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- ¿Bakugō?

Volvió a preguntar la persona que no sabía identificar que estaba alrededor de la cabaña.

Por el tono de voz podía percibir que era una chica, tenía una voz aguda, tranquila y relajada.

Llamó a la puerta, me quedé paralizada, intentando ordenar mis pensamientos e intentar reaccionar.

No sabía si esconderme, o abrirle la puerta a una desconocida.

Decidí esconderme en el armario. Así que me moví intentando no hacer mucho ruido con los zapatos pisando el suelo. Me dirigí hacia la habitación donde anteriormente dormí con aquel chico que se fue a buscar comida.

Abrí el armario y me metí, cerrando la puerta. Intentaba buscar alguna postura algo cómoda para poder aguantar el tiempo que necesite escondida ahí.

- Mmm... supongo que no está aquí.

Escuché a la chica murmurar algo.

- ¡Bakugou! Y... ¿el resto?- dijo la chica que provocaba mi miedo porque no sabía quién era, ni qué quería.

- ¿Qué haces aquí Uraraka?- dijo el rubio hombre lobo.

- Te estaba buscando, por cierto, ¿por qué estáis todos aquí? Pensaba que no rumbábais por estos sitios.- contestó la chica desconocida que al parecer se llamaba Uraraka.

- ¿Qué quieres?- preguntó Bakugou con un tono seco.

- Estaba buscando a Deku, y me preguntaba si lo habías visto, o si estaba contigo.

- Pues no, no lo he visto y no está conmigo.- respondió el chico.

- Oh... bueno, y... ¿qué hacéis?- preguntó Uraraka.

- Ehm...

- Pues...

Escuché como algunos de los amigos estaban intentando buscar alguna excusa.

- No es de tu incumbencia.- Escuché decir de la boca de Bakugou.

- Ah... b-bueno, me voy...- dijo la chica desconocida con un tono de voz un poco apagado. - Si veis a Deku decírmelo, por favor.

Después, oí unos pasos que suponía que eran de aquella chica alejándose.

TOC, TOC. Llamaron a la puerta, aún dudaba un poco de si era seguro salir ya, pero decidí abrirles la puerta.

Salí del armario y me dirigí hacia la puerta, abriéndola un poco para asegurarme de que eran solo ellos.

Al cerciorarme de mi suposición, abrí la puerta lo máximo para que pudiesen pasar.

- ¡Hola!- me saludó Mina con una sonrisa en la cara.

- Hola.- le devolví el saludo con una sonrisa.

Una vez que pasaron todos, se fueron sentando y cerré la puerta.

- ¿Dónde está Kirishima?- preguntó Sero.

- Se fue a buscar algo de comer.- respondí.

- ¿Por qué llevas su camiseta?- preguntó la pelirosa sonriendo con cara de pervertida.

- ¿Eh? Ah... pues...- balbuceé mientras sentía que me estaba poniendo roja a la vez que mi corazón se iba acelerando.

Pasaron por mi mente muchas imágenes que podrían haber pasado anoche con aquel hombre lobo pelirrojo con aquella musculatura  bastante trabajada.

- E-era para que estuviera cómoda.- dije recordando el momento en el que se quitó su camiseta para dármela.

- Ajá.- soltó Mina con esa mirada.

- ¿Se quedó anoche Kirishima a dormir?- preguntó Sero.

- Sí.

- ¿Por qué?- preguntó la pelirosa.

- Pues...

TOC, TOC. Se escuchó el golpeo de la puerta.

Fui hacia esta y la abrí, viendo a un Kirishima algo cansado pero con una sonrisa en su cara. También tenía en su mano derecha un montón de bayas.

Le devolví la sonrisa, dejando paso para que entrase a la cabaña.

- Oh, ya estáis aquí.- dijo el pelirrojo.

Kirishima me dio las bayas en la mano y se sentó en el salón.

Probé una baya, sabía muy bien, era dulce, un dulce suave, y en su interior desprendían un poco de líquido rojizo que hacía que estuviera el doble de bueno.

- Tenemos que buscar alguna solución, es peligroso que _____ esté aquí.- empezó la conversación Sero.

- Ya, pero, ¿qué podemos hacer?- le dio la razón Kirishima al pelinegro.

- Hay que intentar devolverle al mundo humano.- dijo Kaminari.

- ¿Sabéis de alguien que pueda saber sobre todas estas cosas?- preguntó el pelirrojo.

- Momo Yaoyorozu.- respondió Mina.

- Pues el Lunes cuando estemos en clase le preguntamos.- dijo Kaminari.

- No. Cuanto menos tiempo pase ella aquí, menos peligro, así que, ¿qué tal si contactamos con ella ahora mismo?.- dijo Kirishima.

- ¿Ahora mismo?.- preguntó Mina

- Sí.

- Pero no sabemos dónde podría estar Momo.

- ¿Y si le preguntamos a Uraraka? No debe de estar muy lejos de aquí.- preguntó Sero.

- Bien pues, podríamos ir a buscarla Kaminari, Sero, Mina, y yo. Y que Bakugou se quede protegiendo a _____. - dijo el hombre lobo.

- Me parece bien ya que, nadie sabe proteger a alguien mejor que yo.- presumió el rubio.

- Pues decidido, vamos.- dijo Kaminari mientras se levantaba.

Todos se levantaron excepto Bakugou, Mina abrió la puerta y salió junto Kaminari y Sero. Kirishima se quedó de pie un momento al lado de la puerta.

- Protegela bien Bakubro, confío en ti.- dijo el pelirrojo antes de marcharse por la puerta, cerrando esta detrás de sí.

Bakugou me miro fijamente a los ojos, daba miedo, su mirada era intensa.
Y en ese momento de nervios por aquella mirada me dí cuenta de que seguía teniendo el puñado de bayas que me dio aquel hombre lobo que hace unos segundos salió de aquella cabaña.

Me comí todas las bayas confiada, no dudaba ni por un segundo de Kirishima. Sabía perfectamente de que podría haberse equivocado, o que podría haber puesto bayas venenosas a posta para quitarme del medio, pero algo dentro de mí hacía que confiase en él ciegamente.

- Me... me gustaría salir un rato afuera.- le dije nerviosa a Bakugou.

- ¿Para qué?- preguntó con una voz fría.

- Pues... para que me dé un poco aire fresco.

- No.

Me daba un poco de miedo así que no reproché y me quedé callada.

•••

Después de 2 horas de aburrimiento, escuché parloteo detrás de la puerta. Reconocía las voces, eran ellos.

Me levanté y abrí la puerta, emocionada por quitarme aquel aburrimiento tan grande.

Me saludaron y entraron, sentándose rápidamente en el salón, al parecer, venían con noticias. Se les notaba inquietos y con ganas de hablar.

- Encontramos a Momo, y pudimos contarle todo. Nos dijo que sí sabía mucho sobre estas cosas y que una vez que un portal se abre hacia el mundo humano, no se vuelve a abrir otro hasta 10 años después.- dijo Mina.

Continuará...

TRAS LA LUZ | Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora