sonrisa desapareció —¿Todo bien con él? Pudiste haberle marcado.

El repostero se tensó un poco —Si, lo sé...solo que a veces está ocupado por el trabajo y no quería molestarlo, así está bien.

Lo vio asentir —Sabes que puedes decirnos cualquier cosa.

—Sí, muchas gracias...— Aquellas palabras habían sido parecidas a las que Caricias le había dicho cuando había subido al auto, no pudo evitar ponerse nervioso, esperaba que la charla que tuvieron en privado no haya sido sobre lo que había escuchado cuando tocó la puerta de su casa.

—¿Gordi, listo? — El oso más alegre de su grupo le sonrió mientras Coco y Pandi subían a su camioneta.

De una cosa habían pasado a otra, así que en un momento de la noche decidieron que los cuatro se quedarían a dormir en casa de Sonrisas, sorprendentemente Coco fue quien dio la idea, y Gordi estaba seguro de que lo hizo por él y por lo nervioso que se había puesto según pasaban las horas para volver a casa, cosa que no quería.

Hace mucho que no tenía una pijamada —si es que puede llamarse así a un grupo de trabajadores aprovechando la noche para quejarse del trabajo— la última vez que recuerda tener una fue en el kinder, y ya era todo un adulto ahora.

—Si, lamento por hacer tiempo— Subió a la camioneta con ayuda de Coco, quien le extendió una mano para subir, la aceptó, aunque su cara estaba totalmente roja, aún no podía creer lo que había pasado hace unas horas cuando estaban a solas.

—¡La pasan bien!¡Nos vemos! —Sonrisas se despidió desde la ventana del auto mientras recibía un movimiento de mano como despedida de parte del padre mientras Caricias solo veía como se iban cruzado de brazos justo a su lado.

—¡Qué emoción, nunca me hubiera imaginado siquiera que Gordi saliera con nosotros y ahora hasta vamos a dormir juntos! — Miró por el retrovisor al mencionado mientras le alzaba una ceja —¿Por qué será~? — El mencionado no pudo hacer más que agachar la mirada totalmente avergonzado de lo obvio que era su situación con Coco ahora.

Coco giró los ojos y acercó por el hombro al oso hacía su lado —¿Tu casa queda muy lejos?

—No tanto, no se preocupen, igual podemos hablar en el camino de lo que ustedes gustan.

—Estoy seguro de que prefieren escuchar música— Pandi lo miró directamente mientras tecleaba en su celular.

—Bueno, esa también es una opción.

Gordi sonrió al escuchar la conversación de fondo mientras por el rabillo del ojo veía el paisaje de cielo oscuro por la ventana. Aún con lo lindo que estuvo el día no podía evitar sentirse nervioso y hasta un poco culpable por tomar la decisión de no volver ese mismo día a casa, aun cuando ya le había dicho a Azulin que no le pediría permiso de nuevo para salir, no podía evitar sentirse como el malo del cuento ¿Y si lo había estado esperando para cenar? ¿Qué tal si quería hablar las cosas con él llegando? Sabía que lo último era lo menos probable, pero no podía dejar de pensar en su hermano ¿Qué tal si había sido muy grosero en su discusión? Tal vez fue culpa suya que se enojara tanto por la forma en la que se lo dijo y refutó.

La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora