—Muchas gracias por acompañarme— Gordi observó como el oso más alto bajaba la cortina de su local con sus brazos hasta que quedara al ras del piso.
—No tienes que agradecer, lo hago con gusto— Estiró una de sus manos hacía el más bajo, quien le entregó los candados que se tenían que poner para asegurar el local —¿De dónde conoces al padre?
Gordi acomodó su mochila de correa en su hombro mientras observaba como Coco aseguraba la cortina—Nuestros padres vivían en una zona residencial cerca de aquí, y la iglesia siempre ha estado ahí, así que íbamos a misa cada que se podía.
—Ya veo, los conoce de toda la vida entonces.
—Pues, si, se puede decir— El repostero vio a su amigo por fin ponerse de pie y hacer un movimiento con la cabeza para que comenzaran su camino hacia la iglesia —¿Y tú?
—Pues, al parecer suele ir de visita a varias iglesias alrededor de la capital, lo conocí en una cerca de donde vivo actualmente— Esperó a que Gordi estuviera a su lado para comenzar a caminar.
—¿No eres de por aquí? — El contrario negó.
—Era de provincia, vine a vivir aquí porque mi expareja se mudó y quería seguir junto a mi hijo.
—Oh, pensé que estabas casado.
—Nunca lo he estado, por ahora...— Lo último sacó una risa del oso rosa quien mantuvo su sonrisa, se detuvieron para ver a ambos lados de la calle y cruzar.
—¿Y antes de trabajar con el señor Caricias, de qué trabajabas?
—Cualquier cosa, mientras pudiera darle dinero a mi bebé hacía lo que sea ¿Tú siempre has trabajado en tu repostería?— Gordi negó.
—En realidad estudié enfermería, siempre he sido bueno en el cuidado de otra gente, cuando éramos pequeños era yo quien curaba los raspones de Azulin todo el tiempo— Bajó la mirada, nostálgico de solo recordar que cuando su hermano aún era un osezno no paraba de llorar cada que se lastimaba hasta que mamá lo acurrucaba en sus brazos mientras lo curaba.
—Pero mi verdadero amor siempre fue cocinar, en especial los postres, siempre en momentos importantes hay un pastel, un niño feliz sonriendo por comer lo que más le gusta, ver a mis clientes saborear todo a lo que le he puesto esfuerzo...vale la pena desvelarse a cambio de traer cosas nuevas a mi repostería y poder seguir haciendo a la gente feliz, más a los trabajadores cansados de la zona, puedo hacerles el día ameno.
Alzó la mirada dándose cuenta de cómo Coco lo veía fijamente, no pudo evitar maldecirse y esconder su cabeza de vuelta en sus hombros, seguro había hablado demasiado, dios, Azulin siempre le decía que hablaba pura mierda, tal vez había tomado demasiada confianza.
—¡P-Perdón estoy seguro de que hablé mucho! Son...tontearías mías...
—Eso...es increíble— Gordi alzó una ceja, dudoso sobre lo dicho. Coco exhaló, sacando humo de la boca debido al clima frio de la noche —Yo nunca he tenido oportunidad de pensar que es lo que quiero hacer con mi vida, algo personal que me apasione tanto como a ti la repostería, así que...es fascinante para mí que aún después de haber estudiado enfermería fueras en busca de lo que de verdad amabas.
Se le agrandaron los ojos al escuchar aquello, tomó aire intentando procesar lo que acababan de decirle, su corazón estaba a punto de escucharse en sus oídos, pero decidió bajar la cabeza con vergüenza, no sabía que decir ante algo como eso, nunca nadie le había dicho algo parecido, sus amigos claro que lo alagaban, pero esto se sentía completamente distinto.
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La vida que merezco [ CocoBerry / Coco x Gordi]
Fiksi PenggemarA Coco se le da la oportunidad de trabajar en la construcción de departamentos en el centro de la capital, después de una mala racha de trabajos de medio tiempo y mala paga decide aceptar, consiguiendo un nuevo grupo de amigos y un lugar recurrente...