Capitulo 25

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-Mi hermana jamás estaría del lado del usurpador, es mucho más inteligente que eso.

-Principe, solamente le estoy informando lo que ví, soy un simple mensajero.

-A veces dudo reconocer cual es el límite de Nymeria. -Suspiró frustrado-: Puedes retirarte.

Erryk caminaba de un lado para otro, quería creer que había una muy buena explicación por la que ella estaría parada al lado de Aemond en la coronación de Aegon, volvió a ver el boceto que la retrataba allí y sabía que existía algo raro en aquello, Nymeria jamás usaría un vestido que considerara común en un evento, eso le pareció extraño. Una vez que se sentó quisó observar todo con el más mínimo detalle, intentando descifrar que es lo que ocurría.

Nymeria miraba indiferente como su esposo discutía con su madre, los gritos podían escucharse por todos lados, Aemond estaba sumamente furioso, Alicent seguía intentando convencerlo de que había hecho lo correcto al secuestrarla y obligarla a estar presente, Otto se había marchado y Helaena le acercó a su cuñada un par de galletas y una copa con agua, Crispin seguía allí, observando atenta a Nymeria, quien lo miró y pasó su dedo por su cuello, amenazando con acabar con él:

-Por cierto, cariño. -Aemond volteó a verla-: Los guardias me golpearon el estómago y sabes que eso no es bueno para el bebé.

-¿Qué bebé?

-El nuestro, creo que será niña. -Eso parecía ser la gota que colmó el vaso, Nymeria mentía, no creía estar embarazada, no podría desear peor desgracia que esa en cuando la guerra había sido declarada, Aemond comenzó a gritar más fuerte y obligó mediante amenazas a que desencadenaran a su esposa-: Como te decía Helaena, acepto tu invitación para cenar.

Ella era consciente que mentir estaba mal sin embargo, necesitaba encontrar la manera de pasar el mayor tiempo posible con su esposo, quería sentir que al menos así tendría algo de seguridad. Aemond comenzó a cuidarla, Nymeria sabía que él haría lo que sea que Alicent le propusiera siempre y cuando eso signifique mantener protegida a Nymeria y sobre todo en esos momentos:

-¿Estás seguro que tienes que ir? Lo mejor sería mandar a Aegon a reclutar aliados. -Lo abrazó, intentaba hacer que cambiara de opinión-: Por favor.

-Sé que eso sería lo mejor pero mi madre me lo pidió personalmente, mi reina. -Ella suspiró.

-Dile a tu madre que no importa a quien mande al Norte, nadie quiere a tu familia allí.

-Volveré lo más rápido que pueda, no tendrás de qué preocuparte. -Le dió un beso en su frente-: Te amo.

-Y yo a ti.

-También amo a mi pequeña princesa. -Acarició su vientre.

-Nosotras también te amamos.

Nymeria hubiese dado todo de sí por detener el tiempo en esos momentos, por quedarse allí cuanto su corazón quisiera, quería volver a donde eran felices con sus hijos, donde tal vez todavía podía tener la esperanza de volver a ver a su familia unida. Extrañaba sentirse feliz, poder ir y volver a su hogar cuantas veces quisiera en vez de estar ahí, caminando por los pasillos de regreso a su habitación. Al llegar apagó todas las velas y tapó la ventana con una tela:

-Debes estar bromeando, tenemos que traerla de vuelta. -Recriminó Laena, miraba incrédula a su hermano-: Erryk, por favor.

-No podemos entrometernos ahora.

-Pero luego será peor y lo sabes, Nymeria tiene que volver a casa, todavía tenemos una oportunidad.

-¿Cuál es la parte que no entiendes Laena? -Estaba cansado de discutir- ¿Qué es lo que esperas que haga? Ella es quien debe volver y aunque mandemos a alguien a buscarla, Nymeria jamás volvería sin Drogon.

Nymeria TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora