10¬LUNA LOVEGOOD

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↻Luna Lovegood

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━━━━━━━—¡TE LO SUPLICO, SIRIUS, HAZ EL FAVOR DE COMPORTARTE COMO UN PERRO!

—¡Hasta pronto! —gritó Alicia entre risas desde la ventanilla abierta cuando el tren se puso en marcha, mientras Ron, Harry, Hermione y Ginny saludaban con la mano.

Las figuras de Tonks, Lupin, Moody y el señor y la señora Weasley se encogieron con rapidez, pero el perro negro corrió por el andén junto a la ventana, agitando la cola; la gente que había en el andén reía viéndolo perseguir el tren; entonces éste tomó una curva y Sirius desapareció.

—No ha debido acompañarnos —comentó Hermione, preocupada.

—Vamos, no seas así —dijo Ron—, hacía meses que no veía la luz del sol, pobre hombre.

Aunque Alicia hubiese adorado ver a Sirius tan feliz de poder salir de casa, estaba de acuerdo con Hermione, quizá había sido muy arriesgado.

—Bueno —dijo Fred dando una palmada—, no podemos pasarnos el día charlando, tenemos asuntos de los que hablar con Lee. Hasta luego —se despidió, y George y él desaparecieron por el pasillo hacia la derecha.

El tren iba adquiriendo velocidad, y las casas que se veían por la ventana pasaban volando mientras ellos se mecían acompasadamente.

—¿Vamos a buscar nuestro compartimento? —propuso Harry, abrazando a Alicia por los hombros. Ron y Hermione se miraron.

—Esto... —empezó a decir Ron.

—Nosotros... Bueno, Ron y yo tenemos que ir al vagón de los prefectos —dijo Hermione sintiéndose muy violenta. Ron no miraba a su amigo, pues parecía muy interesado en las uñas de su mano izquierda.

—¡Ah! —exclamó Harry—. Bueno, vale.

—No creo que tengamos que quedarnos allí durante todo el trayecto —se apresuró a añadir Hermione—. Nuestras cartas decían que teníamos que recibir instrucciones de los delegados, y luego patrullar por los pasillos de vez en cuando.

—No os preocupéis —dijo Alicia esta vez—. Buscaremos nosotros uno.

—Sí, claro —dijo Ron lanzándole una furtiva y nerviosa mirada a su amigo—. Es una lata que tengamos que ir al vagón de los prefectos, yo preferiría... Pero tenemos que hacerlo, es decir, a mí no me hace ninguna gracia. Yo no soy Percy —concluyó con tono desafiante.

—Ya lo sé —afirmó Harry, y sonrió.

Cuando Hermione y Ron arrastraron sus baúles y a Crookshanks y a Pigwidgeon en su jaula hacia el primer vagón del tren, Harry puso una mueca, pero Alicia le sonrió dulcemente.

—¿Vamos con Ginny?

—¡Sí! —exclamó Ginny contenta—. Si nos damos prisa podremos guardarles sitio.

—Tienes razón —replicó Harry.

Luego echaron a andar por el pasillo mirando a través de las puertas de paneles de cristal para ver el interior de los compartimentos, que ya estaban llenos. En el último vagón encontraron a Neville Longbottom.

⁵Alicia y la Orden del Fénix [LRYEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora