XI

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Desde aquel día pasó algún tiempo, más exactamente dos años. En el tiempo que pasó con ellos me volví muy cercana con la mayoría.

Ahora mismo Pain nos había citado para tener una reunión general.

—El año entrante comenzaremos con la caza de Jinchurikis, necesito que se preparen, no quiero muertes—Dijo Pain. No estaba del todo de acuerdo respecto a la caza de jóvenes, pero no me iba negar, no quiero decepcionar a mi líder.

Luego de finalizar la reunión me fuí a mi habitación y me acosté en la cama que compartía con Sasori, de todo el tiempo que convivimos juntos me acostumbré a dormir con él, aunque en algunas ocasiones uso la cama de Deidara, pero esas noches suelen ser pocas.

Me saqué la túnica de Akatsuki y me quedé solamente con las vendas que cubrían mis pechos junto a un pantalón corto.

De un momento a otro la puerta de la habitación se abrió, Tobi entró y de la sorpresa se me quedó viendo, no tenía la ropa adecuada para que me viera.

—¿Necesitas una invitación para darte la vuelta?—Le dije con obviedad.
—¡Lo siento, _______-Chan, Tobi no se dió cuenta—agitó sus manos con vergüenza, tapó sobre su máscara en el lugar en dónde estarían sus ojos y luego se dió la vuelta como un pequeño patito.

Al ponerme la túnica rápidamente le indiqué a Tobi que ya se podía dar vuelta.

—_______-Chan, el líder quiere verla en su oficina. Tobi se despide—me saludó con su mano y luego se fué. Solté un suspiro y me senté unos segundos en la cama. ¿Acaso nunca podría descansar correctamente?

Me dolía un poco la cabeza, desde hace un año que esto es así, el uso casi constante del Mangekyou Sharingan hace que mi cabeza duela hasta el punto de sentir como si se partiera al medio. Hace unos meses me había encontrado algunos pergaminos de ninjutsu Médico en una misión, Pain me dejó quedarmelos y para no desaprovecharlo aprendí a ejecutar esas técnicas. De esta forma me mantuve con los dolores de cabeza, pero cada vez se hacían más intensos, mi ninjutsu médico se vuelve menos eficaz con el tiempo.

Me dirigí a la oficina de Pain y toqué dos veces la puerta, al entrar lo ví sentado en su escritorio, cuando notó mi presencia dejó los papeles sobre la mesa y me miró.

—Quiero que acompañes a Itachi y Kisame—me dijo.
—Pain, mis compañeros son Sasori y Deidara, no Itachi y Kisame—estaba confundida, no solíamos ir a misiones que no sean con nuestros compañeros pero hicieron una excepción cuándo yo entré a la organización.

—Lo sé, pero quiero hacer una excepción por esta vez—suspiró—Vé y dile a Itachi y Kisame que los necesito en mi oficina—Asentí—Gracias, _______.

Luego de llegar a su habitación toqué la puerta y entré.
—El líder los necesita en su oficina, les darán una nueva misión—sonreí.

Cuando Itachi se paró me revolvió el cabello.
—Gracias—dijo Kisame y salió por la puerta junto a Itachi.

Una vez que se fueron, yo me dirigí a mi habitación, luego de algunos pasos logré llegar, digamos que está casi enfrente. Sin sacarme la túnica me acosté en mi cama y sin desearlo me dormí.

Unos treinta minutos después vino Itachi, me despertó y me avisó que en menos de diez minutos salían a una misión junto conmigo.

Me alisté guardando mis dagas en mi cinturón, equipé mi veneno y acomodé mi katana. Aquél cinturón era especial, Sasori me lo había regalado porque en las misiones notó que era incómodo usar los venenos por lo que hizo un cinturón especial para poder equipar el veneno de una forma más cómoda y no perder tiempo en la batalla.

𝙻𝚊 ú𝚕𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚖𝚞𝚓𝚎𝚛 𝚄𝚌𝚑𝚒𝚑𝚊|| 𝙽𝚊𝚛𝚞𝚝𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora