4¬12 GRIMMAULD PLACE

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↻Número 12 de Grimmauld Place

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━━━━━━━CONSCIENTES DE QUE TODOS SEGUÍAN MIRÁNDOLOS, HARRY Y ALICIA BAJARON LA ESCALERA. Harry guardó la varita en un bolsillo trasero de los vaqueros.

—¡No te pongas la varita ahí, muchacho! —bramó Moody—. ¿Y si se enciende? ¿No sabias que magos mucho mejores que tú han perdido un trozo de trasero?

—¿A quién conoces tú que haya perdido un trozo de trasero? —le preguntó con interés la mujer de cabello de color violeta.

—¡Eso ahora no importa, pero sácate la varita del bolsillo de atrás! —gruñó Ojoloco—. Es una norma elemental de seguridad de las que ya a nadie le importan. —Fue pisando fuerte hacia la cocina—. Y lo he visto con mis propios ojos —añadió mientras la mujer de cabello violeta miraba al techo.

Lupin extendió un brazo y le estrechó la mano a Harry.

—¿Cómo estás? —le preguntó, mirándolo a los ojos.

—Bien...

Alicia seguía mirando a su tío estupefacta. Finalmente se abalanzó para abrazarle. Remus se sorprendió los primeros segundos, pero después correspondió al abrazo, entusiasmado. No solía recibir muchos abrazos.

—Yo... Tenéis mucha suerte de que los Dursley hayan salido... —farfulló Harry.

—¿Suerte? ¡Ja! —dijo la mujer de cabello de color violeta—. He sido yo quien los ha quitado de en medio. Les he enviado una carta por correo muggle diciéndoles que habían sido preseleccionados para el Concurso de Jardines Suburbanos Mejor Cuidados de Inglaterra. Ahora van hacia la ceremonia de entrega de premios... O eso creen ellos.

—Bueno, nos vamos, ¿no? —preguntó Harry—. ¿Ya?

—Sí, enseguida —dijo Lupin—. Solo estamos esperando a que nos den luz verde.

—¿Adónde vamos? ¿A La Madriguera? —inquirió Alicia esperanzada, quería ver a sus amigos.

—No, no vamos a La Madriguera —contestó Lupin—. Eso sería demasiado arriesgado. Hemos montado el cuartel general en un lugar indetectable. Nos ha costado bastante tiempo... Alicia, querida, no quiero ser maleducado, pero... ¿no crees que deberías cambiarte?

Alicia se miró a sí misma. El pelo lo llevaba decente, pero de ropa... solo llevaba una camiseta extra grande de Harry. Obviamente llevaba sus pantalones cortos debajo, pero no se veían...

—Llevo pantalones puestos, lo juro —se apresuró a decir. Remus se carcajeó mientras Harry y Alicia se sonrojaban.

—Solo da las gracias de que no ha sido Sirius quien te ha visto así —fue lo único que dijo el adulto.

En ese instante Ojoloco Moody estaba sentado a la mesa de la cocina, bebiendo de una petaca; su ojo mágico giraba en todas direcciones, deteniéndose en cada uno de los electrodomésticos de los Dursley.

—Este es Alastor Moody, chicos —prosiguió Lupin, señalando a Moody.

—Sí, ya lo sabemos —dijo Harry, incómodo.

⁵Alicia y la Orden del Fénix [LRYEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora