Capítulo 10

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—¿Te gustó?— Gordi dejó un plato con bistec y puré de papá al lado de Azulin, quien comía una crema de champiñones con gusto.

Asintió a las palabras de su hermano, quien sonrió y dejó su propio plato y vaso de agua en la mesa y tomaba asiento del otro lado para quedar enfrente del menor.

—No sabes lo mucho que me sube el ánimo cada que me cocinas Gordi, esta semana estuvo horrible por el trabajo— Comentó azulin, él ya lo sabía, Sonrisas no había parado de quejarse toda la semana.

—Lo sé, te vi más estresado de lo habitual— El oso de orejas caídas comenzó a partir del trozo de carne para llevarlo a su boca.

Una habilidad que había desarrollado este último año había sido fingir calma en frente de su hermano cuando era necesario, como, por ejemplo, ahora.

Estaba jodidamente nervioso, para los ojos entrenados sería evidente si veían lo poco que temblaban sus manos al cortar la carne, agradecía que Azulin estuviera muy entretenido con su crema mientras revisaba mensajes relacionados al trabajo de vez en cuando, lo mantenía distraído.

Desde su salida con Coco se había decidido a no esconder más lo que quería hacer, aparte de que, aunque quisiera negarlo estaba esperanzado en tener algo con él muy pronto, eso parecía por cómo iban las cosas entre ellos y la reciente propuesta de cita.

Así que quería mantener contacto no solo viéndose en persona, sino también por mensaje, eso era lo que deseaba, y era lo mismo con sus amigos, salir con Coco y con el resto solo lo había animado a querer seguir experimentando lo que era tener un grupo de amigos y, aunque fuera una buena excusa que Caricias saliera con ellos sabía que no debía de usarlo cada que quería como coartada, no podía estar dependiendo de él para todas las salidas.

¿Qué iba a decir cuando tuviera que ir a su cita con Coco? No iba a poder usarlo de excusa y tampoco quería causarle problemas con su hermano, quien había comenzado a preocuparse por la cercanía que tenía con el jefe de construcción, aunque esa vigilancia bajó en cuando Azulin se enteró por la boca del padre que ellos dos salían cuando fueron ambos a la última misa del jueves por la noche. Jacaranda decidió confiar en el par de hermanos al decir eso por los años que llevaban conociéndose.

Gordi odiaba pelear con su hermano, más porque hacerlo era no solo como hablar con una pared, sino que era sentirse arrinconado y terminar siendo igualmente apuñalado por sus palabras, aun cuando pedía piedad y tregua.

Aunque quisiera, sabía que no podía seguir atrasando esta plática que ya tenia planeado llevar a cabo.

Tomó agua lentamente antes de dejar el vaso en su lugar de nuevo, una de sus piernas se movía por debajo de la mesa debido a la ansiedad que sentía de solo pensar en lo que estaba a punto de hacer, tenía miedo de que su cuerpo comenzara con escalofríos o pequeños temblores del temor que era el simple hecho de enfrentar a su hermano, el hecho de defender lo que quería.

—Azulin...

—¿Hmm?— Aun viendo el celular el mellizo hizo un movimiento de cabeza y sonido gutural para hacerle saber que lo estaba escuchando.

Gordi entrelazó sus manos sobre la mesa después de haber hecho el plato a un lado, tragó grueso.

—Yo...estuvo pensando en algo recientemente y...bueno...— Sus ojos dieron contra la sala, que se podía ver desde la mesita que estaba en la cocina —Decidí que voy a tener un celular de nuevo.

Las orejas del oso más alto se alzaron, y lentamente giró su mirada hacia su hermano, quien apretó los labios en cuanto sintió sus ojos encima.

—¿Hablas enserio?— Gordi asintió lentamente antes de seguir.

La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora