Gordi quitó el polvo de sus manos restregando sus palmas una con la otra y observó por fin como ya no había rastro alguno de él y su esencia en su cuarto, una pequeña risa se dibujó en su rostro, aunque aún tenía miedo de como resultaría todo, porque sí o sí tendría que hablar con Azulin, solo esperaba no tener que hacerlo solo, o al menos tener a alguien afuera de la casa esperando por él.
Tomó su mochila junto con sus llaves para salir de su habitación, puso seguro y comenzó a caminar hacía la salida mientras recordaba como ayer Azulin le había ofrecido comida hecho por él como cena, pero se había negado.
Apreciaba el gesto, pero no volvería a caer en ese círculo interminable donde su hermano ni siquiera se disculpaba y fingía que todo estaba bien, sabía que a veces su hermano quería enmendar sus errores con actos, pero simplemente ahora había demasiado historial detrás de él para que todo fuera tan fácil para solucionarse con una comida.
Aunque sentía ese miedo por el enfrentamiento, también sentía paz y cierta emoción por hacer algo nuevo de su vida, sentía que cerraría una etapa de la que ya quería deshacerse, todo el camino a su local miró un poco hacía atrás en su vida, y eso solo lo hizo tomar fuerzas para dar un paso hacía enfrente.
Cuando llegó al local saludó a Peludito que ya estaba atendiendo a algunos clientes, mientras tanto comenzó a limpiar las mesas poniendo el servilletero y la azucarera en el centro de la mesa, debía de admitir que hasta sentía menos peso encima de sus hombros en estos días por su buen estado de ánimo.
La campaña del local sonó, giró su cabeza y encontró a Coco y el señor Caricias junto a Sonrisas.
—¡Gordi, siento que fue hace años que no te veía! — Se acercó para abrazar al oso más bajito, quien solo pudo reír mientras correspondía el abrazo tan dramático que su amigo le daba.
—Sonrisas, me sorprende tu visita.
—Aproveché mi día libre para venir a visitarlos, no podré venir hasta lo de tu mudanza, y ya no aguantaba tanto sin probar alguno de tus postres— El oso le sonrió ampliamente a sus amigos mientras se alejaba un poco.
—Me alegra que te gusten tanto, por favor tomen asiento y en un momento los atiendo— Coco le guiñó el ojo como forma de saludo y él no pudo hacer más que bajar la mirada hacia el piso con vergüenza, cuando giró para ir a la caja se dio cuenta que tenía la mirada encima de su ayudante, quien rápidamente miró hacia el cliente que aun atendía.
Después de tomar la orden de sus amigos y llevarles su pedido decidió sentarse junto a ellos un rato mientras estaban en el descanso.
—¿Me puedo quedar contigo aquí en el local Gordi? No quiero regresar a mi casa apenas termine de desayunar con Caricias y Coco, por favor...— El oso de ojos verdes hizo un puchero, Caricias solo rodó los ojos mientras Gordi asentía a su pedido.
—Ya era hora, estuvo toda la mañana a mi lado, molestándome viendo los planos de la construcción.
—Mira Caricias, Gordi si me quiere cerca como el buen amigo que es— Soltó una risita, Gordi le sonrió, aunque aún sentía la mirada de Peludito encima de su espalda, estaba poniéndose muy nervioso —¿Qué tan lejos está tu departamento de aquí, Gordi?
—Oh, en realidad más cerca de lo que creí, en carro como a quince minutos, casi la misma distancia de mi casa— Gordi miró disimuladamente sobre su hombro, aún tenía los ojos del otro oso esponjado encima suyo.
Cuando los dos albañiles se retiraron, Gordi siguió acomodando sus utensilios con la presencia de Sonrisas a su lado, hablando sobre sus nuevos compañeros de trabajo y las quejas de su nuevo jefe, y ya casi era la hora de que Peludito se retirara después de su medio tiempo.
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La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]
Fiksi PenggemarA Coco se le da la oportunidad de trabajar en la construcción de departamentos en el centro de la capital, después de una mala racha de trabajos de medio tiempo y mala paga decide aceptar, consiguiendo un nuevo grupo de amigos y un lugar recurrente...