Capítulo 22

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—Entonces, para que no demos tantas vueltas voy a dejar a Pandi a la entrada del subterráneo mientras ustedes sacan las cosas de Gordi de su local y vamos directo a la estación de policías— No tenía mucho que ya había terminado el turno de Coco en el trabajo, Pandi salía dos horas antes, así que fue también hasta la construcción para hacerle compañía a Gordi y avisar que había visto al ayudante de su hermano husmeando por la calle de su local.

Sonrisas estacionó su carro en la entrada trasera de la repostería, era peligroso que Gordi caminara por la calle, lo más probable es que su hermano lo estuviera buscando y anduviera por la zona intentando encontrarlo, no podían arriesgarse-

—Si, cuando regreses toca con los nudillos la puerta, estaremos esperando dentro para no arriesgarnos— Coco bajó junto con Gordi, no quería dejarlo solo ni un segundo.

—No tardaré, cuídense— Sonrisas alzó una mano en forma de despedida junto con Pandi a su lado y arrancó el auto.

Gordi sacó de su bolsillo las llaves de su local y entró junto con Coco, todo estaba a oscuras —Lo mejor será no prender las luces por si acaso...

Coco cerró la puerta tras su espalda mientras sentía como el dueño del lugar tomaba su mano y lo guiaba hasta una segunda puerta, justo ahora parecía que estaban en el almacén, había muchos muebles y repisas, con olor a harina y colorante flotando en el aire.

—La cerradura de esta puerta siempre se atora, necesito poner fuerza...— Con su cuerpo comenzó a empujar, y después otro intento por fin se abrió, un segundo cuarto que parecía ser la cocina se puso frente a sus ojos, había un horno, una mesa junto con algunos refrigeradores prendidos y otra puerta que llevaba seguramente hasta la entrada y el mostrador del local.

Un suspiró cansado se escuchó en la oscuridad, Gordi se agachó para comenzar a buscar en la parte baja de un mueble —Nunca pensé que esta muda serviría para mi fuga, supongo que...por algo la traje acá, por algo...

Coco no podía ver al oso entre la oscuridad, aparte de que le estaba dando la espalda, pero podía escuchar como su voz se volvía más temblorosa conforme hablaba.

—Coco, yo...estoy cansado, de verdad que lo estoy...— Cuando por fin tuvo su ropa entre sus manos se puso de pie —Siempre tuve el pensamiento de que simplemente me había tocado un hermano así, que tenía que lidiar con eso a la fuerza, y también por toda la responsabilidad que mi madre puso en mis hombros...pero ahora estoy cansado, no me importa si estoy rompiendo la promesa que hice con mamá de cuidarlo, ya no quiero...— Su sombra se volvió más pequeña a los ojos de Coco que apenas distinguían su silueta —No merezco esto, Coco, no merezco vivir de esta manera, solo quiero un poco de paz, después de tantos años...solo quiero... paz...

Un pequeño sollozo se escuchó entre la oscuridad que caía sobre ellos, y Coco no dudó en acercarse para abrazarlo por su espalda mientras su respiración rozaba el pelaje de su cabeza.

El oso más bajito se giró y lo abrazó con fuerza, Gordi toda la mañana había pasado por un momento de mucha ansiedad y estrés, era normal que al terminar el día se sintiera agotado física y emocionalmente, y tenía razón, aunque sonara frío e indiferente. La madre de Gordi estaba muerta, ella no iba a vivir la vida de su hijo, no iba a tener que lidiar con su hermano —aunque seguramente su madre no se imaginó en lo que Azulin se convertiría— y Gordi no tenía por qué cargar en su espalda promesas que solo iban a estancar su vida.

—Va a terminar, Gordi, todo esto va a terminar y vas a poder vivir la vida que mereces, lo prometo— Acarició su espalda y sus orejas mientras sentía como el oso más bajito nuevamente regulaba su respiración —Anda, hay que guardarlo en tu mochila.

La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora