IX

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—Estoy seguro que quieres irte de la aldea—me dijo Itachi luego de ofrecerme su propuesta—no te preocupes por lo demás, estarás bajo mi tutela, el líder necesita otro Uchiha en la organización y actualmente tu eres la opción más poderosa.

Tampoco era como que tuvieran muchas opciones, solo éramos Sasuke y yo, y digamos que Sasuke no era muy fuerte en comparación a mí.

Itachi—


Sabía que era peligroso llevarla, pero bajo mi custodia no le pasaría nada, no lo permitiría.
—Inclusive te podría entrenar para pulir tus habilidades con el Sharingan—le ofrecí. Quería acompañarla en lo que estaba en Akatsuki, luego de perder tanto tiempo con _______ necesitaba recuperarlo.

—Está bien, acepto tu oferta pero con una condición—asentí—stolo necesito un día para despedirme de todos. Mañana al amanecer nos veremos en este lugar. ¿Te parece?

—Me parece justo, a esta hora estaré—le sonreí suavemente—limpia la sangre de tu rostro, asustaras a los aldeanos si te ven así.

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Luego de mi acuerdo con Itachi fuí a mi departamento, pero sentí como el piso temblaba. De un salto salí por la ventana al sentir un chakra distinto, era muy podeoroso. Inmensa fue la sorpresa que me llevé al ver lo que pasaba, había una bestia con cola desatada en mi aldea.

—Ese es Shukaku en su forma completa, ten cuidado, está descontrolado.—Nuevamente esa voz misterisa se hizo presente. A este punto hasta me podría acostumbrar a que aparezca de la nada.

—Según tú, ¿Que debo hacer?—Le pregunté en mi mente—No me puedo quedar de brazos cruzados.

—Niña, si tan entrometida eres, vé y ayuda a Naruto, debe estar en aprietos, lo tiene a Él, pero no es inmortal—Refunfuñó. ¿A él? ¿A quién se refiere?—No puede ser que no te hayas dado cuenta, eres más idiota de lo que pensé. Naruto es el contenedor del Kyubi—Al parecer leyó mis pensamientos.
—No había forma de que lo sepa—chisté.

Decidí correr hacia ellos, al llegar ví a Naruto encima de un sapo gigante.
—Al parecer estuvo entrenando con Jiraiya-San—reí suavemente al recordarlo. Conocía muy poco al Sannin pero en algunas ocasiones cruzamos palabras e incluso llegué a pelear junto a él.

Se las arregló solo—murmuró la voz en mi cabeza—Vete, no hay nada que hacer, Kurama lo ayudará—dedujé que se refería al Kyubi.
—Que indecisa que eres—pusé mis ojos en blanco—De todas formas no me iré, quizás necesiten mi ayuda, así que me quedaré para ver.

—Sé que no lo haces por eso, eres metida como una ratita—Me contestó. ¿Metida como una ratita?, ¿lo decía por qué suelen ser escurridizas?

(. . .)


Pasaron algunas horas de ese encuentro, Naruto quedó agotado, Sasuke estaba golpeado y Sakura recibió lo mismo.
Faltaba poco para que caiga el anochecer y aprovecharía el tiempo para ver por última vez a mis amigos, después de esto me verán como su enemiga y me intentarán matar.

Me dirigí hacia el hospital, allí estaba Naruto, descansando. Dí dos toques en la puerta de la habitación y entré. Me acerqué y sin esperar más le dí un abrazo.

—Siento que sea muy repentino, pero le alegra que no hayas muerto peleando contra Gaara—tomé su mentón y con suavidad le dí un beso en la mejilla. Él era una persona revoltosa, sin duda extrañaría su presencia alegrandome el día.

𝙻𝚊 ú𝚕𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚖𝚞𝚓𝚎𝚛 𝚄𝚌𝚑𝚒𝚑𝚊|| 𝙽𝚊𝚛𝚞𝚝𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora